Ecuador cambia de tono

Tanto González como Noboa se han centrado en la propuesta para tratar de minimizar sus herencias… pero que pueden seguir siendo decisivas

Todas las elecciones son trascendentes, pero la de hoy en Ecuador puede tener tal vez una implicación especial. Se trata de la resolución electoral en segunda vuelta de una campaña extraordinariamente moderada si nos atenemos a cómo han ido las del entorno en el pasado más reciente, y donde ha primado más la propuesta que la descalificación.

A esto ha contribuido el papel de los dos candidatos, ambos jóvenes y ambos deseosos de que se les conociera por lo que son y no por lo que heredan: Luisa González es la candidata del partido de la Revolución Ciudadana, es decir, el partido de Rafael Correa, tan admirado como odiado, y que desde su salida del poder en 2017 vive autoexiliado en Bélgica, aunque muy presente en todo el escenario político.

El otro es Daniel Noboa, hijo de uno de los grandes banqueros del Ecuador, protagonista de las crisis de los 90 y archienemigo de Correa. Daniel Noboa sin embargo se presenta como un candidato de centro izquierda sin receta ultraliberal ni afanes cómicos.

González y Noboa han tratado por todos los medios de convencer con propuestas dejando de lado la crispación que sí primó en la primera vuelta, donde incluso uno de los candidatos más críticos con el correísmo, Carlos Villavicencio, fue asesinado.

Y es que la inseguridad ciudadana y la penetración del narcotráfico en un país que tradicionalmente – y extraordinariamente – se había mantenido al margen del tema pese a estar rodeado por las dos potencias productoras de cocaína como Perú y Colombia ha sido uno de los temas cruciales de la campaña, pero tal vez no el más definitorio.

Cada cual tiene un relato sobre por qué ha sucedido el fenómeno, que sin duda es multifactorial. Para unos es la consecuencia de la paz en Colombia y del cambio de hábitos en EEUU, para otros, de la deriva liberal del país desde que asumiera Lenín Moreno, que aún impulsado por Correa no tardó en cambiar sus principios. Esta deriva y sus consecuencias tomaron aún más centralidad en el breve pero intenso mandato de otro banquero, Guillermo Lasso, que se hizo con el poder en una segunda vuelta marcada por la polarización sobre Correa frente a un candidato como Arauz mucho más asimilable al viejo régimen. Lasso llegó al poder débil y sin parlamento, por lo que pronto convirtió el tema de la seguridad como elemento de cohesión y manejó estados de excepción y regímenes especiales en las cárceles también como estrategia para forzar la cohesión política y ganar respaldo popular en las calles… aunque le duró poco.

Más allá de las propuestas, lo cierto es que los comicios no dejan de tener cierto carácter de provisionalidad, pues son consecuencia de la muerte cruzada a la que se sometió el ejecutivo de Lasso antes de enfrentar la censura, y por ende, el mandato se extenderá por unos meses, solo hasta 2025, y en esas es que el ascendente pesa.

Noboa es el favorito en las encuestas; González la que más apoyo recibió en primera vuelta, en juego la capacidad de persuadir y de alejarse de la sombra afilada cada uno de sus “padres”. Sin duda, por las semejanzas con el sistema boliviano y con su propia historia reciente de partido hegemónico y presidente carismático, toca seguir de cerca la evolución.


Más del autor
Reglas para vivir bien
Reglas para vivir bien
Hospital Materno Infantil
Hospital Materno Infantil