La Nao
Para salvarse de la memoria
Para salvarse de la memoria
sin retomo está allí protegida
en la bruma imaginada
Inmóvil y sutil su sombra
se posa en la sosegada corriente
Silenciosa en el silencio
arriado su velamen
inerte su arboladura
aflojado su cordaje
mudas sus escalas de viento
sólo escucha el rumor escondido
en sus aparejos el rememorado grito
de la vacía atalaya el eco anciano
de la espuma que besa su proa
el invisible canto de sal
de la Náyade del bauprés
el tierno susurro de la cuaderna
el arcano de la velada sentina
mientras se conduele del llanto
de sus galeotes que esperan
imposibles extravíos
al garete o quiméricos abordajes
de benignos corsarios
La Nao se mece en su levitar
nocturno palpita en las voces
de los tripulantes olvida la modorra
prudente del mediodía y llama
al recuperado delirio del agua
incita a la danza de sus ángeles
fiel al vuelo de la noche
y al grave olor antiguo
de la pasiva espuma
El tiempo de la marea
que no huye aprisiona
su casco e ilumina
los abisales derroteros
imantados en la Rosa Naútica
Así navega en la luz inextinguible
de la travesía de nuestros sueños
I
Tañe una campana en la bruma
atraviesa el humo de las tibias aguas
y del navio umbroso
reposando en el fatigado
aliento de las olas
se oye la vieja balada
que conjura los embrujos
de ocultas sirenas
los secretos de madréporas
e hipocampos presos en el espanto
de los líquenes con la angustia
de estremecidos albatroces
Un lúgubre graznido corta
el canto del vigía
“¡Tierra a babor! ¡Monstruos
dejad por mil diablos
el azufre y la bebida
de todos los demonios!“
¡Calla avechucho deshalado
cierra el pico alcahuete!
le contesta la ardida voz
de aquel que en la penumbra
ruega a los de la chirimía
acompañen su recuerdo
que deshila imágenes sonámbulas
y madrigales del río encantado
¿Hacía qué singladuras
tu velamen en albas soñadas
navegará hendiendo alboradas
y vientos de los astrolabios?
¿En que turbias dársenas
tu grácil maderamen recalará
como si huyera
de fieras galernas
y espumas fragorosas?
¿El vino agridulce el hidromiel
el turbado deleite de la coca
dictarán las canciones
de alabanza a la noche
propicia a las cifras
del diálogo del Cronista
y el Piloto Mayor enredados
en el alborozo de los coros
con el deliquio de la nieve
y las antífonas de los navegantes?
II
Dulce río fluye
desnudo de arrebatos
“Limpiaré mis ojos quemados
y mis labios buscarán
el reposo de las aguas"
“¡Tormenta a babor
Tierra a estribor!
¡Aparejad la gavia
Silencio a la chimmía!"
¡Calla ave maligna
Basilisco de agua muerta!
Jamás navio alguno
navegó con una brújula inmóvil y perdida
su bitácora en furiosas marismas
con sus velas angélicas al pairo
en pasmados mares y arrecifes
con ahogados visionarios
Sus letanías guiaron
su sirgar alucinado
descubriendo el rumbo
sin el favor del sextante
o del catalejo abandonados
en un dormido astillero
Sus jarcias cantoras
la salvaron de abismos
con maleficios de ondinas
muertas en los éxtasis
de amores peregrinos
Los aires de sus cantos
mellaron nubarrones
y tormentas el terror
de los pantanos
y los indómitos torrentes
donde los horizontes desaparecen
Su cuerpo de blanco quebracho
su firme quilla de gaviota
su proa como la luz
combatiendo tinieblas
su bauprés con el mascarón
catedralicio su popa ensoñativa
con el sereno timón
se mecían en los reflujos
de las olas y en las bruñidas
refulgencias de la melopea
de las ruborosas algas
en sus obenques y escalas
en sus mástiles y velas
en las cofas y foques
en la torre del vigía
los vientos alisios
los cierzos de nieve
o los fuegos de las borrascas
la ira demente
de los tifones y huracanes
el aleve embate de las tempestades
en vano la furia demoníaca
de los sordos dioses
ni la vencida magia senil
de las diosas tristes
con sus perdidos hechizos
de las calmas chichas
y sus letárgicos desvaríos
ni siquiera las visiones
de nubes cautivas
ni aún los espejismos
o el sollozo del sol
en las islas de brumas ardientes
ni el mar de los sargazos
ni los témpanos de los polos
ni las luces de plomo
de los trópicos o la desolación
de las tinieblas de equívocos
equinoccios y solsticios
¡ni los misterios de barro
y agua ni el cielo y la tierra
ni el enigma del Tiempo
en el efímero tiempo
del sueño del hombre
pudieron detener la alba nave!
III
¿Qué barco es éste
en el que sólo se navega
ciertas elegidas noches
dizque que con la fantasía
de sus lúcidos tripulantes?
¿Y que fingida empresa
¡Voto al Diablo! es ésta
que esconde sus cartas
de mareas su bitácora
y sus brújulas?
“¡Viento a babor
Aparejad el cordaje!
¡Silencio mentecato
de mal agüero!
¿Quién es el que nada ve
quién el que no oye
los sospechosos coloquios
las risas ebrias el resplandor
de las frases obscuras?
¿Acaso tú gaznápiro ves
sientes gozas y sufres
el estar de la noche marina
que crea a la ingrávida Nao
y le fija su rumbo leve
con su sirga de puro olvido
en las constelaciones descubiertas
como inventadas guías?
¿Y quién sino yo
el Cegado por lo Obscuro
y la realidad que dibuja
y predibuja el ignoto mapa
de esta sin par travesía
puede revelar la ansiedad
de navegar en el oleaje enamorado?
¿Es que acaso no conozco
a los semidioses que habitan
en el Alcázar y el Castillo de proa
y transitan al son de romances
por los puentes sonámbulos
huyendo de sus sombras en el combés?
¡Por las barbas del Demonio
y los clavos de Cristo!
¿es que no sabes infeliz
pajarraco que fui yo
y no otro sólo yo
quien se hizo cargo del embarque
de la Abadesa de las Clarisas
Descalzas y no así
del Enviado de la Santa
Hermandad un espía de Dios
del Diablo o de la Poesía?
El Piloto Mayor y el Cronista
el Protonotario y el Copista
el Relator disfrazado de músico
el Pisador de Coca el evasivo
Capitán marinero de tierra
y agua dulce los fijodalgos
de la marinería y los remeros
todos en lo turbio y en lo claro
se sabían maravillados seres
Ven ave lastimera
deja tu chillido loco
en pobre pájaro huérfano
Yo te diré el secreto de la Nao
Baja de tu cubil
acércate y escucha:
Nada es real aquí
y todo es verdadero
el río donde duerme la nave
la obscuridad en la que navega
el insondable mar que la inventa
Irreal es su imagen eterna
en la Mar deslumbrada
de la Hechicera Taumaturga
la que canta el canto
de la Muerte-Vida Nuestra Señora
Oye bien hijito
que el ciego eres tú
y no yo Escucha:
“Vivir no es necesario
Navegar es necesario"
así queda todo
Amén... Sí... sólo Agua.
Erquís—San Luis 3—XI—97
San Luis 21—23— IV— 98.—