Tariquía, Mil y Una
JESÚS CANTÍN Y DANIEL RIVERA/FOTOGRAFÍA: LUIS FERNANDO MOGRO Doña Señora no ha cumplido los 40 y ya se siente como si se hubiera salido del mundo. Cuenta que hace tiempo fue reportera, pero que ahora es nomás comunaria de “Los Cajones”, la deformación que con el paso del tiempo va...
JESÚS CANTÍN Y DANIEL RIVERA/FOTOGRAFÍA: LUIS FERNANDO MOGRO
Doña Señora no ha cumplido los 40 y ya se siente como si se hubiera salido del mundo. Cuenta que hace tiempo fue reportera, pero que ahora es nomás comunaria de “Los Cajones”, la deformación que con el paso del tiempo va tomando la zona de El Cajón, un paraje excepcional para la pesca deportiva sobre el río Churumas, que poco más abajo desemboca en el Gran Tarija, el que hace las veces de frontera con la Argentina por el este del “triángulo sud” de Bolivia.
Ella, su papá y su hermano han pasado a vivir en el costado del último epicentro de la polémica petrolera. Los tres viven dentro de la Reserva de Tariquía, pero no del cantón del mismo nombre y que se ha convertido en un nuevo escenario de la resistencia ecologista en Bolivia. Ese rincón está dentro del área Astilleros. Antes de llegar a su hogar, un guardaparque custodia una valla a la que no le cierra el candado porque entonces parecería ser una especie de jaula al aire libre para la media docena de comunarios que habitan en ese extremo de la Reserva de Flora y Fauna ecológicamente más relevante del departamento de Tarija.
Tariquía se trazó con escuadra y cartabón en 1989 desde algún lugar a decenas de kilómetros. Ocupa más o menos 250.000 hectáreas que se superponen en cuatro municipios tarijeños: Padcaya, con la mayor parte, Bermejo, Entre Ríos y Caraparí. También se superponen a varias arenas identificadas por la depredación petrolera ya en los 70 y que, ante las urgencias del sector, el Ministerio de Hidrocarburos y YPFB no han dudado en buscarles nuevos dueños. En abril de 2018 se entregaron las áreas de San Telmo y Astilleros a Petrobras mediante una Ley aprobada en la Asamblea Plurinacional y que fue promulgada por Evo Morales en acto público en la ciudad de Bermejo el 7 de abril cual regalo por las efemérides departamentales, pero antes ya se habían entregado otras muchas.
En esa orilla del río Churumas, Don Señor tarda menos de dos minutos en ofrecerse para llevarnos hasta el pozo exploratorio que en 1990, según reza la placa tallada en piedra muy bien puesta en un costado, fue perforado por BG en pleno terraplén. Se trata de un cuadrado de 2 x 2 e indefinida profundidad lleno de agua en el que sobresale cual chimenea un tubo metálico grueso. No hay mayor protección. Tras mofarse de aquellos que esperaban encontrar la icónica torre de los pictogramas y las películas americanas, Don Señor se lanza colina abajo hasta el borde del río, donde se pueden detectar varios depósitos viscosos y blanquecinos en el agua.
Doña Señora sabe lo que se habla del agua y de la afectación. Sabe también que en su casa no hay electricidad y hay agua por cañería, para hervir. No ha visto el Mundial, ni Factor X, lo que no le importa lo más mínimo. Lo que sí le importa es que cuando llega el verano y llueve, el Churumas crece y su producción se pudre en las bolsas de yute donde las pretendía llevar al mercado de Bermejo. Camino y puente. Doña Señora y su familia apoyan la explotación. Doña Señora no se llama Señora, sino que no quiere hablar con periodistas, peor con El País. “Todo debe pasar por Monitoreo”, dice. El jefe de Monitoreo es José Gutiérrez, Pepe, el último alcalde de Bermejo que se impuso a todo el aparato del MAS en 2013 pero que no pudo refrendar su gestión en las elecciones de 2015. Unas semanas después Gutiérrez llegó a Tarija para negar pozos, peces muertos y hasta cualquier actividad sísmica en la zona.
Doña Paola se ha convertido en una especie de rockstar de la resistencia, una lideresa natural que ha salido de la Reserva para advertir que no están dispuestos a tolerar
atentados contra su ecosistema vital. Dedos largos, piel clara, cabello oscu
ro, primeras arrugas por encima de los labios y por debajo de los ojos. La seriedad le acompaña donde vaya, pero no es tímida. “Aquí todos éramos azules, pero con esto ya no hay colores”. El valle central de Tariquía es verde y gris, chilcha la mayor parte del otoño y el invierno, en verano llueve. “También hay días que sale el sol” dice la directora Martínez de la Unidad Godofredo Arnold en Pampa Grande y cuyo patio está presidido por un mural que reza “Cuida la naturaleza y prolongarás tu existencia”.
El cantón también está ahora decorado con los tejados azules de las “viviendas sociales del Evo” que han proliferado en el lugar. También hay naranjas recién pintadas. También hay luz de cooperativa que les instaló una Fundación y para lo cual cada vecino del pueblo tuvo que acarrear diez kilos de cable desde Orozas, donde hace unos tres años moría el camino vehicular para convertirse en uno de herradura. También hay agua por cañería y un médico y una enfermera auxiliar cada tres comunidades que suman unas 600 personas. También hay odontólogo gracias a cuyas gestiones pudimos dormir en la sala de partos del Centro de Salud y no en carpa bajo cero. Desde aquí las gracias.
Doña Paola barre la tierra sobre la tierra. Bartolo, su esposo, endereza unas sogas de cuero. Sus hijos, ya grandes, corretean un toro cebú que aprovechó la confusión para escapar hasta que se dio cuenta que no tenía muchos sitios donde ir. El can
tón de Tariquía reúne a 11 comunidades de la provincia Padcaya dentro de la Reserva. Es el cantón más poblado e incomunicado. Ninguno se llama Tariquía. Sus aguas corren hacia el río Tarija en cuyas orillas, a medio centenar de intransitables kilómetros selváticos, se pretenden perforar los pozos de exploración y explotación petrolera del campo Astillero. Más cerca se dibuja el campo de San Telmo Norte.
Tariquía, dicen sus habitantes, no es lo que era. El camino, concluido hace unos tres años, le ha cambiado la vida al lugar. Antes se tardaba día y medio en llegar hasta Pampa Grande. El camino lo abrieron las autoridades de Padcaya para atender a los vecinos, pero por ahí entró con furia toda la comparsa que acompaña indisimuladamente el proyecto de exploración: agua, luz, viviendas del Evo, ítems de educación, de salud, una ambulancia nueva y todo aquello que se pueda imaginar para convencer de lo estratégico del proyecto a quien haga falta.
“El 85% de la población aquí está en contra de la exploración. Nosotros vivimos de nuestro trabajo, del campo, de lo que da la tierra. Hay algunos que sí, pero la mayoría no. Luego se van y ¿qué hacemos?” señala doña Maritza, hombros anchos, piernas delgadas, cabello hasta la cintura, determinación en su mirada; de nuevo una mujer joven, dirigente de Pampa Grande, al terminar la reunión del sindicato campesino que negocia las contrapartes para seguir construyendo viviendas sociales y que camina, como todos por allí, en sandalias de goma, a cinco grados y con una humedad del 100 por ciento. “No hay otra forma de calentar los pies después al llegar a casa”.
Ninguno quiere hablar de extorsión, ni de presiones implícitas para avalar un proyecto que, por otro lado, se está desarrollando a varios kilómetros fuera del núcleo de especial protección de la Reserva. Tampoco de ONG de esas que han encontrado un filón para sus memorias institucionales en la polémica ni de oportunistas ambientalistas.
El ministro Luis Alberto Sánchez no es Don, sino Licenciado en Administración de Empresas y coleccionista de maestrías y diplomados. Llegó al gabinete de Ministros en 2015 luego de una carrera dilatada, pero meteórica, en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Boliviano, en poco más de quince años pasó de ser un mero fiscal de campos en tiempos de la capitalización, de esos que tenían que pedir permiso a Madrid o Sao Paolo para ingresar a los campos bolivianos, a ser el Vicepresidente de Contratos y Fiscalización de la Estatal Petrolera, con sede en Villa Montes. Desde ahí esperó su oportunidad y al inicio de la tercera gestión al hilo de Morales se hizo con la poderosa cartera de Hidrocarburos en el gabinete de Gobierno.
[caption id="attachment_18537" align="alignleft" width="300"] Conferencia de prensa/Luis Sánchez[/caption]
Los que lo han visto crecer dicen que Sánchez se especializó en los pulsos de poder para ir ascendiendo por las gerencias. Su principal arma, su amplia sonrisa y su carácter afable. Su sentido del humor simple acabó por conquistar al presidente Evo Morales, cuya suerte ha quedado soldada a las decisiones de Sánchez: una de sus primeras medidas fue levantar el veto de la actividad petrolera en Áreas Naturales y una de las últimas, autorizar sin mayor debate las operaciones de explotación no convencional (fracking) en el área de Miraflores.
El 4 de mayo de 2018 no sonreía. Citó a la prensa en sus oficinas en Tarija con un solo punto en la agenda: Tariquía. Tres semanas atrás y en medio de una creciente oposición social, Sánchez había logrado que Morales se fuera hasta Bermejo para promulgar las leyes que consagraban los contratos de exploración en favor de Petrobras y YPFB Chaco. Sentado solitario en una amplia mesa con varios periódicos a su mano derecha inició con su retahíla habitual: millones de dólares de inversión (700), millones de dólares de renta petrolera (9.000), millones de dólares de regalías (1.800). Ni una palabra sobre el impacto ambiental o la tecnología a utilizar. Sánchez cargó contra los que rechazan el proyecto a los que catalogó de “malos tarijeños” y de repente, sin que nadie lo esperara, Sánchez anunció que el proyecto de Tariquía no iba más y se llevaba la inversión a otro departamento. Pero no cumplió.
Don Fermín Donaire lleva una gorra de Cristo Vive y recoge paltas en las profundidades de Playa Ancha, la comunidad más amplia y extensa de las once que componen el Distrito 11 de Padcaya, al sur del área de Astilleros y de la Reserva de Tariquía y donde hace unas semanas han concluido los trabajos de sísmica magnetotelúrica. Es el secretario General de la OTB. Ojos chicos, cara tostada al sol. Allí donde no ha llegado la energía eléctrica han llegado las iglesias evangélicas y los chinos de Sinopec, encargados de hacer la sísmica magnetotelúrica, otro proyecto para el que, dice el Ministro Sánchez, no se requiere consulta previa porque el impacto ambiental es mínimo.
Don Fermín tiene las ganas justas de pelear pero aún menos de quedarse cruzado de brazos. Las gestiones son difíciles, pero hacen falta, dice. Algo más del 30 por ciento del total de la zona afectada por la sísmica pertenece a Playa Ancha, un porcentaje que no cae al azar. La compensación, a su criterio, también debería destinarse en ese mismo porcentaje a su comunidad. El Gobierno, YPFB y el Ministro Sánchez dicen que la sísmica no tiene ningún impacto, pero cada 15 metros entierran un cartucho de dinamita, luego explotan y luego ven lo que ha pasado, o sea, algo ha pasado. Don Fermín dice que el ramal sísmico pasaba justo por detrás de dos pilares del canchón deportivo que lograron a duras penas que las autoridades les construyeran en la pasada década. Las detonaciones resquebrajaron los apoyos y ya nadie se atreve a usarlo sin más.
Más arriba, subiendo por el río San Telmo, dice, hay peces muertos nada más pasar el tercer puente. Al llegar, tres carcanchos salen volando, molestos por nuestra presencia. En la orilla hay una docena de churumas muertas, más allá se percibe el festín interrumpido. Dos semanas después el asambleísta Richard Tintilay, hasta entonces fiel masista, dijo que “los ríos se mueren” y enumeró quebradas y remansos con muchas docenas de peces muertos entre los ríos Huaca, Cambarí, Volcán y Tarija. Al día siguiente dijo que no había dicho eso “exactamente”, y también llegó Pepe Gutiérrez a la plaza Luis de Fuentes de la ciudad de Tarija.
Don Fortunato Llanos, en marzo de 2015, promulgó el Estatuto Departamental de Tarija. Su firma quedará en el documento para el resto de la historia pues entonces era el presidente de la Asamblea, vestía pantalón de lino, camisa blanca y contaba con chofer de vagonetaza 24 horas al día, 7 días a la semana. Es verdad que no parecía sentirse demasiado cómodo. Tampoco aquel sábado cuando lo abordamos en su casa de San Telmo. Hace tres años que dejó las funciones públicas y retornó a la base, a su comunidad, a la chamarra ajada y a las alpargatas medio desvencijadas. Bolsa de coca. Gorra calada.
Tampoco es que haya desaparecido. Fortunato es ahora el presidente de la Organización Territorial de Base (OTB) y uno de los pesos pesados del distrito 11 de Padcaya, el que agrupa a las comunidades del río Tarija, a la postre el distrito en el que se va a desarrollar la exploración si nadie cambia de opinión. Llanos, junto a otros dirigentes históricos, patrocinó el acto en el que YPFB Chaco y su gerente Eduardo Paz se dieron por validados para protocolizar los contratos e ingresar a la reserva a operar, dejando en mera anécdota las palabras del Ministro Sánchez, que aún no se ha determinado, porque no habla de ello, si fue una amenaza o fue una ocurrencia.
Con todo, Llanos hacía tres años que no declaraba ante un micrófono ni una grabadora. Saluda afectuoso como quien rememora las proezas de los viejos tiempos pero da por bueno el callejón entre la tienda y el comedor enmallado para entablar el diálogo. Parados. 15.00 horas. Al sol.
En resumen Llanos y San Telmo apoyan la exploración porque hace muchos años que ya hubo pozos, porque la zafra en Bermejo sigue siendo un negocio incierto y porque recién han abierto la carretera a San Antonio pero siguen quedando muchas carencias por cubrir en la región, que no tiene un puesto de salud cada tres comunidades con doctor, enfermera y ambulancia. También dice que los masistas mucho pelean en Tarija, pero no viene al caso en esta crónica.
A la casa de Llanos se llega por un caminito de tierra y barro deshecho todavía por el último temporal y cubierto de deshechos y bolsas plásticas. No hay muro perimetral ni falta que hace. Fortunato ha pasado a ser una especie de gurú, con los contactos necesarios en el otro lado y al que no le gusta dar muchas explicaciones. “Todos apoyamos, sí, todos apoyamos en el distrito 11”.
Doña Alina vive al ingreso de la Reserva, en lo que en su día se llamó Garrapatas, luego San José de Garrapatas y ahora San José nomás. La evolución del nombre de la comunidad es parte también de la toma de contacto de los comunarios con “el mundo exterior” y sus pudores. En Tariquía no viven indígenas, son campesinos, comunarios con todos sus derechos teóricamente intactos con capacidad para tomar sus decisiones.
Para llegar a la Reserva hay que salir de la carretera a Bermejo por Orozas y subir el cerro al que dicen Alto Grande, que toca los tres mil y pico metros de altura y es una de las últimas estribaciones andinas de Bolivia. El descenso se hace vertiginoso hasta sumergirse en el manto de nubes que casi perpetuamente cubre el lugar. Un autito sin experiencia en la ruta ni motor suficiente lo hace en unas tres horas por el camino que abrieron las autoridades de Padcaya sin hacer demasiado ruido. Antes se hacía a pie, con suerte se lograba un burro o un caballo de apoyo. 12-14-16 horas, depende quien cuente la experiencia y cuanto hubiera llovido. Dos grandes del periodismo boliviano como Álex Ayala y Roberto Navia recrearon el “gusano humano” que suponía ver bajar una camilla portada por ocho fornidos comunarios por el camino de herradura del cerro. Ahora hay ambulancia casi siempre con gasolina.
Para doña Alina el camino es lo de menos. No tiene intenciones de salir por el momento. Carga una niña de unos tres años, pelo revuelto, sandalias obviamente también de plástico. Por su puerta pasan ahora docenas de vehículos a la semana. Últimamente muchos turistas y curiosos. También autoridades. No muchas se detienen a charlar. Doña Alina es de las que recibió la luz que los comunarios trajeron al hombro. Doña Alina no se siente ni la más pobre ni la más olvidada ni la más desgraciada del mundo como pintan aquellos que defienden la exploración como un camino para el desarrollo. Así nomás es, dice y mira a su bebé, para la que quién sabe qué le quedará.
Tariquía vive de lo que cosecha, de sus cooperativas de miel y maíz, de la producción de maní y de alguna actividad menos sostenible, como la tala de madera, muchas veces bordeando lo legal. Adentro viven así, tranquilos, no tan felices. Si quisieran tener más – dicen – hace tiempo hubieran vendido lo que tenían y se hubieran ido a Bermejo, a Tarija o a la Argentina, como tantos otros.
Nadie va a convencer a Doña Paola que lo mejor que le puede pasar a la tierra que la vio nacer, como a sus padres y abuelos, es que la agujereen por todo lado en busca de gas y petróleo; tampoco nadie va a convencer a Don Fortunato Llanos de que hay otros caminos más directos para alcanzar el bienestar de la comunidad que ceder sus predios a la industria más contaminante del planeta. Tampoco nadie va a convencer a Doña Señora de que el puente no lo van a hacer para ella, sino para sí mismos, y que tal vez después no quede espacio donde cultivar nada que llevar al mercado a través de ese mismo puente.
Tampoco es probable que alguien acabe de convencer a la directora Martínez de que la escuela no debería tomar partido, porque la vida es vida y la muerte no y “al final todos vivimos aquí”. No es probable que no parezca que don Fermín calcula oposiciones en función al rédito inmediato, ni que aquellos que lo juzgan entiendan lo que es vivir a 20 minutos de la frontera en la inmensa soledad.
No es probable que a doña Alina, dueña de su tiempo y sus amores, dueña de sus miedos, alguien le diga “vete, estarás mejor en otro lado”, y que se vaya.
PD.- Esta crónica no ha terminado.
LAS MUJERES, PROTAGONISTAS DE LA RESISTENCIA EN TARIQUÍA
Doña Paola Gareca
Doña Paola Gareca no cree en las promesas del Gobierno. Desde que empezó el conflicto, su papel se ha ido tornando en fundamental para la resistencia. Doña Paola es una señora de campo, y no le teme a nada. Con su carisma natural y fuerza interior ha llevado la protesta a Tarija, a La Paz y donde ha hecho falta. Sabe que no es fácil, pero no se ha rendido.
Doña Elina Armella
Doña Elina es la jefa de la comunidad de Puesto Rueda. Camino de los 70, difícilmente se emociona cuando le hablan de futuro, básicamente porque no es la primera vez y porque prácticamente ha visto. Doña Elina asiste a las reuniones, aunque quien más involucrada está en la resistencia es su hija. Doña Elina tiene ese pragmatismo rural que va más allá de la desconfianza: “¿Y después, qué?”
Doña Maritza
Doña Maritza asumió la dirigencia del sindicato en Pampa Grande para hacer frente a los viejos dirigentes, que obviando el clamor popular, se presentaban en Tarija dando el apoyo al proyecto. El 85 por ciento de la población está en contra, y en su argumentación recuerdan a los guaraníes del Chaco, a las comunidades al pie de Margarita y a otras tantas que no lograron salir de la pobreza. “Al menos tenemos tierra donde trabajar”.
Cronología de una amenaza
26/05/2015.- Se aprueba el decreto que levanta la prohibición de actividades exploratorias en las Áreas Protegidas constituidas en el país.
18/01/2017.- El Ministro Luis Alberto Sánchez anuncia el interés de Petrobras en las áreas de San Telmo y Astilleros, cuyas extensiones se superponen en parte con el espacio de la reserva.
27/03/2017.- El Ministro Sánchez advierte que por el rechazo social, Petrobras podría abandonar el proyecto.
24/04/2017.- Se realiza la primera marcha en rechazo a la exploración en el área protegida, que ingresa en Tarija tres días después.
27/05/2017.- El Ministro Sánchez anuncia su viaje a San Petersburgo para negociar con la rusa Gazprom las áreas de San Telmo y Astillero.
21/11/2017.- En el marco del Foro de Países Exportadores de Gas celebrado en Santa Cruz, el Ministro Sánchez firma el convenio con Petrobras para la adjudicación de San Telmo y Astilleros.
07/04/2018.- El presidente Evo Morales promulga en Bermejo y a modo de regalo por las efemérides departamentales, la Ley que entrega las áreas en cuestión a Petrobras.
04/05/2018.- El Ministro Luis Alberto Sánchez convoca conferencia de prensa y señala que el proyecto de Tariquía no va más por culpa de la oposición social.
11/05/2018.- El presidente de YPFB Chaco se desplaza hasta el distrito 11 de Padcaya y en un acto con vecinos dice tener el respaldo para seguir adelante con el proyecto de San Telmo y Astilleros.
29/07/2018.- Se constituye la plataforma en Defensa de Tariquía
Hoy.- Los puntos de perforación en Astilleros están identificados. El aparato comunicacional del Ministerio no lo difunde.
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Doña Señora no ha cumplido los 40 y ya se siente como si se hubiera salido del mundo. Cuenta que hace tiempo fue reportera, pero que ahora es nomás comunaria de “Los Cajones”, la deformación que con el paso del tiempo va tomando la zona de El Cajón, un paraje excepcional para la pesca deportiva sobre el río Churumas, que poco más abajo desemboca en el Gran Tarija, el que hace las veces de frontera con la Argentina por el este del “triángulo sud” de Bolivia.
Ella, su papá y su hermano han pasado a vivir en el costado del último epicentro de la polémica petrolera. Los tres viven dentro de la Reserva de Tariquía, pero no del cantón del mismo nombre y que se ha convertido en un nuevo escenario de la resistencia ecologista en Bolivia. Ese rincón está dentro del área Astilleros. Antes de llegar a su hogar, un guardaparque custodia una valla a la que no le cierra el candado porque entonces parecería ser una especie de jaula al aire libre para la media docena de comunarios que habitan en ese extremo de la Reserva de Flora y Fauna ecológicamente más relevante del departamento de Tarija.
Tariquía se trazó con escuadra y cartabón en 1989 desde algún lugar a decenas de kilómetros. Ocupa más o menos 250.000 hectáreas que se superponen en cuatro municipios tarijeños: Padcaya, con la mayor parte, Bermejo, Entre Ríos y Caraparí. También se superponen a varias arenas identificadas por la depredación petrolera ya en los 70 y que, ante las urgencias del sector, el Ministerio de Hidrocarburos y YPFB no han dudado en buscarles nuevos dueños. En abril de 2018 se entregaron las áreas de San Telmo y Astilleros a Petrobras mediante una Ley aprobada en la Asamblea Plurinacional y que fue promulgada por Evo Morales en acto público en la ciudad de Bermejo el 7 de abril cual regalo por las efemérides departamentales, pero antes ya se habían entregado otras muchas.
En esa orilla del río Churumas, Don Señor tarda menos de dos minutos en ofrecerse para llevarnos hasta el pozo exploratorio que en 1990, según reza la placa tallada en piedra muy bien puesta en un costado, fue perforado por BG en pleno terraplén. Se trata de un cuadrado de 2 x 2 e indefinida profundidad lleno de agua en el que sobresale cual chimenea un tubo metálico grueso. No hay mayor protección. Tras mofarse de aquellos que esperaban encontrar la icónica torre de los pictogramas y las películas americanas, Don Señor se lanza colina abajo hasta el borde del río, donde se pueden detectar varios depósitos viscosos y blanquecinos en el agua.
Doña Señora sabe lo que se habla del agua y de la afectación. Sabe también que en su casa no hay electricidad y hay agua por cañería, para hervir. No ha visto el Mundial, ni Factor X, lo que no le importa lo más mínimo. Lo que sí le importa es que cuando llega el verano y llueve, el Churumas crece y su producción se pudre en las bolsas de yute donde las pretendía llevar al mercado de Bermejo. Camino y puente. Doña Señora y su familia apoyan la explotación. Doña Señora no se llama Señora, sino que no quiere hablar con periodistas, peor con El País. “Todo debe pasar por Monitoreo”, dice. El jefe de Monitoreo es José Gutiérrez, Pepe, el último alcalde de Bermejo que se impuso a todo el aparato del MAS en 2013 pero que no pudo refrendar su gestión en las elecciones de 2015. Unas semanas después Gutiérrez llegó a Tarija para negar pozos, peces muertos y hasta cualquier actividad sísmica en la zona.
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Doña Paola se ha convertido en una especie de rockstar de la resistencia, una lideresa natural que ha salido de la Reserva para advertir que no están dispuestos a tolerar
atentados contra su ecosistema vital. Dedos largos, piel clara, cabello oscu
ro, primeras arrugas por encima de los labios y por debajo de los ojos. La seriedad le acompaña donde vaya, pero no es tímida. “Aquí todos éramos azules, pero con esto ya no hay colores”. El valle central de Tariquía es verde y gris, chilcha la mayor parte del otoño y el invierno, en verano llueve. “También hay días que sale el sol” dice la directora Martínez de la Unidad Godofredo Arnold en Pampa Grande y cuyo patio está presidido por un mural que reza “Cuida la naturaleza y prolongarás tu existencia”.
El cantón también está ahora decorado con los tejados azules de las “viviendas sociales del Evo” que han proliferado en el lugar. También hay naranjas recién pintadas. También hay luz de cooperativa que les instaló una Fundación y para lo cual cada vecino del pueblo tuvo que acarrear diez kilos de cable desde Orozas, donde hace unos tres años moría el camino vehicular para convertirse en uno de herradura. También hay agua por cañería y un médico y una enfermera auxiliar cada tres comunidades que suman unas 600 personas. También hay odontólogo gracias a cuyas gestiones pudimos dormir en la sala de partos del Centro de Salud y no en carpa bajo cero. Desde aquí las gracias.
Doña Paola barre la tierra sobre la tierra. Bartolo, su esposo, endereza unas sogas de cuero. Sus hijos, ya grandes, corretean un toro cebú que aprovechó la confusión para escapar hasta que se dio cuenta que no tenía muchos sitios donde ir. El can
tón de Tariquía reúne a 11 comunidades de la provincia Padcaya dentro de la Reserva. Es el cantón más poblado e incomunicado. Ninguno se llama Tariquía. Sus aguas corren hacia el río Tarija en cuyas orillas, a medio centenar de intransitables kilómetros selváticos, se pretenden perforar los pozos de exploración y explotación petrolera del campo Astillero. Más cerca se dibuja el campo de San Telmo Norte.
Tariquía, dicen sus habitantes, no es lo que era. El camino, concluido hace unos tres años, le ha cambiado la vida al lugar. Antes se tardaba día y medio en llegar hasta Pampa Grande. El camino lo abrieron las autoridades de Padcaya para atender a los vecinos, pero por ahí entró con furia toda la comparsa que acompaña indisimuladamente el proyecto de exploración: agua, luz, viviendas del Evo, ítems de educación, de salud, una ambulancia nueva y todo aquello que se pueda imaginar para convencer de lo estratégico del proyecto a quien haga falta.
“El 85% de la población aquí está en contra de la exploración. Nosotros vivimos de nuestro trabajo, del campo, de lo que da la tierra. Hay algunos que sí, pero la mayoría no. Luego se van y ¿qué hacemos?” señala doña Maritza, hombros anchos, piernas delgadas, cabello hasta la cintura, determinación en su mirada; de nuevo una mujer joven, dirigente de Pampa Grande, al terminar la reunión del sindicato campesino que negocia las contrapartes para seguir construyendo viviendas sociales y que camina, como todos por allí, en sandalias de goma, a cinco grados y con una humedad del 100 por ciento. “No hay otra forma de calentar los pies después al llegar a casa”.
Ninguno quiere hablar de extorsión, ni de presiones implícitas para avalar un proyecto que, por otro lado, se está desarrollando a varios kilómetros fuera del núcleo de especial protección de la Reserva. Tampoco de ONG de esas que han encontrado un filón para sus memorias institucionales en la polémica ni de oportunistas ambientalistas.
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El ministro Luis Alberto Sánchez no es Don, sino Licenciado en Administración de Empresas y coleccionista de maestrías y diplomados. Llegó al gabinete de Ministros en 2015 luego de una carrera dilatada, pero meteórica, en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Boliviano, en poco más de quince años pasó de ser un mero fiscal de campos en tiempos de la capitalización, de esos que tenían que pedir permiso a Madrid o Sao Paolo para ingresar a los campos bolivianos, a ser el Vicepresidente de Contratos y Fiscalización de la Estatal Petrolera, con sede en Villa Montes. Desde ahí esperó su oportunidad y al inicio de la tercera gestión al hilo de Morales se hizo con la poderosa cartera de Hidrocarburos en el gabinete de Gobierno.
[caption id="attachment_18537" align="alignleft" width="300"] Conferencia de prensa/Luis Sánchez[/caption]
Los que lo han visto crecer dicen que Sánchez se especializó en los pulsos de poder para ir ascendiendo por las gerencias. Su principal arma, su amplia sonrisa y su carácter afable. Su sentido del humor simple acabó por conquistar al presidente Evo Morales, cuya suerte ha quedado soldada a las decisiones de Sánchez: una de sus primeras medidas fue levantar el veto de la actividad petrolera en Áreas Naturales y una de las últimas, autorizar sin mayor debate las operaciones de explotación no convencional (fracking) en el área de Miraflores.
El 4 de mayo de 2018 no sonreía. Citó a la prensa en sus oficinas en Tarija con un solo punto en la agenda: Tariquía. Tres semanas atrás y en medio de una creciente oposición social, Sánchez había logrado que Morales se fuera hasta Bermejo para promulgar las leyes que consagraban los contratos de exploración en favor de Petrobras y YPFB Chaco. Sentado solitario en una amplia mesa con varios periódicos a su mano derecha inició con su retahíla habitual: millones de dólares de inversión (700), millones de dólares de renta petrolera (9.000), millones de dólares de regalías (1.800). Ni una palabra sobre el impacto ambiental o la tecnología a utilizar. Sánchez cargó contra los que rechazan el proyecto a los que catalogó de “malos tarijeños” y de repente, sin que nadie lo esperara, Sánchez anunció que el proyecto de Tariquía no iba más y se llevaba la inversión a otro departamento. Pero no cumplió.
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Don Fermín Donaire lleva una gorra de Cristo Vive y recoge paltas en las profundidades de Playa Ancha, la comunidad más amplia y extensa de las once que componen el Distrito 11 de Padcaya, al sur del área de Astilleros y de la Reserva de Tariquía y donde hace unas semanas han concluido los trabajos de sísmica magnetotelúrica. Es el secretario General de la OTB. Ojos chicos, cara tostada al sol. Allí donde no ha llegado la energía eléctrica han llegado las iglesias evangélicas y los chinos de Sinopec, encargados de hacer la sísmica magnetotelúrica, otro proyecto para el que, dice el Ministro Sánchez, no se requiere consulta previa porque el impacto ambiental es mínimo.
Don Fermín tiene las ganas justas de pelear pero aún menos de quedarse cruzado de brazos. Las gestiones son difíciles, pero hacen falta, dice. Algo más del 30 por ciento del total de la zona afectada por la sísmica pertenece a Playa Ancha, un porcentaje que no cae al azar. La compensación, a su criterio, también debería destinarse en ese mismo porcentaje a su comunidad. El Gobierno, YPFB y el Ministro Sánchez dicen que la sísmica no tiene ningún impacto, pero cada 15 metros entierran un cartucho de dinamita, luego explotan y luego ven lo que ha pasado, o sea, algo ha pasado. Don Fermín dice que el ramal sísmico pasaba justo por detrás de dos pilares del canchón deportivo que lograron a duras penas que las autoridades les construyeran en la pasada década. Las detonaciones resquebrajaron los apoyos y ya nadie se atreve a usarlo sin más.
Más arriba, subiendo por el río San Telmo, dice, hay peces muertos nada más pasar el tercer puente. Al llegar, tres carcanchos salen volando, molestos por nuestra presencia. En la orilla hay una docena de churumas muertas, más allá se percibe el festín interrumpido. Dos semanas después el asambleísta Richard Tintilay, hasta entonces fiel masista, dijo que “los ríos se mueren” y enumeró quebradas y remansos con muchas docenas de peces muertos entre los ríos Huaca, Cambarí, Volcán y Tarija. Al día siguiente dijo que no había dicho eso “exactamente”, y también llegó Pepe Gutiérrez a la plaza Luis de Fuentes de la ciudad de Tarija.
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Don Fortunato Llanos, en marzo de 2015, promulgó el Estatuto Departamental de Tarija. Su firma quedará en el documento para el resto de la historia pues entonces era el presidente de la Asamblea, vestía pantalón de lino, camisa blanca y contaba con chofer de vagonetaza 24 horas al día, 7 días a la semana. Es verdad que no parecía sentirse demasiado cómodo. Tampoco aquel sábado cuando lo abordamos en su casa de San Telmo. Hace tres años que dejó las funciones públicas y retornó a la base, a su comunidad, a la chamarra ajada y a las alpargatas medio desvencijadas. Bolsa de coca. Gorra calada.
Tampoco es que haya desaparecido. Fortunato es ahora el presidente de la Organización Territorial de Base (OTB) y uno de los pesos pesados del distrito 11 de Padcaya, el que agrupa a las comunidades del río Tarija, a la postre el distrito en el que se va a desarrollar la exploración si nadie cambia de opinión. Llanos, junto a otros dirigentes históricos, patrocinó el acto en el que YPFB Chaco y su gerente Eduardo Paz se dieron por validados para protocolizar los contratos e ingresar a la reserva a operar, dejando en mera anécdota las palabras del Ministro Sánchez, que aún no se ha determinado, porque no habla de ello, si fue una amenaza o fue una ocurrencia.
Con todo, Llanos hacía tres años que no declaraba ante un micrófono ni una grabadora. Saluda afectuoso como quien rememora las proezas de los viejos tiempos pero da por bueno el callejón entre la tienda y el comedor enmallado para entablar el diálogo. Parados. 15.00 horas. Al sol.
En resumen Llanos y San Telmo apoyan la exploración porque hace muchos años que ya hubo pozos, porque la zafra en Bermejo sigue siendo un negocio incierto y porque recién han abierto la carretera a San Antonio pero siguen quedando muchas carencias por cubrir en la región, que no tiene un puesto de salud cada tres comunidades con doctor, enfermera y ambulancia. También dice que los masistas mucho pelean en Tarija, pero no viene al caso en esta crónica.
A la casa de Llanos se llega por un caminito de tierra y barro deshecho todavía por el último temporal y cubierto de deshechos y bolsas plásticas. No hay muro perimetral ni falta que hace. Fortunato ha pasado a ser una especie de gurú, con los contactos necesarios en el otro lado y al que no le gusta dar muchas explicaciones. “Todos apoyamos, sí, todos apoyamos en el distrito 11”.
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Doña Alina vive al ingreso de la Reserva, en lo que en su día se llamó Garrapatas, luego San José de Garrapatas y ahora San José nomás. La evolución del nombre de la comunidad es parte también de la toma de contacto de los comunarios con “el mundo exterior” y sus pudores. En Tariquía no viven indígenas, son campesinos, comunarios con todos sus derechos teóricamente intactos con capacidad para tomar sus decisiones.
Para llegar a la Reserva hay que salir de la carretera a Bermejo por Orozas y subir el cerro al que dicen Alto Grande, que toca los tres mil y pico metros de altura y es una de las últimas estribaciones andinas de Bolivia. El descenso se hace vertiginoso hasta sumergirse en el manto de nubes que casi perpetuamente cubre el lugar. Un autito sin experiencia en la ruta ni motor suficiente lo hace en unas tres horas por el camino que abrieron las autoridades de Padcaya sin hacer demasiado ruido. Antes se hacía a pie, con suerte se lograba un burro o un caballo de apoyo. 12-14-16 horas, depende quien cuente la experiencia y cuanto hubiera llovido. Dos grandes del periodismo boliviano como Álex Ayala y Roberto Navia recrearon el “gusano humano” que suponía ver bajar una camilla portada por ocho fornidos comunarios por el camino de herradura del cerro. Ahora hay ambulancia casi siempre con gasolina.
Para doña Alina el camino es lo de menos. No tiene intenciones de salir por el momento. Carga una niña de unos tres años, pelo revuelto, sandalias obviamente también de plástico. Por su puerta pasan ahora docenas de vehículos a la semana. Últimamente muchos turistas y curiosos. También autoridades. No muchas se detienen a charlar. Doña Alina es de las que recibió la luz que los comunarios trajeron al hombro. Doña Alina no se siente ni la más pobre ni la más olvidada ni la más desgraciada del mundo como pintan aquellos que defienden la exploración como un camino para el desarrollo. Así nomás es, dice y mira a su bebé, para la que quién sabe qué le quedará.
Tariquía vive de lo que cosecha, de sus cooperativas de miel y maíz, de la producción de maní y de alguna actividad menos sostenible, como la tala de madera, muchas veces bordeando lo legal. Adentro viven así, tranquilos, no tan felices. Si quisieran tener más – dicen – hace tiempo hubieran vendido lo que tenían y se hubieran ido a Bermejo, a Tarija o a la Argentina, como tantos otros.
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Nadie va a convencer a Doña Paola que lo mejor que le puede pasar a la tierra que la vio nacer, como a sus padres y abuelos, es que la agujereen por todo lado en busca de gas y petróleo; tampoco nadie va a convencer a Don Fortunato Llanos de que hay otros caminos más directos para alcanzar el bienestar de la comunidad que ceder sus predios a la industria más contaminante del planeta. Tampoco nadie va a convencer a Doña Señora de que el puente no lo van a hacer para ella, sino para sí mismos, y que tal vez después no quede espacio donde cultivar nada que llevar al mercado a través de ese mismo puente.
Tampoco es probable que alguien acabe de convencer a la directora Martínez de que la escuela no debería tomar partido, porque la vida es vida y la muerte no y “al final todos vivimos aquí”. No es probable que no parezca que don Fermín calcula oposiciones en función al rédito inmediato, ni que aquellos que lo juzgan entiendan lo que es vivir a 20 minutos de la frontera en la inmensa soledad.
No es probable que a doña Alina, dueña de su tiempo y sus amores, dueña de sus miedos, alguien le diga “vete, estarás mejor en otro lado”, y que se vaya.
PD.- Esta crónica no ha terminado.
LAS MUJERES, PROTAGONISTAS DE LA RESISTENCIA EN TARIQUÍA
Doña Paola Gareca
Doña Paola Gareca no cree en las promesas del Gobierno. Desde que empezó el conflicto, su papel se ha ido tornando en fundamental para la resistencia. Doña Paola es una señora de campo, y no le teme a nada. Con su carisma natural y fuerza interior ha llevado la protesta a Tarija, a La Paz y donde ha hecho falta. Sabe que no es fácil, pero no se ha rendido.
Doña Elina Armella
Doña Elina es la jefa de la comunidad de Puesto Rueda. Camino de los 70, difícilmente se emociona cuando le hablan de futuro, básicamente porque no es la primera vez y porque prácticamente ha visto. Doña Elina asiste a las reuniones, aunque quien más involucrada está en la resistencia es su hija. Doña Elina tiene ese pragmatismo rural que va más allá de la desconfianza: “¿Y después, qué?”
Doña Maritza
Doña Maritza asumió la dirigencia del sindicato en Pampa Grande para hacer frente a los viejos dirigentes, que obviando el clamor popular, se presentaban en Tarija dando el apoyo al proyecto. El 85 por ciento de la población está en contra, y en su argumentación recuerdan a los guaraníes del Chaco, a las comunidades al pie de Margarita y a otras tantas que no lograron salir de la pobreza. “Al menos tenemos tierra donde trabajar”.
Cronología de una amenaza
26/05/2015.- Se aprueba el decreto que levanta la prohibición de actividades exploratorias en las Áreas Protegidas constituidas en el país.
18/01/2017.- El Ministro Luis Alberto Sánchez anuncia el interés de Petrobras en las áreas de San Telmo y Astilleros, cuyas extensiones se superponen en parte con el espacio de la reserva.
27/03/2017.- El Ministro Sánchez advierte que por el rechazo social, Petrobras podría abandonar el proyecto.
24/04/2017.- Se realiza la primera marcha en rechazo a la exploración en el área protegida, que ingresa en Tarija tres días después.
27/05/2017.- El Ministro Sánchez anuncia su viaje a San Petersburgo para negociar con la rusa Gazprom las áreas de San Telmo y Astillero.
21/11/2017.- En el marco del Foro de Países Exportadores de Gas celebrado en Santa Cruz, el Ministro Sánchez firma el convenio con Petrobras para la adjudicación de San Telmo y Astilleros.
07/04/2018.- El presidente Evo Morales promulga en Bermejo y a modo de regalo por las efemérides departamentales, la Ley que entrega las áreas en cuestión a Petrobras.
04/05/2018.- El Ministro Luis Alberto Sánchez convoca conferencia de prensa y señala que el proyecto de Tariquía no va más por culpa de la oposición social.
11/05/2018.- El presidente de YPFB Chaco se desplaza hasta el distrito 11 de Padcaya y en un acto con vecinos dice tener el respaldo para seguir adelante con el proyecto de San Telmo y Astilleros.
29/07/2018.- Se constituye la plataforma en Defensa de Tariquía
Hoy.- Los puntos de perforación en Astilleros están identificados. El aparato comunicacional del Ministerio no lo difunde.
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