Cuando Evo se acerca a los empresarios
Hace año y medio, el Vicepresidente Álvaro García Linera ya describía el sujeto político clave para las elecciones de octubre de 2019 en una amplia entrevista en El Deber. Tampoco era novedad. La clase media urbana, surgida de la migración y de la bonanza de 13 años de régimen iba a ser...



Hace año y medio, el Vicepresidente Álvaro García Linera ya describía el sujeto político clave para las elecciones de octubre de 2019 en una amplia entrevista en El Deber. Tampoco era novedad. La clase media urbana, surgida de la migración y de la bonanza de 13 años de régimen iba a ser clave. Una clase media conformada por funcionarios de ingresos más o menos altos y por comerciantes y pequeños propietarios que habían logrado surgir por encima de sus familias. Una clase media, además, que celular en mano hacía activismo desde la comodidad de sus casas. Una clase media que, pese a haber crecido con el Proceso de Cambio, ya no se sienten – como sus padres – dentro del Proceso y que, como el propio Proceso, se vuelve conservador.
Mientras el MAS lo tiene claro y no ha dejado de sumar guiños en ese sentido, aún a riesgo de perder la base; los múltiples candidatos de la oposición tratan de alcanzar la base del MAS para debilitarla. Quedan cinco meses de campaña, pero por el momento según las encuestas, está claro que Evo Morales está teniendo más éxito.
Todos los candidatos nos está dejando fotos para el recuerdo: Carlos Mesa sembrando papa o almorzando en mangas de camisa; Óscar Ortíz de la mano de Wilson Rodríguez; Víctor Hugo Cárdenas en manifestaciones ultra próvida… Otros abusan tanto del simbolismo que saturan: Virginio Lema con el mate, con las zapatillas, rosas, con las abuelitas, con la vagoneta rosa, etc.
No huye Evo Morales a esos juegos simbólicos que le preparan sus asesores: Evo Morales con príncipes árabes en Dubai; Evo Morales jugando al ajedrez; Evo Morales jugando al golf. Imágenes que provocan reacciones, y que aunque sea para mofa, cambian la percepción del otro. Ni Mesa será un gran plantador de papa ni Morales un gran ajedrecista, pero ya hay algo en común que crea vínculo, un sentimiento, una emoción.
Los gestos
Para llegar a las clases medias en crecimiento, el MAS parece haber apostado directamente por seducir no tanto a estas sino a aquellos donde éstas quieren llegar. A las clases más acomodadas y por la vía de los hechos.
Una cosa es que se filtre una imagen de Evo Morales de parrillada con lo más granado del empresariado de Santa Cruz y otra que se imponga el uso del combustible con mezcla del etanol para todos los choferes apelando al ahorro del Estado, que podría ser mayor si en vez de pagarle a los millonarios azucareros 0,69 por litro de alcohol anhidro se pagara a precio de mercado internacional, 30 centavos más barato. En 150 millones de litros comprometidos es un pico.
Otra cosa es, sin embargo, que se “filtren” unas imágenes de Evo Morales almorzando en El Taco con “lo más granado” del “empresariado joven tarijeño”, y otra que YPFB le deba 800.000 dólares a una empresa que acarrea deudas con multitud de pequeños transportistas y constructoras tarijeñas.
Con todo, Tarija es uno de los lugares donde el MAS empezó a experimentar con la técnica de la mutación/apropiación que hoy extiende y que sin embargo no le ha dado grandes resultados.
Mutaciones
Del MAS de Julia Ramos, Luis Alfaro, Tamer Medina y Roberto Vaca apenas queda ya nada.
En 2002 el MAS obtuvo en Tarija un 6 por ciento de los votos frente al 21 que obtuvo a nivel nacional; en 2005 trepó hasta el 31 por ciento en Tarija, cuando a nivel nacional alcanzó su primera mayoría absoluta con el 54 por ciento. En 2009 y 2014 el MAS de Evo Morales ganó con 51% en Tarija mientras en el país sumaba por encima del 60 por ciento.
Sin embargo, en el plano departamental, Luis Alfaro que fue el primer candidato a Prefecto del MAS en 2005 sumó un 20 por ciento de apoyo. En 2010, Carlos Cabrera sumó un 44 por ciento de apoyo y puso contra las cuerdas al mejor Mario Cossío. En 2015, sin embargo, la votación a Pablo Canedo cayó al 35 por ciento.
En la maduración del MAS en Tarija se diferencian dos claras etapas: la de crecimiento sólido, hasta 2010, donde Morales llegó a conquistar con el discurso del cambio en el momento más álgido de la lucha autonómica; y la de la decepción, luego de la gestión de Lino Condori.
En la primera fase, los dirigentes más aguerridos hicieron crecer el movimiento, los ya citados y otros como el controvertido Marcelo Poma; Darío Gareca; Celinda Sosa, etc. También había algunos aliados particulares, como el empresario Jorge Blacud, el primero de los millonarios en integrarse a las filas del MAS. Al final de esta etapa empezaron a llegar los primeros “invitados” considerados como tal. Roberto Ruíz, senador en Podemos de Tuto era uno de ellos; Carlos Cabrera, que resultó el mejor candidato, también era un recién llegado al MAS a través de ese selecto grupo que era Dignidad, donde también militaba Ruíz, Alberto Benítez y otros.
La gran elección realizada por Cabrera, que acabó en derrota, fue opacada unos meses después con la caída de Mario Cossío y la posesión de Lino Condori en la Asamblea Departamental. El MAS asaltó el poder en Tarija que de otra manera podía haber llegado en las urnas.
El resultado fueron cuatro años y medio de tensión interna en el partido y entre organizaciones sociales, porque básicamente coincidió el interinato con los años más boyantes de la economía tarijeña, cuando el barril de petróleo cabalgaba por encima de los cien dólares y las regalías llegaban por millones. Tras el crack del petróleo, las consecuencias del dispendio salieron a la luz, pero hasta entonces, todo había sido una etapa de transformación feliz, en el que el MAS aseguraba haberse encontrado a sí mismo.
Al final de esa etapa, Lino Condori no era candidato a la Gobernación; Luis Alfaro estaba fuera del MAS, como Eulalio Sánchez; a Julia Ramos, último estandarte, le quedaban unos meses para ir presa por el caso del Fondo Indígena, aún hoy sin acusación y Walter Ferrufino había quemado sus opciones de ser Gobernador por desinteligencias en la gestión. Eso sí, todas las autoridades de larga duración en el Chaco habían abrazado el masismo – Carlos Brú, Rubén Vaca, etc. -, al igual que un buen puñado de alcaldes y subgoberadores del valle – Álvaro Ruíz, Never Vega, Delfor Burgos, etc.
El primer round vino en la conformación de las listas de diputados y senadores, donde la proposición de la Codelcam se acomodó a los designios de Evo Morales, y ahí apareció de primer Senador Milcíades Peñaloza – empresario, adenista -, tercero Francisco Navajas – cívico emenerrista de los duros -, diputado Ignacio Soruco Grandchant – joven cossiísta -, etc. En términos porcentuales le fue bien, revalidó su 51 por ciento en Tarija y su mayoría de dos tercios a nivel nacional en un momento en el que la bonanza daba por imposible cualquier cambio; ahora bien, había perdido a valores importantes como Luis Alfaro.
El segundo round fue mucho más tumultuoso, el primer candidato fue Carlos Cabrera, que medía muy arriba, pero por las cosas del MAS Tarija – mucho más que las del destino -, Cabrera fue inhabilitado y Evo Morales ungió como candidato a Pablo Canedo, un representante neto del chapaco placero más tradicional y con una fuerte experiencia opositora visceral (suena la cancioncita).
Canedo tuvo exactamente 33 días de campaña, de miércoles de ceniza cuando fue elegido hasta el domingo de ramos. Tan poco tiempo que ni siquiera sufrió el desgaste de su condición, pues era tan desconocido que quedó nomás como el electo de Evo Morales, lo del joven que cerraba el aeropuerto en los años de la autonomía quedó en leyenda-rumor.
El resultado fue contundente, en 6 meses el MAS pasó de haber ganado con el 51% a quedarse en un 35% que por décimos le permitió entrar en segunda vuelta donde sumó otra derrota contundente por más de 20 puntos contra Adrián Oliva.
Esa noche hubo un gran vencedor, Luis Alfaro, el escindido del MAS que tuvo que cambiar de sigla en plena campaña ante los múltiples intentos por desbaratar su candidatura, sumó un 13 por ciento de los votos.
La estrategia
35% + 13% hubieran dado un resultado muy cercano a la mayoría absoluta. Hasta hoy nadie en el MAS hace públicamente autocrítica de las decisiones tomadas, pero sí en privado. Pero estos, sin embargo, no parecen ser los que van ganando la partida.
El almuerzo de la pasada semana entre Evo Morales y algunos empresarios jóvenes tarijeños, algunos muy icónicos, provocado por el aspirante a candidato Álvaro Ruíz y sus colaboradores Miguel Navajas y compañía, parece que incidirá en el mismo camino. La estrategia, como diseñó el Vicepresidente, pasa por convencer a la clase media aspiracional; sea a través del miedo a perder lo conseguido, sea a través de mostrar camino por recorrer, porque ni la gran masa de votantes, ni Evo Morales, están donde estaban hace 13 años.
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