Unidad iberoamericana desde abajo

que, en la coyuntura actual del mundo, es un inmenso territorio de problemas políticos, sociales y económicos cuya solución es imposible con el actual modelo de organización de la sociedad.Esta asamblea de Jefes de Estado y de Gobiernos nació en México en 1991, con la insigne animación de...

que, en la coyuntura actual del mundo, es un inmenso territorio de problemas políticos, sociales y económicos cuya solución es imposible con el actual modelo de organización de la sociedad.Esta asamblea de Jefes de Estado y de Gobiernos nació en México en 1991, con la insigne animación de Fidel Castro, quien declaró en la apertura: “por primera vez nos reunimos los latinoamericanos sin que nos convoquen otros y ya, sólo por ello, nuestro encuentro asume un carácter histórico. Confiamos en que tendrá trascendencia y que nuestro diálogo será constructivo y fecundo”.Ese pronóstico sigue esperando concreción pero no alcanzará a satisfacer la demanda y esperanza de los pueblos mientras las cumbres permanezcan prisioneras de los obsoletos esquemas de la burocracia estatal, con una asistencia autosatisfecha, con discursos autistas que aplauden cadáveres políticos, como en esta última cita ha ocurrido con Zapatero y Cavaco Silva, gerentes en la fabricación del colapso de España y Portugal.Por fortuna o, mejor, como resultado de décadas de luchas de sus sectores más lúcidos y abnegados, los pueblos del subcontinente americano cada día toman más clara conciencia de que esos personajes y lo que representan, no pueden ser nuestros guías inspiradores para impulsar políticas de recuperación del bienestar social, en armónica convivencia.Por el contrario, las experiencias de gobernanza regional, en particular en media docena de los 12 países miembros de la UNASUR, confirma que el camino correcto es muy distinto al recorrido hasta hace unos diez años, cuando se actuaba clonando la filosofía y praxis instaladas en la Unión Europea y Estados Unidos, con relevante traición a los principios de la socialdemocracia y hasta del keynesianismo de Roosevelt.La situación del mundo ha cambiado y en la única zona donde se puede apreciar progreso social, aunque aún disminuido, es en Suramérica, desde que aparecieron gobiernos tomando distancia de las recetas fondomonetaristas, con posturas dignas que hacen historia, como la exhibida por el mandatario ecuatoriano Rafael Correa.En esta Cumbre en Paraguay, a pesar de la ausencia de varios mandatarios, en particular los otros tres socios del Mercosur, se evidenció que se está instalando en la región una nueva mentalidad política, que apunta a la autonomía, a la soberanía, y al reforzamiento del papel del Estado, pero de un Estado transformado, cuyo objetivo sea la justicia y equidad social.Sin dudas, Correa fue el más osado y valiente, pero no dejó de tener aliados confesos, como su colega boliviano Evo Morales, y el Canciller de Venezuela Maduro, al reclamar reciprocidad en las relaciones de nuestros países con los organismos crediticios y acreedores internacionales, cuyas cúpulas ningún pueblo elige pero desde hace muchas décadas son las que diseñan nuestras agendas políticas, con la complicidad de sus testaferros locales, empotrados en los poderes del Estado.El mandatario ecuatoriano preguntó a sus pares por qué se invitaba al Banco Mundial a una Cumbre de Países cuando le prohíbe a los gobiernos latinoamericanos asistir a sus reuniones, e hizo abandono de la sala mientras habló Patricia Cox, Vicepresidenta de ese organismo de triste historia para nuestros pueblos.La CEPAL, en buena medida vocera por largos años de parte de las aspiraciones de las mayorías de nuestro subcontinente, habló con claridad acerca de la necesidad de reforzar la función del Estado y de imponer políticas que obliguen a pagar más impuestos a quienes más tienen, como recurso mayor para financiar el desarrollo.Esa posición gana espacio en el mundo, hasta el punto que la OCDE la acompaña, aunque tampoco permite a nuestros gobiernos que participen en sus reuniones, como reclamó Correa a su Secretario General, el mexicano Angel Gurría, quien dijo que “no se puede exigir a ningún gobierno que dote de los servicios mínimos, si es que no se pagan los impuestos, como en Paraguay, con una carga fiscal de sólo 13 %, además de ser el único país que no tiene impuesto sobre la renta personal”.Curiosa definición de Cumbre Iberoamericana, cuando el traspaso de mando se hizo en inglés, por parte del Primer Ministro de Guyana a un Fernando Lugo azorado, entidad muy diferente, en contenido y objetivo, a lo que pudiera consolidarse como bloque regional latinoamericano-caribeño.Ejemplo de ese anhelo es la UNASUR, creada en mayo del 2008 por 12 mandatarios suramericanos, que arrancó con una brillante gestión de Néstor Kichner y tiene su Secretaría General en Quito, su Parlamento en Cochabamba, y está estructurada en los Consejos de Jefes de Estado, de Cancilleres, de Defensa, con un Banco Central y un sistema monetario único, el SUCRE.La UNASUR representa la cuarta economía mundial, pero además de ella, nuestra región tiene importantes herramientas para construir un espacio regional integrado desde el MERCOSUR hasta las Comunidades Andina (CAN) y de Estados del Caribe (CARICOM), pasando por el Acuerdo del Pacífico, y el ALBA, con Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Venezuela y ciertos países caribeños.Ya tiene 20 meses de vida la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), rubricada por 32 mandatarios que representan a 550 millones de personas y al tercer bloque económico del mundo, quienes se aprestan a suscribir su Acta Fundacional en diciembre próximo en Caracas.En esas herramientas de convergencia en las políticas sociales, con participación de las mejores referencias orgánicas de la población, y no con Cumbres pomposas en las que se rinde pleitesía a potencias y monarquías caducas, se deben anidar las legítimas esperanzas de los pueblos de nuestro subcontinente, sumergidos durante dos siglos por los imperios británico y estadounidense, pero resurgiendo hoy con autonomía, decididos a consagrar su definitiva independencia.

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