Desde la cuarentena
Hubo un tiempo de luz



Hubo un tiempo de luz
sentimientos vívidos y diáfanos
sin mascarillas
ni limitación al abrazo o al apretón de manos
ni distancia entre los versos de la dicha:
poemas escritos a dúo
con un mismo pensamiento
La felicidad asomaba radiante
vestida de arco iris
en el canto de los pájaros
desde el árbol de laurel
mientras el navío remontaba
el río de la vida sin timón…
Pero la tormenta llegó un día gris
de la mano del virus de la duda
y a partir de entonces quedaron prohibidos
los sueños las sonrisas las miradas
y proliferaron las muertes las agonías
las distancias los temores los encierros
l a s c a ll e s v a c í a s ...
y se cremaron en el silencio
los restos de las cenizas del alma
Pero tras la muerte
emerge
la vida palpitante
en la esfera incólume de la eternidad:
por eso
es imprescindible aferrarse a Dios
dueño único de todas las respuestas
dador de las certezas
y de la convicción infinita del amor.