Historia de una traición
Érase una vez un alcalde que se llamaba Luis y que le puso a su partido “Sol”, y que como buen afrancesado, se había acostumbrado a conspirar desde la segunda línea para, llegado el momento, dar un paso adelante. Gobernaba una gran ciudad, cuyo Gobierno heredó casi por derecho real, sin...



Érase una vez un alcalde que se llamaba Luis y que le puso a su partido “Sol”, y que como buen afrancesado, se había acostumbrado a conspirar desde la segunda línea para, llegado el momento, dar un paso adelante.
Gobernaba una gran ciudad, cuyo Gobierno heredó casi por derecho real, sin oposición alguna. Con su antecesor quiso que se fueran todas las rémoras de la alianza con “el tirano”, pero evidentemente en una ciudad no tan grande como sus propios habitantes creen, todos se acaban conociendo.
Quiso tener sigla nacional propia, pero en diez años no acababa de “jalar” en el resto de departamentos, así que tras hacer un poco de ruido en su localidad, decidió aliarse con el candidato que más posibilidades tenía de ganar.
Luego del paseo de presentación, más tibio que pastel en el mercau, Luis decidió dar algunos pasos atrás. No quemarse demasiado en una campaña que parecía condenada al fracaso ante la multitud de frentes de oposición. Unas intimaciones le bastaron para dar marcha atrás. Ya en octubre se habló en serio de la ruptura, y prácticamente instruyó el repliegue de sus fuerzas de campaña.
¿Alguien vio a Luis Revilla en los 21 días de paro que siguieron al 20 de octubre?
Los políticos siempre vuelven, más si tienen aparato. Luis Sol no entró en trifulcas con nadie a medida que se multiplicaban candidatos, y a una semana de la inscripción de alianzas, salió con aquello de tener “más espacio”, primero, y criticar la “falta de apertura” de su aliado después.
Y al final cayó parado en una alianza donde Áñez puede ser solo un señuelo de Demócratas para romper la alianza de Mesa, a quien ya le hizo la campaña imposible en octubre y cuya participación es la que generó las dudas sobre la distancia del MAS respecto a sus perseguidores.
Luis no ganó en La Paz, por cierto, donde el MAS logró casi 900.000 votos y él no llegó al medio millón. Ni qué hablar del resultado de las uninominales.
El primer capítulo de esta nueva historia está escrito. Y empieza más o menos como siempre.