Nueva edición de un libro
Acaba de salir en la ciudad de La Paz, la segunda edición del libro Trivialidades de tiempo libre,



Acaba de salir en la ciudad de La Paz, la segunda edición del libro Trivialidades de tiempo libre, que antes fuera publicado en 2015. Hacemos conocer fragmentos de la obra.
Palabras Iniciales
El hombre a quien no acabo de conocer en plenitud bebe una taza de café, se acomoda el sombrero un tanto inclinado hacia la izquierda y se sumerge en sus cosas, cavila acerca de la vida y de la muerte, la literatura, el arte, del tiempo que se va y la caducidad de los seres, lo cotidiano, el futuro de la patria, la esperanza que se aferra en el corazón, en fin, dibuja algunas trivialidades de tiempo libre.
Te invito, amable lector, a que asomes tu mirada a estas breves páginas y así puedas compartir o disentir de su contenido.
Instantáneas
Hugo Molina Viaña
De regular estatura, quizás más bajo que alto. A la luz de la primera impresión su aspecto físico revela un temperamento suave, imperturbable, cual si no habitara este mundo. Tratándolo con detenimiento se comprueba la sospecha, que pasa a ser una evidencia: es un hombre con alma de niño.
Antonio Paredes Candia
Habla sin tapujos, liberándose interiormente de algo. De elevada estatura física y amplio tórax. Sobre su piel blanca, blanquísima, en su rostro resaltan pronunciados mostachos y largas patillas color ceniza. Antes que sus labios sonríen sus ojos de tenue verde, irradiando destellos de picardía.
Guillermo Francovich
De rostro enjuto y mirada seria, personificaba al intelectual neto, hecho para los avatares del pensamiento. No admitía tregua ni cuartel; libre, como el viento, para el estudio y la meditación. Abogado, diplomático, escritor y catedrático.
Al mejor cazador se le va la liebre
En la novela Trópico enamorado, que dicho sea de paso no constituye lo mejor de Augusto Céspedes, encontramos esta frase: “Por su puerta entreabierta vi a Fresia…” Al modo agudo de Medinaceli, cuando observó una expresión similar de Díaz Villamil, habría que preguntar: ¿cuál es la puerta entreabierta de Fresia?
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Me tomo la libertad –Dios salve mi alma- de señalar lo siguiente. Al más destacado crítico literario de la segunda mitad del siglo veinte, Juan Quirós García, también se le fue el bicho, digo la liebre.
En el artículo titulado “Luis Toro Ramallo en Gente de mi tiempo”, que forma parte del libro La raíz y las hojas, Quirós sostiene: “Se me ocurre hablar hoy de Luis Toro Ramallo, escritor que no ha publicado últimamente ningún libro, pues hace bastantes años que murió” (Editorial Buribal, 1956, p.214)
Mi querido monseñor, ¿cómo extrañarse que un muerto no hubiera publicado últimamente ninguna obra?
Lo anterior junto a un pleonasmo de la nota previa del libro mencionado, es cuanto hemos encontrado. Nada más para ser criticado al crítico. Sea dicho en tono anecdótico con todo respeto y admiración a la obra de tan insigne maestro.
Visita a la ciudad de Tarija
En lo personal, volver a Tarija, en la que viví mi infancia y adolescencia, es experiencia de lo más gratificante para mi espíritu. Retornar, aunque sólo sea por unos días, representa evocar aquellos años de estudio en el Colegio Antoniano, del encuentro con los amigos y los veranos inolvidables de cada año trasladándonos a los baños en las pozas del otrora cantarino Guadalquivir, hoy mermado en su caudal, de los viajes a la finca materna en travesías a lomo de caballo, de las visitas a la campiña y la activa participación, junto a la familia, en las fiestas patronales del departamento.
En fin, recorrer sus apacibles calles y avenidas, plazas y parques, en los que la bocanada de aire fresco que se respira sabe a sauces y amancayas, a durazneros en flor, al son de violines, coplas, erques y cañas, a repiques de las campanas de San Roque, San Francisco y del Santuario de Chaguaya, constituyen vivencias irrepetibles que guarda la memoria y encierra, cual cofre preciado, el palpitante corazón.