Ellos y nosotros

La conferencia se iniciará el próximo 28 de noviembre en Durbán, Sudáfrica, pero unas negociaciones previas sobre el tema, entre 183 naciones, que se realizan por dos semanas en Bonn, Alemania, quedaron estancadas durante tres días esta semana en una lucha por su temario.Comentando el...

La conferencia se iniciará el próximo 28 de noviembre en Durbán, Sudáfrica, pero unas negociaciones previas sobre el tema, entre 183 naciones, que se realizan por dos semanas en Bonn, Alemania, quedaron estancadas durante tres días esta semana en una lucha por su temario.Comentando el asunto, las naciones en desarrollo dijeron que los países ricos se niegan a negociar una extensión de sus compromisos a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y los acusaron de querer “mantener sus privilegios y niveles de consumo” a expensas de los pobres.Era totalmente previsible. Porque de la simple observación del escenario internacional, se desprende que la igualdad jurídica de los Estados es una ficción, por la sencilla razón de que unos Estados tienen más poder que otros, lo cual, según analiza Marcelo Gullo, “lleva a que el derecho internacional sea una telaraña que atrapa a la mosca más débil pero deja pasar a la más fuerte”.En su magnífica obra “La insubordinación fundante”, Gullo plantea que “Los Estados existen como sujetos activos del sistema internacional en tanto y en cuanto poseen poder. Sólo los que poseen poder son capaces de construir su propio destino; aquellos sin poder suficiente para resistir la imposición de la voluntad de otro Estado resultan “objeto” de la historia, porque son incapaces de dirigir su propio destino”.Eso es lo que está pasando en estos días en Bonn. Las disputas por el temario no fueron sólo cuestión de procedimiento. Reflejaron cuestiones más profundas relativas a los objetivos de la próxima conferencia sobre el clima en Sudáfrica, y además pusieron de manifiesto la brecha entre bloques de naciones.Estados Unidos y otros países industrializados quieren que la conferencia de Durbán se limite a refinar los pocos acuerdos alcanzados el año pasado, en vez de retomar cuestiones intratables que han acosado las conversaciones climáticas durante años. Los países en desarrollo consideran que estos asuntos deben ser tratados.Una cuestión clave es el futuro del protocolo de Kioto, el acuerdo de 1997 que requiere que casi 40 naciones acaudaladas reduzcan las emisiones de carbono en un 5% por debajo de los niveles de 1990, durante el período 2008-2012.El embajador de Argentina ante las Naciones Unidas, Jorge Argüello, titular de un grupo de 131 naciones en desarrollo, dijo que las potencias industriales bloquean la discusión sobre la renovación de los compromisos de Kioto.Ostensiblemente,  los compromisos de los países en desarrollo eran mayores que los del mundo industrializado.“Es inconcebible que los países desarrollados sigan insistiendo en que los más pobres de los pobres sufran la carga para que ellos puedan mantener privilegios y niveles de consumo insostenibles”, afirmó.¿Y vamos a resignarnos a que eso quede así?Para eso también es urgente que los países sudamericanos nos integremos: Para empoderarnos.

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