¿Qué hay después de Revilla?
Vientos de cambio soplan en La Paz, una ciudad más populista que progresista, aunque cada vez más aburguesada y acomodada a sus nuevas realidades. La Paz, en su historia, ha encumbrado alcaldes de buen perfil, simpaticones, de ágil gestión y buenos oradores. La altura y la capitalía hacía...



Vientos de cambio soplan en La Paz, una ciudad más populista que progresista, aunque cada vez más aburguesada y acomodada a sus nuevas realidades. La Paz, en su historia, ha encumbrado alcaldes de buen perfil, simpaticones, de ágil gestión y buenos oradores. La altura y la capitalía hacía el resto para que cualquiera soñara con el trono supremo. Ahora bien, también ha sepultado a muchos y muchas que subestimaron los principios de la sufrida ciudad.
Hace una semana Revilla era la apuesta segura para ocupar la vicepresidencia de todos los medios capitalinos, obnubilados con su alcalde, y que les llevó a pasar de puntillas por aquella maniobra circense ejecutada en tres días: del reclamar “más espacio” a Carlos Mesa, como si cupiera un binomio con dos paceños, a ungir a Jeanine Áñez en su candidatura Presidencial desde la Presidencia.
Rubén Costas, teóricamente repuesto al mando y con muchas ganas de reír el último, consiguió romper la alianza de Carlos Mesa y atraer al “ícono” paceño a su causa, que en realidad ahora es la de Áñez.
Revilla, que como a todos los muy apoltronados no acaba de conectar con la realidad, le pareció una idea excelente, máxime cuando le abría la puerta a la eventual Vicepresidencia a la que parece “predestinado” desde 2010. La realidad fue otra. El clamor en redes y el pudor en las calles parecen haber achicado al alcalde.
Revilla es un socialdemócrata pasivo muy alejado que no tuvo ningún rol en la caída de Morales - más bien al contrario -, que ya dejó tirado a Mesa en plena campaña a pocas semanas de la elección tan pronto como la Justicia le apretó un poquitito, y que no encaja en el relato místico de Áñez (Núñez, Murillo, Coímbra) que trata de combinar novedad con mano dura. Ni una cosa ni la otra representa Revilla.
El alcalde recula, una vez más, y dice que se concentrará en la ciudad, donde por cierto no puede volver a presentarse. Varios políticos de larga duración y algunos de nueva impronta ya han preguntado por la vacante. Sin duda ese escenario se vuelve mucho más inestable, y apetecible, ya con un Revilla amortizado.