“Este es el fin; este es el principio”, su último artículo
“El mundo puede ir por otros caminos. O puede que no. En el pasado, he dicho que pensé que la lucha crucial era la lucha de clases, usando ese término en un sentido muy amplio. Lo que pueden hacer quienes estén vivos en el futuro es luchar consigo mismos para que este cambio sea un cambio...
“El mundo puede ir por otros caminos. O puede que no. En el pasado, he dicho que pensé que la lucha crucial era la lucha de clases, usando ese término en un sentido muy amplio. Lo que pueden hacer quienes estén vivos en el futuro es luchar consigo mismos para que este cambio sea un cambio real. Sigo pensando eso, y por tanto, creo que hay una probabilidad de 50-50 que logremos un cambio transformador, pero solo 50-50”.
Esas fueron las últimas palabras que escribió Immanuel Wallerstein, reconocido intelectual y sociólogo estadounidense, famoso por su Análisis del Sistema-Mundo, que ha influido fuertemente en cómo los académicos, políticos y activistas entienden la historia, el capitalismo, el colonialismo, el liberalismo, las ciencias sociales y los turbulentos tiempos actuales.
Wallerstein falleció el sábado 31 de agosto pasado, a la edad de 89 años y aún gozando de gran lucidez. El 1 de julio había publicado su último artículo/comentario, titulado “Este es el fin; este es el principio”, en el que habría presagiado que sería su “último comentario”, además de advertir que “por la crisis estructural del sistema-mundo-moderno, es posible, pero no absolutamente seguro” que se logre un cambio transformador, aunque reconoce que “seguramente tomará mucho tiempo”.
El académico norteamericano produjo sus principales aportes en su obra El Sistema-Mundo Moderno en cuatro tomos (1974, 1980, 1989 y 2011), además una colección de ensayos de tres volúmenes (La Economía-Mundo Capitalista-1979, La Política de la Economía-Mundo-1984, Geopolítica y Geocultura-1991).
Según detalla el sociólogo económico, emprendedor académico y consultor organizacional, Oleg Komlik, a través de su prolífica obra Wallerstein “generó un cuerpo único de conocimiento original e iluminador, en el que relaciona naciones, economías políticas, ideologías, mercados, clases, empresas, hogares, trabajo y grupos de identidad”.
Komlik también recuerda que al principio Wallerstein tenía dificultades para encontrar quién publique la primera edición del Sistema-Mundo Moderno, y que muchos académicos estadounidenses criticaron su enfoque interdisciplinario. Pero con el tiempo, “se convirtió en uno de esos pocos académicos cuya investigación ha cambiado los paradigmas y ha inspirado a generaciones de científicos, activistas políticos y movimientos sociales”.
El Sistema-Mundo
Según escribió el propio Wallerstein, el análisis de Sistemas-Mundo “no es una teoría, sino una protesta contra los problemas olvidados y las epistemologías engañosas. Es una tarea intelectual que es y debe ser al mismo tiempo una tarea política, porque, insisto, la búsqueda de la verdad y del bien no es una sola búsqueda”.
En este sentido, continuaba el académico, “si vamos a avanzar hacia un mundo que es sustantivamente racional, usando el término como lo entendía Max Weber, no podemos desatender los retos intelectuales ni los políticos. Y tampoco podemos separar unos de los otros. Sólo podemos luchar incesantemente con ambos retos de manera simultánea, y empujar hacia adelante como mejor podamos hacerlo”.
Según explica Komlik, el Análisis de Sistemas-Mundo está basado en dos piedras angulares epistémicas y metodológicas.
La primera consiste en que la determinación de una “unidad de análisis” es “crucial”. Mientras las ciencias sociales modernas presumían que las fronteras estatales constituyen las fronteras de las “sociedades”, Wallerstein afirmaba que aquello era “una suposición muy engañosa” que ignoraba las dependencias e interdependencias en el mundo.
“Al contario, argumentaba, la única unidad de análisis plausible es un ‘sistema-mundo’, un sistema interpolítico en su conjunto más que una sociedad nacional única o unidad política delimitada que implica un cierre”. La segunda:“todos los análisis tienen que ser simultáneamente históricos y sistémicos, si es que aspiran a ser una explicación seria sobre la realidad y los cambios sociales”.
Si bien este enfoque fue rechazado inicialmente por la academia estadounidense, eventualmente han influido crucialmente las maneras más avanzadas y recientes de entender y explicar la realidad, y se ha convertido en una de las características principales de los aportes de Wallerstein.
Historia y sistema
Enrique Dussel, también reconocido académico, historiador y teólogo argentino-mexicano, y uno de los precursores de la Filosofía de la Liberación y de la Teología de la Liberación, considera que Wallerstein “se transformó en una referencia obligatoria sobre la historia del capitalismo, la modernidad, y en el tema del mercado mundial, resaltando la existencia de un centro dominante, de una subperiferia y de un mundo colonial”.
Algo que Marx habría formulado explícitamente, pero no había podido probar fundadamente en su tiempo: “La transferencia de plusvalor de un capital global colonial subdesarrollado a un capital global con mayor tecnología en el proceso de producción y en el contexto de la competencia en el mercado mundial Wallerstein lo describió históricamente desde el siglo XVI al XX de manera paradigmática”.
Además, también dio los cimientos “para la reciente teoría de la Globalización (en el presente, y en una fase recesiva por el proteccionismo nacionalista estadunidense), y lo articula desde hace decenios con la decadencia del sistema económico de su propia nación”.
Por su parte, Komlik concluye que “su legado seguirá acompañando nuestras luchas hacia un cambio transformador”. El mundo sigue, este es el fin, este es el principio.