Crónicas de cuarentena: Alberto, el tarijeño que todos los días se ve "cara a cara" con el coronavirus
La entrevista empezó a las 13.21 horas, hora boliviana, en Madrid pasó las 18.30 de la tarde. Antes de abrazar a su familia, para lugar hablar con El País, Alberto sigue un protocolo de desinfección en su hogar para evitar cualquier riesgo de infección. Se saca la ropa y los zapatos en la...
La entrevista empezó a las 13.21 horas, hora boliviana, en Madrid pasó las 18.30 de la tarde. Antes de abrazar a su familia, para lugar hablar con El País, Alberto sigue un protocolo de desinfección en su hogar para evitar cualquier riesgo de infección. Se saca la ropa y los zapatos en la puerta de su casa, desinfecta esas prendas, inmediatamente se mete a la ducha para bañarse. Solo entonces puede abrazar a su pequeña hija y a su esposa.
Alberto Albornoz es un paisano nuestro, chapaco neto como dirían algunos, de la comunidad de Rancho Norte, de la provincia Méndez. Salió de Bolivia hace más de 20 años en busca de mejores días. Hoy está en el frente de batalla, vestido de blanco, combatiendo a un enemigo casi invisible que ha provocado el confinamiento de millones de personas, el coronavirus Covid-19.
Trabaja en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, situado en la localidad madrileña de Móstoles. Es especialista en Geriatría, por lo que atiende a los pacientes más vulnerables, a las personas de la tercera edad. Hasta el momento trabaja con diagnosticados con coronavirus.
Comenta que su jornada de trabajo comienza con una desinfección general que realiza al ingresar al Hospital, posteriormente debe ponerse el kit completo de bioseguridad, mascarilla, guantes, gafas, botas, todo debidamente esterilizado. Este “uniforme” debe llevarlo puesto hasta que concluya su turno.
Al día, Alberto atiende entre 30 a 50 personas, dependiendo de la cantidad de médicos que logra llegar al nosocomio, todos ellos con coronavirus. “Hay muchos fallecidos, los pacientes que dejé hoy no sé si mañana los veré”, comentó.
El Hospital Universitario Rey Juan Carlos fue concebido para atender a 174.000 ciudadanos, sin embargo, con la actual crisis sanitaria su capacidad ha sido rebasada. “Sí, estamos desbordados, pero ya se ha improvisado un Hospital con una capacidad de 5.000 camas para aquellos pacientes que tienen el Covid-19 pero en una etapa final. Con eso esperamos descongestionar los hospitales y tener más espacio para una mejor atención”, explicó.
Los recursos humanos tampoco han sido suficientes, pese a que se pusieron a disposición médicos de todas las áreas, enfermeras y auxiliares. Hoy, la esperanza es que lleguen médicos de otros países para ayudar, de Cuba, China y Rusia.
Los pacientes, en su mayoría, son personas de la tercera edad, “son ancianos, frágiles, plurimedicados, a quienes tenemos que ver diariamente su estado, la medicación que tienen, graduarlos en función de esto, evaluarlos de forma conjunta con todo el personal, dar la medicación y modificar según su evaluación”. Esto es día a día.
Prevención, la mejor medicina
Durante la entrevista, Alberto quiso hacer énfasis a la cuarenta y las recomendaciones que se dan para evitar la expansión del coronavirus, como lavarse las manos con agua y jabón, usar alcohol en gel, evitar aglomeraciones y mantener una distancia de al menos un metro entre una persona y otra.
“No hay mejor medicina que la preventiva. Esto es un aspecto que a la población en general le cuesta entender y cumplir, no le dan el grado de importancia a una acción tan sencilla que puede evitar grandes desgracias. Es tan importe acatar estas medidas que acabamos de mencionar y eso les recalco todos los días a las familias de los pacientes. Todo este debacle sanitario se puede evitar cumpliendo esas sencillas medidas de prevención. Evitar el contacto es fundamental para evitar la propagación”, recalcó.
Se subestimó al virus
Al hablar sobre la virulencia del coronavirus, que ya ha provocado 20.000 muertes y 458.000 infectados en todo el mundo, el especialista en Geriatría considera que los gobiernos y autoridades en salud subestimaron al virus.
“No se le dio la importancia como tal al proceso viral, todo el mundo decía que se trataba de un proceso gripal, el que siempre nos da, tendremos fiebre, dolor de cabeza, de huesos y articulaciones, pero después pasará. Pero no fue así. Ahora espero que la gente tome conciencia del grado de peligrosidad de este virus”.
En este punto, Alberto quiso hacer énfasis en las personas más jóvenes. Recordó que cuando empezó la epidemia, en China e Italia, el mayor número de afectados eran ancianos. Pero la situación ha ido cambiando.
“Hay mucha incidencia en pacientes jóvenes, sin alguna patología. Nos ha llamado la atención que en las últimas 24 a 48 horas han fallecido pacientes de 33, 34 o 36 años, y la incidencia sigue. Y hablamos de pacientes sanos y deportistas. Entonces hay que tomar en cuenta la agresividad y virulencia de este virus, no lo subestimen y así evitarán un grado alto de contagio”, recalcó.
Pasó casi una hora y Alberto no quiere irse sin enviar un mensaje a su pueblo de Tarija, a sus paisanos, para pedir que se tomen todos los recaudos necesarios para evitar la expansión de coronavirus.
https://youtu.be/UgYjjHAPTUo
Comenta que espera las 20.00 horas, cuando los españoles salen a sus balcones para aplaudir a los médicos que día a día luchan contra el virus. Es un aliciento, confiesa, un estímulo para seguir adelante. Toca despedirnos, con un “cuídate” de por medio. “Cuídate primo”.
¿Quieres contarnos como lo estás viviendo? Mándanos tu texto o tus fotos a [email protected]
Alberto Albornoz es un paisano nuestro, chapaco neto como dirían algunos, de la comunidad de Rancho Norte, de la provincia Méndez. Salió de Bolivia hace más de 20 años en busca de mejores días. Hoy está en el frente de batalla, vestido de blanco, combatiendo a un enemigo casi invisible que ha provocado el confinamiento de millones de personas, el coronavirus Covid-19.
Trabaja en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, situado en la localidad madrileña de Móstoles. Es especialista en Geriatría, por lo que atiende a los pacientes más vulnerables, a las personas de la tercera edad. Hasta el momento trabaja con diagnosticados con coronavirus.
Comenta que su jornada de trabajo comienza con una desinfección general que realiza al ingresar al Hospital, posteriormente debe ponerse el kit completo de bioseguridad, mascarilla, guantes, gafas, botas, todo debidamente esterilizado. Este “uniforme” debe llevarlo puesto hasta que concluya su turno.
Al día, Alberto atiende entre 30 a 50 personas, dependiendo de la cantidad de médicos que logra llegar al nosocomio, todos ellos con coronavirus. “Hay muchos fallecidos, los pacientes que dejé hoy no sé si mañana los veré”, comentó.
El Hospital Universitario Rey Juan Carlos fue concebido para atender a 174.000 ciudadanos, sin embargo, con la actual crisis sanitaria su capacidad ha sido rebasada. “Sí, estamos desbordados, pero ya se ha improvisado un Hospital con una capacidad de 5.000 camas para aquellos pacientes que tienen el Covid-19 pero en una etapa final. Con eso esperamos descongestionar los hospitales y tener más espacio para una mejor atención”, explicó.
Los recursos humanos tampoco han sido suficientes, pese a que se pusieron a disposición médicos de todas las áreas, enfermeras y auxiliares. Hoy, la esperanza es que lleguen médicos de otros países para ayudar, de Cuba, China y Rusia.
Los pacientes, en su mayoría, son personas de la tercera edad, “son ancianos, frágiles, plurimedicados, a quienes tenemos que ver diariamente su estado, la medicación que tienen, graduarlos en función de esto, evaluarlos de forma conjunta con todo el personal, dar la medicación y modificar según su evaluación”. Esto es día a día.
Prevención, la mejor medicina
Durante la entrevista, Alberto quiso hacer énfasis a la cuarenta y las recomendaciones que se dan para evitar la expansión del coronavirus, como lavarse las manos con agua y jabón, usar alcohol en gel, evitar aglomeraciones y mantener una distancia de al menos un metro entre una persona y otra.
“No hay mejor medicina que la preventiva. Esto es un aspecto que a la población en general le cuesta entender y cumplir, no le dan el grado de importancia a una acción tan sencilla que puede evitar grandes desgracias. Es tan importe acatar estas medidas que acabamos de mencionar y eso les recalco todos los días a las familias de los pacientes. Todo este debacle sanitario se puede evitar cumpliendo esas sencillas medidas de prevención. Evitar el contacto es fundamental para evitar la propagación”, recalcó.
Se subestimó al virus
Al hablar sobre la virulencia del coronavirus, que ya ha provocado 20.000 muertes y 458.000 infectados en todo el mundo, el especialista en Geriatría considera que los gobiernos y autoridades en salud subestimaron al virus.
“No se le dio la importancia como tal al proceso viral, todo el mundo decía que se trataba de un proceso gripal, el que siempre nos da, tendremos fiebre, dolor de cabeza, de huesos y articulaciones, pero después pasará. Pero no fue así. Ahora espero que la gente tome conciencia del grado de peligrosidad de este virus”.
En este punto, Alberto quiso hacer énfasis en las personas más jóvenes. Recordó que cuando empezó la epidemia, en China e Italia, el mayor número de afectados eran ancianos. Pero la situación ha ido cambiando.
“Hay mucha incidencia en pacientes jóvenes, sin alguna patología. Nos ha llamado la atención que en las últimas 24 a 48 horas han fallecido pacientes de 33, 34 o 36 años, y la incidencia sigue. Y hablamos de pacientes sanos y deportistas. Entonces hay que tomar en cuenta la agresividad y virulencia de este virus, no lo subestimen y así evitarán un grado alto de contagio”, recalcó.
Pasó casi una hora y Alberto no quiere irse sin enviar un mensaje a su pueblo de Tarija, a sus paisanos, para pedir que se tomen todos los recaudos necesarios para evitar la expansión de coronavirus.
https://youtu.be/UgYjjHAPTUo
Comenta que espera las 20.00 horas, cuando los españoles salen a sus balcones para aplaudir a los médicos que día a día luchan contra el virus. Es un aliciento, confiesa, un estímulo para seguir adelante. Toca despedirnos, con un “cuídate” de por medio. “Cuídate primo”.
¿Quieres contarnos como lo estás viviendo? Mándanos tu texto o tus fotos a [email protected]