Yacuiba se rebela contra el proceso

El resultado del referéndum de la Carta Orgánica en el Chaco es catastrófico y es, evidentemente, atribuido al Movimiento Al Socialismo y a su forma de gobernar en la capital del Chaco. Más o menos el 75% de los yacuibeños han rechazado un documento que, con mucha probabilidad, no conocían...

OPINIÓN
OPINIÓN
El resultado del referéndum de la Carta Orgánica en el Chaco es catastrófico y es, evidentemente, atribuido al Movimiento Al Socialismo y a su forma de gobernar en la capital del Chaco. Más o menos el 75% de los yacuibeños han rechazado un documento que, con mucha probabilidad, no conocían a detalle; pero sobre el que habían oído posicionarse a los líderes de uno y otro bando y que acabaron por llevar la aprobación o no del texto al terreno ordinario de la política.

Fueron ellos y no la prensa o los activistas, señalados en este entretiempo de duelo que va desde la derrota hasta la asunción de la misma como responsables del escaso apasionamiento ciudadano, los que plantearon abiertamente el conmigo o contra mí. Fue el Concejo Municipal junto al alcalde Ramiro Vallejos quienes decidieron que el texto ya estaba listo y se podía convocar el referéndum; fue el mismo Vallejos quien empezó a catalogar entre amigo y enemigos a quienes cuestionaban algunos artículos concretos del documento; fue el mismo Carlos Brú, exalcalde y faro del MAS en la región, quien catalogó de “malos yacuibeños” a quienes se oponían al documento, y en general, ha sido todo el oficialismo del MAS, con cuyas bases sociales se socializó el texto en los ya conocidos eventos concertados, quienes con más énfasis han convocado a participar, conocer y aprobar la Carta Orgánica, mención aparte para aquella publicidad apócrifa en la que decía que los pobres votarían a favor de la Carta y los ricos en contra, denostando a estos últimos por su posición.

Por el otro lado, los más críticos al MAS no dudaron en utilizar la ocasión para su beneficio particular. La opción de voto negativo surgió de forma espontánea, incluso entre aquellos consultores y asesores que ponían en cuestión determinados aspectos del articulado y su propia metodología, advertían de lo ridículo que sería no aprobarla. Y es evidente quien queda retratado en ese ridículo.

Wilman Cardozo, el asambleísta chaqueño otrora granero de votos, se subió a última hora al NO, siguiendo la dinámica ya instalada, pero con su gracejo habitual, lo que acabó de rayar la cancha para aquellos que aún tenían dudas. De lo que iba el referéndum de la Carta Orgánica era de un plebiscito sobre la gestión del MAS en su conjunto y sobre el futuro que proponen, y el resultado es incontestable.

Desde 2010, el MAS ha logrado sumar a sus bases a la mayoría de líderes del Chaco que ocupaban algún cargo institucional. Lo ha hecho en Caraparí, donde Lorgio Torres acabó abrazando el proceso, y lo ha hecho en Villa Montes, donde ya logró la alcaldía por medio del voto. En esos dos municipios las urnas han avalado de aquellas maneras el transfugio, pero en Yacuiba la condena parece haber ido a más. Yacuiba no eligió alcalde a Carlos Brú, del MAS, sino a su contrincante opositor, Ramiro Vallejos. La mutación de este al MAS ha tenido una clara respuesta: 74% ha rechazado, lo de menos era el qué.

El MAS debería reflexionar sobre su estrategia en la Región Autónoma del Chaco, pues el presidente Evo Morales se ha volcado tanto con Brú como con Quecaña y Vallejos, a los que da apoyo explícito en numerosas ocasiones e incluso bromea sobre las comisiones que cobran en las obras, pero la población ha dado un claro mensaje contrario a lo que se venía leyendo en otras convocatorias que apelaron al voto duro, como la del 21F o las Judiciales.

El Chaco tuvo aspiraciones de tomar las riendas de su propio destino, aspiraciones que parecerían haberse esfumado con una autonomía regional intervenida y a la espera siempre de los dictados de La Paz; con autoridades tránsfugas que acaban abrazando al poder cada vez que vienen mal dadas; con bromas sobre las comisiones y con obras millonarias construidas de espaldas. Pero no, las aspiraciones siguen ahí, la rebelión está en marcha.

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