El acorde mayor y la alegría chapaca
En música denominamos “acorde”
En música denominamos “acorde” a una estructura de construcción simultánea de tres o más sonidos. Estos no necesariamente deben sonar simultáneamente ya que en realidad lo que representan es una manera en la que organizamos los sonidos, a menudo a través de superposiciones concretas que resultan en los diferentes acordes.
Se dice de uno de estos tipos de acorde al que denominamos “mayor” (denominación que se la debemos a Zarlino, teórico musical del siglo XVI) nos causa o recuerda una sensación de alegría. Lo cierto es que esa es una afirmación relativa y que depende de múltiples factores, pero que si el único contexto es el acorde mismo, en contraste con otros que podrían parecernos en las mismas condiciones acordes tristes, tensos, que nos generan incertidumbre o suspenso, esta afirmación parece adecuada.
Por otro lado se dice del tarijeño y de sus costumbres que éstas desbordan alegría, algo que se puede evidenciar a través de sus múltiples expresiones culturales y de manera particular en las fechas en las que se manifiestan más que en otras los aspectos de la identidad y tradición tarijeña.
Aquello que dijimos del acorde mayor de algún modo puede trasladarse también a la tonalidad mayor, que se podría entender como un conjunto de relaciones y aspectos sintácticos que nos permiten percibir la organización de las alturas de los sonidos de un modo similar en que percibimos el lenguaje, con el que a menudo se asocia a la música, aunque como éste, estas organizaciones pueden tener múltiples manifestaciones que hacen particulares a cada estilo de música.
Algo no muy evidente es el hecho de que la cueca tarijeña por ejemplo tiene entre sus características que gran parte de ellas, o al menos las más simbólicas, se encuentran en tonalidad mayor (en un repaso rápido de las primeras 20 cuecas tarijeñas que salen en Youtube, el 55%), esto claro si las comparamos con el resto de las cuecas del país, en donde predominan en contraste las tonalidades menores (siguiendo el mismo procedimiento, sólo el 10% estaban en tonalidades mayores).
A esto se puede sumar que el tempo (la velocidad en términos musicales) de las cuecas tarijeñas de la comparativa en promedio es de 83 bpm, mientras que de las del resto del país en conjunto es de tan sólo 78 bpm, confirmando también de algún modo aquellas afirmaciones que dicen que la cueca tarijeña es más viva, atributo que se suele relacionar igualmente a la alegría.
Mucha música autóctona alrededor del mundo empezó con escalas de cinco sonidos a las que llamamos pentatónicas, entre éstas por asociación también distinguimos dos tipos importantes: las pentatónicas mayores y menores, que podría decirse que de algún modo están aún más relacionadas a los acordes con la misma denominación. Resulta pues llamativo nuevamente que a diferencia de la parte andina del país, las escalas pentatónicas mayores predominan con mucha fuerza en las tonadas más autóctonas del acervo chapaco, e incluso en las modernas que derivan de éstas, aún es evidente que el fundamento principal es la escala pentatónica mayor, mientras que en el occidente predomina la pentatónica menor.
En un artículo anterior se habló de la caña chapaca y aunque allá se dio una explicación sobre la relación que tenía ésta con las matemáticas y Pitágoras, resulta que los sonidos que produce la caña también corresponden al acorde mayor.
¿Será posible que estas características de la música tarijeña estén relacionadas con la alegría que se suele atribuir al sentir chapaco? Es probable que éstos sean solamente indicios, y que hagan falta mayores observaciones, pero hasta ahora éstos resultan llamativos. No por nada se dice de Tarija que es la Capital de la Sonrisa.