Sobre el periodismo

No por azar, tampoco, Clark Kent, reportero del “Daily Planet” ha sido el estereotipo del periodismo global ultramontano, instrumento de propaganda imperial desde la II Guerra Mundial, hasta nuestros convulsivos días de hoy. Y no podía faltar el supervillano y archienemigo de Clark, Lex...

No por azar, tampoco, Clark Kent, reportero del “Daily Planet” ha sido el estereotipo del periodismo global ultramontano, instrumento de propaganda imperial desde la II Guerra Mundial, hasta nuestros convulsivos días de hoy.

Y no podía faltar el supervillano y archienemigo de Clark, Lex Luthor quien, por cierto, debe tener una berruguita en la frente.

El advenimiento de un periodismo necesario que deje atrás la anodina aguja hipodérmica del cachudo Clark y de su novia Lois Lane, que también es reportera y además tiene un jujú a escondidas, con un tal Superman, ha de ser una reivindicación para McLuhan.

Al igual que el hombre nuevo en la escuela vieja es una ilusión, al periodismo necesario le sucede lo mismo.

¿Qué hace a un periodista despreciar a su patria mientras que otro la defiende? ¿Qué determina un periodismo innecesario mientras que otro sí se necesita?

Sin duda, se trata de los modelos de pensamiento; el pensamiento de algunos es una desolación a tal extremo que sólo una boya de plomo puede salvarlos de morir ahogados, es que el viejo modelo de pensamiento al que Mcluhan hacía referencia, es un calabozo.

La concepción defectuosa del periodismo ha hecho mucho daño, ha engatusado a muchos durante largo tiempo, he ahí por ejemplo al Vampiro Ledezma, responsable de acribillar al pueblo y matar a tres mil venezolanos durante la insurrección del “Caracazo”-de donde le viene el calificativo de vampiro chupasangre-. No obstante, los medios de comunicación apátridas lograron anestesiar a muchos, suficientes para su candidato-el Vampiro-obtuviese la Alcaldía Metropolitana, investidura que él desangra.

Hoy nos llega la noticia de que el imperio lo postula para “Alcalde Mundial”, una nueva modalidad de chantaje ostentada como estrategia de alimentar la matriz de un periódico mundial y de un gobierno mundial.

Hay muchas cosas que no tienen nombre y esta es una de ellas. No sólo se trata de un asesino sino de un hombre incapaz de cumplir con sus limitadas funciones de coordinar un trabajo conjunto con los distintos alcaldes de la zona metropolitana de Caracas pero, el imperio pretende erigirlo como un gran señor y eso es asqueroso y fraudulento.

Tratan de proyectarlo para que compita con Chávez pero no va a poder porque el pueblo está tomando conciencia de lo que cada palmo de patria tiene que ver con sí mismo.

En ocasiones, el hombre es inferior a las bestias y, ésta es una de ellas. No se puede ser peor en el caso del Vampiro Ledezma. He ahí el porqué de la payasada.

Si la identidad del hombre con sus genuinas raíces no es la primera gran fuerza moral, me gustaría saber cuál es, yo no entiendo cómo se puede caer tan bajo y no obstante acceder a un cargo de cierta importancia, es precisamente ahí donde creo que reside el malestar, en el maléfico tratamiento que los medios de difusión de embustes le dan a la realidad.

El conocimiento, sin la ética del bien, es una calamidad. Uno a uno todos somos distintos por lo que la naturaleza de nuestro conocimiento personal acerca de la realidad tiene que ser distinto también pero hay aspectos de común que son insoslayables; ese diferencial en la percepción de la realidad puede movernos al acercamiento o a la confrontación, puede ser acicate para moldear nuestros enfoques hacia la paz o hacia la guerra.

El periodismo sedicente, heraldo de miedos y trapisondas, atiza, por mandato, esas complejas diferencias perceptivas, para evitar que abordemos la realidad bajo la ética del bien. No obstante, hasta en la oscuridad, Venezuela sabe encontrar su camino que no es otro que el socialismo.


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