Suplantaciones, la gota que reabrió el pedido de Segunda División
La Simón Bolívar tiene un formato de copa y no de categoría, ya que viene a ser la instancia superior de las Asociaciones en el país que se arma año tras año con los campeones y subcampeones de los departamentos y del nacional de provincias. El escándalo “Fortaleza” por la...
La Simón Bolívar tiene un formato de copa y no de categoría, ya que viene a ser la instancia superior de las Asociaciones en el país que se arma año tras año con los campeones y subcampeones de los departamentos y del nacional de provincias. El escándalo “Fortaleza” por la suplantación de jugadores, reabrió en el ascenso boliviano la postura de clubes para crear una Segunda División donde no existan brechas gigantes entre instituciones que pueden sostener un torneo nacional y otras que clasifican sin tener la estructura para poder afrontar una competencia a nivel Bolivia.
Hay clubes que lejos de tomar como premio una clasificación a Simón Bolívar, lo terminan asimilando como un castigo por la responsabilidad que demanda (viajes, planilla, organización de los partidos de local) tanto en tiempo, dinero y esfuerzo en un certamen que tiene como mínimo tres o cuatro meses continuos de competencia.
Entre semana los equipos de la capital tarijeña, Senac y Tomayapo se expresaron respecto al momento que vive el ascenso nacional, con impugnaciones, goleadas atípicas, desconfianza en los compromisos y la gota que rebalsó el vaso fue la confirmación de la suplantación de jugadores por parte de Fortaleza en el partido contra Independiente ante el alejamiento de varios jugadores del primer plantel del equipo chaqueño por falta de pago.
Ya en su tiempo, era Petrolero de Yacuiba, con su presidente de ese entonces Federico Ibarra quien llevaba la batuta para la creación de una categoría por debajo de la División Profesional y por encima de las asociaciones, siendo una instancia intermedia entre el profesionalismo y e amateurismo.
Ciclón cuando era equipo de ascenso nacional también llegó a integrar un bloque con equipos del oriente para impulsar esta categoría, luego los elencos cruceños de ese tiempo ascendieron a la máxima categoría, el cuadro albiceleste hoy es de asociación y esa intención se terminó diluyendo.
En un grupo “C” convulsionado, con equipos con dificultades económicas y sin nada que hacer desde lo matemático en las fechas más decisivas ante otros no tienen margen de error por la inversión realizada y que desconfían de lo que pueda ocurrir extra futbolísticamente, rebrotan los pedidos de segunda división en el fútbol boliviano. En el entorno tarijeño, es un tema que se reabrió y que dirigentes de algunos clubes ya lo plantean como alternativa para el semi profesionalismo.
Hay clubes que lejos de tomar como premio una clasificación a Simón Bolívar, lo terminan asimilando como un castigo por la responsabilidad que demanda (viajes, planilla, organización de los partidos de local) tanto en tiempo, dinero y esfuerzo en un certamen que tiene como mínimo tres o cuatro meses continuos de competencia.
Entre semana los equipos de la capital tarijeña, Senac y Tomayapo se expresaron respecto al momento que vive el ascenso nacional, con impugnaciones, goleadas atípicas, desconfianza en los compromisos y la gota que rebalsó el vaso fue la confirmación de la suplantación de jugadores por parte de Fortaleza en el partido contra Independiente ante el alejamiento de varios jugadores del primer plantel del equipo chaqueño por falta de pago.
Ya en su tiempo, era Petrolero de Yacuiba, con su presidente de ese entonces Federico Ibarra quien llevaba la batuta para la creación de una categoría por debajo de la División Profesional y por encima de las asociaciones, siendo una instancia intermedia entre el profesionalismo y e amateurismo.
Ciclón cuando era equipo de ascenso nacional también llegó a integrar un bloque con equipos del oriente para impulsar esta categoría, luego los elencos cruceños de ese tiempo ascendieron a la máxima categoría, el cuadro albiceleste hoy es de asociación y esa intención se terminó diluyendo.
En un grupo “C” convulsionado, con equipos con dificultades económicas y sin nada que hacer desde lo matemático en las fechas más decisivas ante otros no tienen margen de error por la inversión realizada y que desconfían de lo que pueda ocurrir extra futbolísticamente, rebrotan los pedidos de segunda división en el fútbol boliviano. En el entorno tarijeño, es un tema que se reabrió y que dirigentes de algunos clubes ya lo plantean como alternativa para el semi profesionalismo.