Un misterio llamado “mamá”

La maternidad es un misterio que se debe meditar todos los días y no acostumbrarse a su realidad de mamás, porque una madre es mamá toda la vida hasta que ellas, o sus hijos, se van al cielo. No es que “fui madre” y ya; no, no, son madres ahora, cuando ya sean grandes, cuando ya sean...

OPINIÓN
OPINIÓN
La maternidad es un misterio que se debe meditar todos los días y no acostumbrarse a su realidad de mamás, porque una madre es mamá toda la vida hasta que ellas, o sus hijos, se van al cielo. No es que “fui madre” y ya; no, no, son madres ahora, cuando ya sean grandes, cuando ya sean abuelitas, siempre seguirán siendo madres de sus hijos.

Ese misterio de la maternidad, por tanto, es un misterio de amor, de dar, dar y dar; por eso son tan felices, porque dan y dan y siguen dando, y vuelven a dar todos los días amor, comprensión, cariño, paciencia, bondad, entrega a sus hijos.

Ese sentimiento raizal, tan profundo, que carece de palabras para describirlo, ese vínculo afectivo, sólo puede ser un misterio. Pero más allá del sentimiento ha quedado demostrado que las figuras de madre se dan de diferentes maneras en nuestro país y el mundo.

El Instituto Nacional de Estadística (INE), informó que, según condición de actividad, el 57,9% de las madres en el Estado Plurinacional de Bolivia están ocupadas en alguna actividad laboral, el 1,5% cesantes, el 0,4% son aspirantes y el 40,2% están inactivas temporales o permanentes de acuerdo a la Encuesta de Hogares 2015 (EH 2015).

El estudio revela, además, que en el país 19 de cada 100 madres son jefas de hogar. Por lugar de residencia, la proporción de jefas de hogar del área urbana representa el 20,6% y en el área rural el 13,6%, de acuerdo a la EH 2015. Esto ha llevado a que parte de la tarea maternal sea delegada en gran porcentaje a un ser maravilloso llamado abuela.

Desde de la Asociación Nacional de Adultos Mayores de Bolivia (Anambo) informaron que va en aumento los casos de las abuelas convertidas en “segundas madres” de sus nietos.
“Esto va aumentando, cada vez vemos más abuelos responsables de sus nietos, ya sea por la migración (de los padres de los niños) dentro del territorio nacional o a otros países. Incluso hay casos donde los progenitores ya no regresan y las abuelas tienen que asumir gastos de educación, salud y alimentación “, detalla el informe.

Pero hay también padres que deben cumplir el rol de madres por diversas circunstancias. En Bolivia la mayoría de los papás (64,6%) está casado, el 30% es conviviente y el 1,4%, soltero. Cada vez más ellos se involucran en las tareas del hogar.

En nuestro país, más de 1,6 millones de varones han tenido la satisfacción de ser padres de familia, lo que representa un 32% de la población masculina que habita en todo el territorio nacional, según una encuesta de hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE).

De acuerdo con la encuesta del INE, del total de papás que hay en el país, la mayoría, es decir, el 64,6% está casado; el 30% es conviviente o concubino; el 2,8% es viudo; el 1,4% es soltero (es decir que hay menos que madres solteras, que alcanza al 8% de más de 2,1 millones de madres) y el 1,3% es divorciado.

En fin, el criar a un hijo, el educarlo y protegerlo es una tarea que en muchos casos por razones del destino ha quedado en manos de seres extraordinarios que no son exclusivamente las madres biológicas. Más aún ese ser llamado Mamá sigue siendo un misterio.

Todos hemos estado dentro de un vientre de mujer. La escritora Rosa Montero dirá: “Dentro de esa tibia caverna de sus vísceras, nuestra sangre y nuestra carne vienen de las suyas, una vez, durante un tiempo, fuimos un único y mismo ser. Y eso es algo que nuestras células no olvidan”. Éste es nuestro primer hogar grandemente idealizado desde hace cientos de años y seguirá siendo así.

Esto se refleja en actos sencillos de la vida que han ablandado a los seres más rígidos como el presidente Donald Trump que, durante su toma de juramento sobre la Biblia de Abraham Lincoln, puso la que su madre le regaló como recuerdo del día de su graduación de la primaria, a los 9 años, en 1955.

Mamá, para todo es un ser extraordinario, que en la mayoría de las veces se ha convertido en nuestra primera palabra cuando comenzamos a hablar y la última que pronunciamos al morir.

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