El diálogo social

Con la marcha que ya ha comenzado y que aspira a ser una demostración de fuerza y con la dificultad que ha tenido para concretarse un verdadero diálogo entre las partes, lo que se puede vaticinar para los próximos días, (sin ser brujo ni adivino) es un mayor endurecimiento del conflicto....

Con la marcha que ya ha comenzado y que aspira a ser una demostración de fuerza y con la dificultad que ha tenido para concretarse un verdadero diálogo entre las partes, lo que se puede vaticinar para los próximos días, (sin ser brujo ni adivino) es un mayor endurecimiento del conflicto. Esto, parecería ser lo que nadie desea, pero que tampoco nadie puede efectivamente evitar.Por eso es que todas las alusiones al tema debería ser muy cautelosas y evitar radicalizaciones que dificulten cualquier posterior aproximación al dialogo, que se ha mencionado también en varias oportunidades, pero sin que se noten acciones reales para hacerlo efectivo. Una aproximación reflexiva al tema es la que publicó el escritor y filósofo Rafael Bautista, quien, tratando de no tomar partido sostiene que “el conflicto suscitado por la construcción de la carretera que atravesaría el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Secure, TIPNIS, descubre, de nuevo, la auto contradicción en que incurre un proyecto estatal que no ha superado su condición colonial. Porque su apuesta por el “desarrollo” no pasa por la generación de un nuevo modelo (acorde al nuevo contenido plurinacional que dice abrazar) sino del empecinamiento en perseguir el mismo modelo de “desarrollo” que produce nuestro subdesarrollo. No se trata de una palabra cualquiera sino del concepto que comprime la creencia última e irrenunciable de la dominación moderna. El concepto de “desarrollo” es sólo posible por la dicotomía superior-inferior que es, a su vez, un modo sofisticado de encubrir la previa clasificación racista entre civilizados y bárbaros.A esta altura ya es perceptible que este manejo de conceptos conducirá a esa polarización que precisamente se debería evitar.La palabra clave para salir de este que es ya un atolladero es “diálogo”, pero no anunciándolo de dientes para afuera, sin verdadera intención de realizarlo, sino haciendo esfuerzos honestos para que se cumpla. No cualquier dialogo entre personas, sino un diálogo socialEl diálogo social está apoyado sobre la idea de que, en determinados casos, para una sociedad es más beneficioso que el Estado abandone su estatus de superioridad sobre las organizaciones de la sociedad civil, para comportarse como un actor social más, en el mismo nivel que el resto, con el fin de negociar y alcanzar un consenso compartido entre los diferentes actores sociales, incluido el Estado. De este modo los actores sociales y el propio Estado quedan obligados, no por una ley del Estado sino por un pacto social.

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