¡Gloria al rey del maratón en Bolivia!



Sobraron las muestras de cariño y agradecimiento al fondista Héctor Garibay Flores en su regreso a su tierra natal, Oruro, donde se armó una fiesta en las principales calles y avenidas, con niños, jóvenes y adultos que gritaron a voz en cuello el nombre del mejor atleta boliviano de la especialidad de maratón.
La ciudad de Oruro se paralizó la mañana de este jueves, desde temprano se formaron callejones humanos para recibir de Garibay, ganador absoluto del Maratón Ciudad de México con récord de 2h08:23. El atleta, acompañado por su entrenadora, Nemia Coca, fueron aplaudidos y felicitados por este logro deportivo.
Con las melodías de la diablada –danza boliviana–, interpretada por una banda de música, Garibay fue levantado en hombros para que haga su paso triunfal, recogiendo el orgullo de la ciudadanía por tener como vecino a un hombre ganador, pero humilde, de piernas fuertes, pero de corazón noble, un atleta que rompió todos los pronósticos convirtiéndose en el mejor.
Las niñas y los niños dejaron las aulas para recibir a Héctor, con esas voces de campanilla trataron de alcanzar a Héctor, de saludarlo y de estar al lado del maratonista que dejó atrás a los keniatas, cuyas zancadas amplias no sirvieron de mucho cuando tuvieron que medir rendimiento con el número uno de Bolivia.
La sencillez de Héctor se siente con sólo estar un instante a su lado, en todo el recorrido y en los actos protocolares, frente a las autoridades de Oruro, no se sacó su gorra que le acompañó en los 42, 195 kilómetros en Ciudad de México, dio la vuelta a la visera y continuó, mientras su cuello cargaba la medalla de la victoria, guirnaldas y los billetes que le prendieron con ganchos, en un gesto de apoyo.
El maratonista llegó a la plaza principal de Oruro, todos quería acercarse para tomarse una selfie, tuvo que subirse en una camioneta para continuar la caravana hasta llegar a la Gobernación, donde recibió más reconocimientos de entidades privadas y públicas, becas de institutos, zapatillas deportivas, llegando a faltarle manos.
Héctor es padre de familia, cuando compite lleva en su corazón el amor por sus hijos, aunque no lo expresó en ningún momento, pero estaba ansioso por llegar a su casa, descargar un abrazo sobre su familia ¡Gloria al Rey del Maratón en Bolivia!