Los nuevos rostros del MAS afinan su estrategia
El Movimiento Al Socialismo (MAS) se resiste a desaparecer como partido en Tarija. Sin mecanismos de coordinación funcionando y con demasiados cargos institucionales de segunda línea,



que han preferido convertir su gestión en una experiencia de provecho, el Instrumento Político atraviesa uno de sus peores momentos desde principios de siglo, cuando solo unos pocos líderes regionales peleaban por abrir espacio en el campo y las ciudades tarijeñas.Julia Ramos, histórica líder de las Bartolinas Sisa y forjadora del partido en el valle, lleva ya más de medio año en la prisión de Obrajes en la ciudad de La Paz sin que ni los de allí ni los de aquí parezcan quererse enterar. Ramos es una rea preventiva, como tantos en las cárceles bolivianas, que espera depurar responsabilidades sobre el caso del Fondo Indígena y su histórico desfalco en bases a proyectos sin terminar o cambiados de nombre y fondo. Un escándalo que era el mayor de la gestión de Morales, con dos de sus ministros más cercanos señalados hasta que apareció el caso Zapata. La ex ministra Nemesia Achacollo, responsable del directorio que aprobaba los proyectos y el ministro de Economía, Luis Arce Catacora, que estableció los reglamentos que en definitiva permitieron al Estado desembolsar recursos en los bolsillos de dirigentes particulares, no han ido ni a declarar. Ramos ha sido empujada al ostracismo.Luis Alfaro, otra de las figuras de principio de siglo que desde la Federación de Campesinos, de la que fue dirigente casi una década, popularizó el ideario masista y protagonizó las primeras luchas en el departamento de Tarija es hoy uno de los principales aliados del Gobernador Adrián Oliva, opositor fundamental del gobierno de Evo. Alfaro rompió oficialmente en diciembre de 2014, en la víspera de la campaña por las departamentales ante la “invasión” de invitados en los cargos políticos del MAS (que no en el aparato orgánico) y la “pésima gestión de Lino Condori”, quien fue aupado al sillón de gobernador desde su curul de asambleísta tras el derrocamiento en 2010 del gobernador electo Mario Cossío y en cuya caída Luis Alfaro también contribuyó.Alfaro y Ramos son la imagen que representa la desmembración del MAS en el departamento. Dos personalidades históricas que fueron sustituidas por conversos y nuevos amigos llegados desde las maltrechas “filas de la derecha” que con agrado dio la bienvenida el vicepresidente Álvaro García Linera y el propio Evo Morales pero que contaron con el rechazo de las bases. En la elección presidencial de 2014 el tirón del presidente aupó a su curul de senador a Milcíades Peñaloza, ex ADN y millonario empresario y terrateniente, aunque no pudo hacer lo mismo con Francisco Navajas, emenerrista de manual y ex presidente cívico de Tarija en épocas emblemáticas que se acomodó en el tercer escaño de la lista.En 2015, pese a las primeras señales, la política de alianzas siguió por la misma senda, pero esta vez no lograron quedarse con el sillón algunas de las alianzas más controvertidas. Ni Carlos Brú en Yacuiba ni Rubén Vaca en Villa Montes, ambos conversos pese a sus extremismos de antaño lograron convencer. Los rostros del MASCon todo, un puñado de nombres que llegaron como invitados todavía mantienen un férreo abrazo al Movimiento Al Socialismo, que básicamente tiene que ver con la lealtad al presidente Evo Morales. William Guerrero, que se ganó un sitio en la lista de asambleístas de Arce, logró el respaldo presidencial para revalidar por segundo año su título como presidente del ente legislativo. No fue fácil pues no pocos compañeros de filas optaban al mismo cargo. Guerrero no es tanto unja figura de confianza del presidente sino un seguro acompañante. Morales lo convoca en cada visita y lo pone a su lado en cada cumbre o reunión que le toca presidir en Tarija. Le ha dado roce en los foros de decisión. Sin embargo, el asambleísta todavía no ha encontrado la forma de influir directamente en el aparato. Sin carisma, no puede aglutinar a las bases, ni siquiera a los medios intermedios para coordinar la labor de oposición de forma equilibrada e ir construyendo un discurso alternativo al de Adrián Oliva para el departamento y con él, ir realizando la labor de reconquista de sus bases.Mejor situado en ese sentido está Álvaro Ruíz. Alcalde de El Valle por Camino al Cambio, reelecto esta vez por el MAS, es además el presidente de la Asociación de Municipios de Tarija (AMT) con amplio respaldo. Una posición que le permite trazar un discurso apoyado en “los siete enanos” municipales con el que interponerse al Gobernador Adrián Oliva. En su propuesta de redistribución de fondos de regalías logró situar el pedido como si hubiera una obligación competencial, pero sobre todo, como si fuera un camino alternativo para superar la crisis del departamento a través de la inversión concertada. Ruíz alcanzó su pico de “candidatable” después de su célebre “el gobernador para llorando”, con el que graficó la lucha anticrisis como populista experimentado. Ruíz se ha guardado en las últimas semanas pero volverá a la carga cuando la situación amerite. A su favor juega la buena gestión realizada en el municipio de El Valle que ya disputa la condición de destino turístico más chapaco del valle.Más desaparecido está el subgobernador de O´Connor Walter Ferrufino. Ahogado por las deudas imposibles de pagar y las denuncias que ellas acarrean, el subgobernador ha decidido guardarse y concentrarse en el día a día luego de que en los primeros meses se constituyera como el opositor más radical y convocara a varias movilizaciones contra el Gobernador Oliva. Ferrufino es el jefe del “sindicato de subgobernadores” como denominan peyorativamente los críticos de la atomización del departamento en pequeños reinos de taifas. El “sindicato”, sin embargo, ha perdido la fuerza que llegó a tener durante la gestión de Lino Condori básicamente porque las deudas abruman a todos y son figuras condenadas, afortunadamente, a desaparecer según el Estatuto Autonómico. Ferrufino, quien pechó hasta el último momento por la nominación como candidato a la Gobernación e incluso llegó a ganar la nominación en la Codelcam, jugará la carta de la autonomía seccional más adelante, aunque los aliados, una vez constatado el tamaño de la dilapidación de recursos, serán pocos.Quien no ha desaparecido y más al contrario está haciendo un trabajo minucioso de imagen y posicionamiento es Pablo Canedo. La Oficina Técnica de los ríos Pilcomayo y Bermejo nunca había tenido tanta proyección como ha tenido en estos últimos meses desde que lo posesionaron en compensación al “sacrificio” de la campaña a Gobernador que perdió contra Oliva. Canedo está trenzando relaciones con numerosas ONG, es un infaltable en cada acto de Gobierno en Tarija y sobre todo busca visibilidad en el Chaco, donde perdió gran parte del voto que sí logró, por ejemplo, el presidente Evo Morales. En el último Encuentro del Chaco, Canedo se ha colocado en el Comité que alumbrará el próximo foro de parlamentarios del Chaco y ha explicado allí donde ha podido la intervención sobre el Pilcomayo que ha permitido no inundar por primera vez Santa Victoria Este y,quizá, milagro, devolver el sábalo a los mercados de Tarija. ¿Hay mejor campaña?