Asalto fascistoide

Una simple hojeada a la prensa nos informa de que el pasado mayo, en los ayllus de Uncía, cuatro policías fueron torturados y asesinados seguramente por una pelea por unos vehículos de contrabando. Allí se contrabandean coches y droga. El ministro de Gobierno se asomó al lugar sin haber...

Una simple hojeada a la prensa nos informa de que el pasado mayo, en los ayllus de Uncía, cuatro policías fueron torturados y asesinados seguramente por una pelea por unos vehículos de contrabando. Allí se contrabandean coches y droga. El ministro de Gobierno se asomó al lugar sin haber tratado solucionar el conflicto.

En Caranavi se desencadenó una batalla entre colonizadores y policías; dos muertos civiles y heridos por todo lado. El defensor del Pueblo y la Comisión de Derechos Humanos denunciaron que la policía se excedió en la represión violenta. El ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, junto con el Comandante de la policía, Óscar Nina, son objeto de críticas por “omisión, negligencia e incumplimiento de deberes”. El jefe policial amenaza con enjuiciar a quienes hablen mal de su institución. A su vuelta de Corea, Don Evo toma partido en el asunto y asume la responsabilidad de los hechos citados, arropando con su manto presidencial al ministro de Gobierno. Unos días después, destituyeron al comandante de la FELCN (droga) y al de DIPROVE (recuperación de vehículos robados).

La semana pasada, un grupo de la FELCN y un fiscal asaltaron el domicilio de los abogados de Derechos Humanos encargados del caso de Caranavi en el que el Gobierno quedó muy mal.  Primero acusan al abogado de narcotraficante. No encuentran en la casa ni un polvito de la droga, pero se llevan las computadoras para desentrañarlas a ver si encuentran datos sobre los hechos Caranavi. Es una buena excusa para llevarse lo ajeno. Las víctimas del asalto reclaman garantías pero la juez se las niega. El que fue presidente de Derechos Humanos, Waldo Albarracín califica el hecho como fascistoide. Se quedó corto. El Sr. Presidente afirma poseer fotografías de la preparación de los disturbios por parte de funcionarios de la embajada de los EEUU. Déjà vu. Otra víctima de la represión político-judicial: Detienen en Santa Cruz y trasladan a La Paz, al ex contralor de la República, Osvaldo Gutiérrez.

Mientras tanto Evo llegó al país con un crédito de Corea del Sur, por la suma de 250 millones de dólares que dice se destinarán a construir puentes. “Bueno para el país” opina el economista Alberto Bonadona, pero advierte que este tipo de créditos están condicionados a que el país receptor - Bolivia -  “compre maquinaria o se contrate empresas especializadas del país que brinda el crédito”.  Ya no serán sólo los relojeros coreanos que abundan en nuestras ciudades, sino los empresarios de aquel país. El crédito citado es bueno para Corea. En cuanto al litio, Don Evo tantea aquí y allá, cuál será la mejor oferta, mientras que los potenciales inversionistas extranjeros miden al milímetro el grado de seguridad jurídica que ofrece Bolivia. Poco a poco, el capitalismo está infiltrándose en el Estado Plurinacional, Socialista comunitario de Bolivia. Punto y aparte.

Los 33 mineros – uno boliviano – atrapados en la mina chilena de cobre San José, hacen pensar en  lo tremendamente sacrificado y riesgoso de la vida de trabajador del subsuelo. Hoy más que nunca, elevamos a Dios una oración, en particular,  por el compatriota y por los de Chile.


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