Y después, el jolgorio
No hay político al que no le guste inaugurar una obra, y en eso no importan colores ni tendencias. Todos son iguales. Aman el acto en sí, los aplausos, las banderas, los collares de flores, el volar de los cántaros y el momento en el que se estrellan contra el suelo y desparraman el vino, la...



No hay político al que no le guste inaugurar una obra, y en eso no importan colores ni tendencias. Todos son iguales. Aman el acto en sí, los aplausos, las banderas, los collares de flores, el volar de los cántaros y el momento en el que se estrellan contra el suelo y desparraman el vino, la chicha o lo que lleve dentro. Este abril se puede apreciar con toda claridad.