Repatriando los capitales de la banca privada

En los últimos días la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), modificó el “Reglamento de Inversiones en Activos Fijos y Operaciones con Entidades del Exterior” reduciendo los límites de inversión y liquidez que las entidades financieras pueden mantener en el extranjero...

DESFILE DEL 15 DE ABRIL TARIJA
DESFILE DEL 15 DE ABRIL TARIJA
En los últimos días la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), modificó el “Reglamento de Inversiones en Activos Fijos y Operaciones con Entidades del Exterior” reduciendo los límites de inversión y liquidez que las entidades financieras pueden mantener en el extranjero de 25% a 15%. ¿Cuál es la justificación económica de dicha medida?

Los bancos tienen como función principal la captación de ahorros (principalmente de los residentes del país) para luego otorgar créditos. Con la nueva Ley de Servicios Financieros, las entidades financieras obtuvieron niveles históricos de ganancias, que coincidieron con los periodos en los que Bolivia lideró el crecimiento económico en Sudamérica; esto refleja la importancia que tiene el sistema financiero en la actividad económica del país.

Cuando el Ministro de Economía pide a los bancos “traer” el dinero que tienen en el exterior, muchos profesionales nacionales empezaron a especular indicando que el modelo económico mostraba sus primeras “debilidades”. Se habló de falta de liquidez en el sistema financiero, un criterio contradictorio para referirse a una economía con altas tasas de crecimiento como Bolivia. La razón de fondo es la necesidad de que los capitales coadyuven a la actividad productiva, en lugar de fugar al extranjero.

Un ejemplo de esta situación es EE.UU., donde la recuperación del crecimiento en las tres últimas gestiones hace que el sistema financiero requiera más capitales, motivo por el que la Reserva Federal elevó sus tasas de interés para que los capitales fluyan a ese país. En Bolivia se llama a que los capitales que las entidades financieras mantienen en paraísos fiscales sean “repatriados”. Los retornos estarían respaldados por la solidez de la economía nacional y por el amplio margen de ganancias que generó el sistema financiero en pasadas gestiones.

Los datos son alentadores para que las entidades financieras inviertan en iniciativas nacionales. Así tenemos que las captaciones de ahorros en los bancos en 2018 llegaron a $us 26.567 millones y los préstamos otorgados llegaron a $us 23.756 millones. Si hablamos de la mora, ésta disminuyó de 16,5% en 2005 a 1,7% en 2018, siendo la más baja de Sudamérica; con estos antecedentes, la repatriación de capitales dinamizaría la inversión privada, que durante los últimos años no ha podido seguir el ritmo de la inversión pública.

El marxismo ortodoxo critica a la burguesía indicando que los capitalistas y sus capitales financieros no tienen patria ni son patriotas, ya que a ellos solo les interesa obtener ganancia sin importar dónde ni cómo. La banca nacional tiene la oportunidad de demostrar que esta tesis no se adecúa a ellos, además de impulsar el largo anhelo de una inversión privada que sostenga el crecimiento apoyando a los emprendimientos productivos.

El stock de capital de una economía es fundamental para sostener el crecimiento; la repatriación de los fondos de la banca permitiría canalizar esta inversión privada hacia rubros como la hotelería, turismo, construcción, industria y otros servicios como transporte y comunicaciones. Todos los bolivianos (empresarios, obreros, clase media, banca, entre otros) podemos unir esfuerzos para impulsar el crecimiento económico de Bolivia, que es actualmente un ejemplo de buenas políticas macroeconómicas y de solidez del sistema financiero.

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