Ramos, el Congreso del MAS y el valor de la coherencia

Probablemente no tenga nada que ver la visita del presidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Pablo Ramos, a Tarija el día previo al inicio del Congreso de “Unidad” del Movimiento Al Socialismo tarijeño, pero, por aquello de la coherencia política, hubiera resultado relevante que la...

EDITORIAL
EDITORIAL
Probablemente no tenga nada que ver la visita del presidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Pablo Ramos, a Tarija el día previo al inicio del Congreso de “Unidad” del Movimiento Al Socialismo tarijeño, pero, por aquello de la coherencia política, hubiera resultado relevante que la mayor parte de los que asistirán hoy y mañana a pelear por el liderazgo, hubieran escuchado ayer las clases de teoría política económica que dictó tanto en la Universidad Juan Misael Saracho como en la Universidad Católica Boliviana (UCB).

Siempre resulta reconfortante cruzarse con docentes altamente comprometidos con la pedagogía y que la disfrutan en todas las circunstancias. También con aquellos que defienden con vehemencia y solvencia sus convicciones. Pablo Ramos, es un intelectual de largo recorrido, inocultablemente de la izquierda nacional e indisimuladamente defensor del Proceso de Cambio, con todo lo que ello significa.

El MAS necesitaría una media docena de comunicadores como él, sin tanta carga negativa ni tanta ansiedad por mantenerse en el poder como los habituales, para explicar los logros de sus doce años del Gobierno. También para admitir con naturalidad las dificultades y contradicciones del propio proceso.

Es obvio que Ramos tiene contradicciones que justifica en lo titánico de la misión; como cuando habla de nacionalizar la economía para tomar decisiones soberanas pero guarda las Reservas en bancos triple A de Estados Unidos; o como cuando lamenta que la industria nacional no invierte su excedente en bienes de capital pero avala que se dilapide en dobles aguinaldos, pero el octogenario domina la técnica, la teoría, los conceptos, pero sabe, sobre todo, que la política y la economía van de lo psicológico. Y de ser creíble.

El MAS Tarija arranca un Congreso al que llega fraccionado y sin muchas posibilidades de que la mentada “Unidad” se materialice. Después de la operación de derribo que Campesinos y Bartolinas, con apoyo de los poderes institucionales en el departamento – alcaldes y asambleístas – llevaron a cabo sobre René Sánchez para eliminarlo de la presidencia y forzar una nueva elección, no parece posible que se vayan a conformar nomás con algunos cargos de segunda línea.

El MAS Tarija está ante una de sus grandes oportunidades históricas en el departamento no tanto por éxitos propios sino por las falencias del bloque opuesto, tanto o más dividido que el propio, sin embargo la pugna de nombres puede opacar el proyecto.

Existe un casi consenso de que es preciso contar con un líder capaz de ordenar el partido – no en sentido metafórico -, con autoridad moral para corregir a los que desempeñan cargos electos, y una mínima formación ideológica para interpretar los momentos y tomar posiciones sin esperar instrucciones el más allá, que a veces no llegan.

El MAS Tarija debe decidir su modelo y su horizonte y tomar decisiones en consecuencia. No parece muy creíble presentarse como el partido de rural o de los pobres y llevar de candidato a un placero reconocido o a uno de los empresarios más ricos del departamento. Ni proteger la disciplina sindical y la inclusión de los movimientos sociales y acabar posesionando a aquel que hable más bajito y menos vaya a molestar.

Más del autor
Tema del día
Tema del día