Etanol: Aguaí garantiza inversión en año electoral
El Ingenio Sucroalcoholero Aguaí afirmó a través de sus máximos ejecutivos, que el 2019, año electoral, seguirá invirtiendo para garantizar no sólo el abastecimiento de azúcar para el mercado interno, sino también el alcohol anhidro necesario para la producción del etanol, en el marco...
El Ingenio Sucroalcoholero Aguaí afirmó a través de sus máximos ejecutivos, que el 2019, año electoral, seguirá invirtiendo para garantizar no sólo el abastecimiento de azúcar para el mercado interno, sino también el alcohol anhidro necesario para la producción del etanol, en el marco del acuerdo arribado con el Gobierno para impulsar los biocombustibles. Pidió no temer a la ampliación de la frontera agrícola.
En entrevista con ANF, el presidente de Aguaí, Cristóbal Roda afirmó que este ingenio -el más joven del país en su rubro- se atrevió a invertir más de $us 400 mil en el actual periodo de Gobierno y que su compromiso es de vigorizar la industria sucroalcoholera. Fue la primera industria del rubro en instalar una planta deshidratadora que garantice un alcohol con cero por ciento de agua.
De hecho, los cálculos iniciales del proyecto de los biocombustibles apuntan a una producción de medio millón de litros en los próximos tres a cuatro años; es decir, tres veces más de la producción actual.
“Eso requerirá una inversión de $us 1.600 millones, $us 1.000 millones en el agro y $us 600 en la industria, lo que significa cuatro nuevos ingenios, todo ese efecto tendrá una incidencia de medio punto en nuestra economía; si hoy crecemos al 4% del Producto Interno Bruto (PIB) con estas inversiones crecerá al 4,5%, serán inversiones paulatinas”, aseguró.
Roda destacó el compromiso de los ingenios azucareros de venderle a YPFB al menos 150 millones de litros de alcohol anhidro para la producción del etanol, un combustible de mayor octanaje que la gasolina especial.
“Lo importante es mostrar qué va a ganar el país con este programa de biocombustible y hablamos del agricultor, transportista, industrial, de los trabajadores, comerciantes, de los distribuidores de combustible, del simple ciudadano que va a cargar la gasolina mezclada con etanol, luego impuestos, la disminución de las importaciones de aditivos por el Estado”, afirmó.
El empresario destacó el efecto multiplicador de la industria de los biocombustibles que impulsará a los productores agrícolas a comprar maquinaria, a ampliar su frontera agrícola, a contratar gente para la siembra de caña y labores agropecuarias, para la aplicación de herbicidas y la cosecha, pero también la participación de transportistas en el traslado de la caña en la industria.
“Estoy incluyendo a Bermejo de Tarija y a San Buenaventura del norte de La Paz. Todos los ingeniso vamos a recibir esa caña y procesarla; el 60% será para el agricultor y el 40% para la industria por haberla procesado”, indicó.
“No hay que tenerle miedo de aumentar los cultivos”
A criterio de Cristóbal Roda, Bolivia ingresó a la era de los biocombustibles muy tarde, pues ocupa el puesto 67 en el mundo en la producción de los combustibles verdes. “El primer país en lanzarse a la era de los biocombustibles fue Brasil en la década de los 70´ y luego Paraguay. En América Latina el antepenúltimo fue Argentina que empezó hace seis años y actualmente, Bolivia”, indicó.
En entrevista con ANF, el presidente de Aguaí, Cristóbal Roda afirmó que este ingenio -el más joven del país en su rubro- se atrevió a invertir más de $us 400 mil en el actual periodo de Gobierno y que su compromiso es de vigorizar la industria sucroalcoholera. Fue la primera industria del rubro en instalar una planta deshidratadora que garantice un alcohol con cero por ciento de agua.
De hecho, los cálculos iniciales del proyecto de los biocombustibles apuntan a una producción de medio millón de litros en los próximos tres a cuatro años; es decir, tres veces más de la producción actual.
“Eso requerirá una inversión de $us 1.600 millones, $us 1.000 millones en el agro y $us 600 en la industria, lo que significa cuatro nuevos ingenios, todo ese efecto tendrá una incidencia de medio punto en nuestra economía; si hoy crecemos al 4% del Producto Interno Bruto (PIB) con estas inversiones crecerá al 4,5%, serán inversiones paulatinas”, aseguró.
Roda destacó el compromiso de los ingenios azucareros de venderle a YPFB al menos 150 millones de litros de alcohol anhidro para la producción del etanol, un combustible de mayor octanaje que la gasolina especial.
“Lo importante es mostrar qué va a ganar el país con este programa de biocombustible y hablamos del agricultor, transportista, industrial, de los trabajadores, comerciantes, de los distribuidores de combustible, del simple ciudadano que va a cargar la gasolina mezclada con etanol, luego impuestos, la disminución de las importaciones de aditivos por el Estado”, afirmó.
El empresario destacó el efecto multiplicador de la industria de los biocombustibles que impulsará a los productores agrícolas a comprar maquinaria, a ampliar su frontera agrícola, a contratar gente para la siembra de caña y labores agropecuarias, para la aplicación de herbicidas y la cosecha, pero también la participación de transportistas en el traslado de la caña en la industria.
“Estoy incluyendo a Bermejo de Tarija y a San Buenaventura del norte de La Paz. Todos los ingeniso vamos a recibir esa caña y procesarla; el 60% será para el agricultor y el 40% para la industria por haberla procesado”, indicó.
“No hay que tenerle miedo de aumentar los cultivos”
A criterio de Cristóbal Roda, Bolivia ingresó a la era de los biocombustibles muy tarde, pues ocupa el puesto 67 en el mundo en la producción de los combustibles verdes. “El primer país en lanzarse a la era de los biocombustibles fue Brasil en la década de los 70´ y luego Paraguay. En América Latina el antepenúltimo fue Argentina que empezó hace seis años y actualmente, Bolivia”, indicó.