Gobierno sitiado
La Presidenta Jeanine Añez ha recordado tantas veces que lo suyo es un “gobierno de transición” que la gente lo empieza a escuchar con incredulidad. Más si se contrasta con algunas de las manifestaciones de los ministros, que van entre el revanchismo y una suerte de mesianismo avalado...



La Presidenta Jeanine Añez ha recordado tantas veces que lo suyo es un “gobierno de transición” que la gente lo empieza a escuchar con incredulidad. Más si se contrasta con algunas de las manifestaciones de los ministros, que van entre el revanchismo y una suerte de mesianismo avalado exactamente en ninguna votación, como recuerdan los estrategas de aquel lado.
Añez ha formado un Gobierno entre los candidatos de Demócratas de la última elección y senadores con muchas aspiraciones; también exfuncionarios de la Gobernación de Santa Cruz, que esperan dar la cordura necesaria para sobrevivir en un contexto que conocen y algún que otro revertido de las bases del MAS.
El MAS ha abierto el diálogo, pero también ha definido su objetivo a corto plazo. “Áñez debe caer”. De momento se han reconfigurado las Directivas de las Cámaras de Diputados y Senadores y el MAS está listo para recoger el testigo de nuevo, en teoría con el mismo objetivo: convocar elecciones.
En ese pulso, el MAS no ha dudado en movilizar sus bases con más hostilidad mientras el Gobierno y muchos medios – incluso los otrora mimados por el régimen de Evo – se esfuerzan en silenciar o minimizar las marchas que ya han dejado muertos en La Paz, Cochabamba, Yapacaní, Montero de nuevo y en toda la carretera de la zona altiplánica. Nada hace indicar que el lunes no sigan estas protestas y que cada vez sean mayores.
Añez trata de dar normalidad democrática nombrando cargos y ejecutivos, sin embargo, la clave está en la Asamblea y, como siempre, en la Constitución. Si Morales cayó por vulnerar sus preceptos, no parece correcto que alguien recién llegado pretenda buscar subterfugios para alargar el mandato.
Añez retó el viernes a los movilizados con un “si quieren volver a tener poder, ganen las elecciones”. Una frase que puede ser lapidaria a medida que suma números de fallecidos.
La Asamblea Plurinacional, advierten los analistas, es clave para reconfigurar el TSE a velocidad de la luz y de ahí, convocar elecciones en tiempo record. Solo depurar el padrón podría convertirse en una tarea titánica que no encajaría en ningún plazo. Hay otras opciones: la asistencia técnica de la OEA, de la ONU, e incluso que ellos mismos se hicieran cargo del conteo. Pero todo parece requerir un tiempo que no se tiene.
No es seguro que el partido de Añez - que sumó un 6% en las últimas elecciones y resultó decisivo para que el resultado fuera de infarto y por décimas, más allá del “fraude” declarado por la OEA – haya tomado nota de los errores que cometió el propio Evo Morales antes de renunciar. Subestimar al oponente fue uno. Prender varias mechas también. De momento, por los celulares circula un proyecto de decreto de Amnistía que contempla incluso “los hechos de 2003”, que no fueron juzgados. Si alguien quiere ver detonar un Gobierno, que la prenda.