Mesa, Bolsonaro y el lamento chaqueño marcaron la agenda
Semana de alto voltaje en lo político electoral tanto a nivel local, como nacional e internacional con demasiados nombres propios. En lo internacional, Jair Bolsonaro y su arrolladora irrupción en Brasil, aunque no le bastó para ganar en primera vuelta, copa los análisis; en lo nacional el...
Semana de alto voltaje en lo político electoral tanto a nivel local, como nacional e internacional con demasiados nombres propios. En lo internacional, Jair Bolsonaro y su arrolladora irrupción en Brasil, aunque no le bastó para ganar en primera vuelta, copa los análisis; en lo nacional el protagonismo fue para Carlos Mesa que se decidió a dar el paso tantos años después de su “presidencia sitiada”; en lo local, sin embargo, son los líderes chaqueños los que han decidido revisar su estrategia ante lo que parece un hundimiento inevitable en la intención de voto.
El epicentro en Bolivia, en todo caso, ha sido la forma en la que Carlos Mesa se ha lanzado a la carrera electoral de la mano del tan tarijeño como Motete Frente Revolucionario de Izquierdas (FRI). Si bien la foto del “sí quiero” con camisa rosada entre jubilados y el mensaje posterior vía YouTube con Vivaldi de fondo y Evo hasta en la sopa no acabó de despertar muchas adhesiones entre los más jóvenes, Mesa parece haberse propuesto ahora enfrentar la carrera de fondo para convencer primero a los aliados, es decir a los otros políticos, y después trabajar para convencer al electorado.
Mesa, al que se espera no le falle el físico, se dio a la maratón mediática entre lunes y martes, para después relajarse con la llegada del día de la Democracia, en el que los voceros se multiplican, lo que le permitió salirse del foco. En cualquier caso, los dos días fueron durísimos en cuanto a la crítica: los de Unidad Nacional le acusaron de romper la unidad al anticiparse; los Demócratas de Rubén Costas anunciaron candidato en solitario – para después hablar de una alianza – y tildaron a Mesa de “viejo político” para después rechazar el “mesianismo”; Paz Zamora lo acusó de funcional y de haberse aprovechado del tirón de La Haya, mientras que la vieja guardia del MNR lo llamó desde traidor hasta corrupto, cuando aseguraron que en su momento aceptó la vicepresidencia a cambio de que Gonzalo Sánchez de Lozada le pagara las deudas de PAT.
Pasado el arreón y a pesar de que se notaron las debilidades de su equipo de asesores, salvo que encajar y encajar sea la estrategia propuesta justo después de desperdiciar una presentación de impacto, Mesa trata de encontrar una ubicación que le permita sumar y no despertar más recelos entre sus potenciales aliados: Rubén Costas, Luis Revilla, Samuel Doria Medina, etc. Por el momento ha logrado hilar un discurso para sortear aquellos que critican que se lance como candidato en vez de combatir la postulación del presidente desde las banderas del 21F: Elecciones tiene que haber igual, lo que es ilegal es que Morales se presente.
Cálculos en Tarija
El paso adelante de Carlos Mesa ha detonado en Tarija con especial relevancia por aquello de que el FRI es un partido nacional pero salido de la costilla de Óscar Zamora Medinaceli. El FRI, aliado natural y sólido del Gobernador Adrián Oliva desde hace años, cuenta con el respaldo de la agrupación Todos, si bien todavía no se ha escenificado formalmente, puesto que primero se debe configurar el escenario nacional. Otros líderes como Mauricio Lea Plaza habían asegurado que Mesa resultaba ser el candidato ideal mientras que al frente se sitúa Johnny Torres, del MNR, que recientemente con motivo de la sentencia a Sánchez de Lozada salió a criticar a Mesa; y Óscar Montes, de UNIR, que si bien mantiene un perfil bajo de como que no le va la cosa, ha saludado la candidatura pero criticado las fórmulas. Actores menores como Rodrigo Paz han buscado acercamientos, pero resultado difícil con la argumentación de Jaime Paz.
Y en el Chaco...
Fuera de la agenda nacional, aunque no tanto, las autoridades chaqueñas han empezado una batalla en solitario que o bien les puede dar posiciones de fuerza en el corto plazo, o bien acabar de desnudarlos ante los votantes. El Chaco es esencialmente una Autonomía Regional dirigida por autoridades masistas o afines al MAS pero que no acaba de lograr simpatías entre los votantes. Tras un ligero incremento del voto duro en el 21F y las judiciales, el escenario volvió a quedar al descubierto con la votación de la Carta Orgánica, donde el MAS polarizó y acabó perdiendo con 75 por ciento.
Con José Quecaña, Gobernador del Chaco, creciendo como líder tras el fracaso de Brú y Vallejos, que han quedado congelados, las autoridades esperan construir una agenda de reivindicación regional para movilizar sentimientos y emociones luego de una década prácticamente perdida. El asunto del IDH, que no llega directo al Gran Chaco, parece la excusa para volver a victimizarse contra el centralismo departamental manteniendo intacto al Gobierno y ellos mismos; sin embargo, las cifras de lo teóricamente adeudado respecto a los proyectos no contraparteados por el Gobierno o las promesas incumplidas son insignificantes.
Gas: asunto económico hecho político
La política exterior de Bolivia se llama exportación de gas, y básicamente tiene dos mercados: Brasil, que se acaba en 2019 y que, de ganar Bolsonaro en dos semanas, quedaría prácticamente reducido a cenizas; y Argentina, que atravesando una crisis de dimensiones bíblicas, no duda en buscar tensionar a Bolivia para deshacerse de un contrato que no les genera tantas utilidades. La última ha sido una bravatada del secretario de Energía Javier Iguacel asegurando que en dos años ya no requerirán más gas y que Bolivia no está cumpliendo, hechos desmentidos por el ministro Luis Alberto Sánchez.
En cualquier caso, esta semana se ha evidenciado como nunca antes las dificultades que podría tener Bolivia en el caso de que la comunidad internacional decida intervenir, como en el caso de Venezuela. Difícilmente Bolivia soportaría un bloqueo a las ventas de energético.
El epicentro en Bolivia, en todo caso, ha sido la forma en la que Carlos Mesa se ha lanzado a la carrera electoral de la mano del tan tarijeño como Motete Frente Revolucionario de Izquierdas (FRI). Si bien la foto del “sí quiero” con camisa rosada entre jubilados y el mensaje posterior vía YouTube con Vivaldi de fondo y Evo hasta en la sopa no acabó de despertar muchas adhesiones entre los más jóvenes, Mesa parece haberse propuesto ahora enfrentar la carrera de fondo para convencer primero a los aliados, es decir a los otros políticos, y después trabajar para convencer al electorado.
Mesa, al que se espera no le falle el físico, se dio a la maratón mediática entre lunes y martes, para después relajarse con la llegada del día de la Democracia, en el que los voceros se multiplican, lo que le permitió salirse del foco. En cualquier caso, los dos días fueron durísimos en cuanto a la crítica: los de Unidad Nacional le acusaron de romper la unidad al anticiparse; los Demócratas de Rubén Costas anunciaron candidato en solitario – para después hablar de una alianza – y tildaron a Mesa de “viejo político” para después rechazar el “mesianismo”; Paz Zamora lo acusó de funcional y de haberse aprovechado del tirón de La Haya, mientras que la vieja guardia del MNR lo llamó desde traidor hasta corrupto, cuando aseguraron que en su momento aceptó la vicepresidencia a cambio de que Gonzalo Sánchez de Lozada le pagara las deudas de PAT.
Pasado el arreón y a pesar de que se notaron las debilidades de su equipo de asesores, salvo que encajar y encajar sea la estrategia propuesta justo después de desperdiciar una presentación de impacto, Mesa trata de encontrar una ubicación que le permita sumar y no despertar más recelos entre sus potenciales aliados: Rubén Costas, Luis Revilla, Samuel Doria Medina, etc. Por el momento ha logrado hilar un discurso para sortear aquellos que critican que se lance como candidato en vez de combatir la postulación del presidente desde las banderas del 21F: Elecciones tiene que haber igual, lo que es ilegal es que Morales se presente.
Cálculos en Tarija
El paso adelante de Carlos Mesa ha detonado en Tarija con especial relevancia por aquello de que el FRI es un partido nacional pero salido de la costilla de Óscar Zamora Medinaceli. El FRI, aliado natural y sólido del Gobernador Adrián Oliva desde hace años, cuenta con el respaldo de la agrupación Todos, si bien todavía no se ha escenificado formalmente, puesto que primero se debe configurar el escenario nacional. Otros líderes como Mauricio Lea Plaza habían asegurado que Mesa resultaba ser el candidato ideal mientras que al frente se sitúa Johnny Torres, del MNR, que recientemente con motivo de la sentencia a Sánchez de Lozada salió a criticar a Mesa; y Óscar Montes, de UNIR, que si bien mantiene un perfil bajo de como que no le va la cosa, ha saludado la candidatura pero criticado las fórmulas. Actores menores como Rodrigo Paz han buscado acercamientos, pero resultado difícil con la argumentación de Jaime Paz.
Y en el Chaco...
Fuera de la agenda nacional, aunque no tanto, las autoridades chaqueñas han empezado una batalla en solitario que o bien les puede dar posiciones de fuerza en el corto plazo, o bien acabar de desnudarlos ante los votantes. El Chaco es esencialmente una Autonomía Regional dirigida por autoridades masistas o afines al MAS pero que no acaba de lograr simpatías entre los votantes. Tras un ligero incremento del voto duro en el 21F y las judiciales, el escenario volvió a quedar al descubierto con la votación de la Carta Orgánica, donde el MAS polarizó y acabó perdiendo con 75 por ciento.
Con José Quecaña, Gobernador del Chaco, creciendo como líder tras el fracaso de Brú y Vallejos, que han quedado congelados, las autoridades esperan construir una agenda de reivindicación regional para movilizar sentimientos y emociones luego de una década prácticamente perdida. El asunto del IDH, que no llega directo al Gran Chaco, parece la excusa para volver a victimizarse contra el centralismo departamental manteniendo intacto al Gobierno y ellos mismos; sin embargo, las cifras de lo teóricamente adeudado respecto a los proyectos no contraparteados por el Gobierno o las promesas incumplidas son insignificantes.
Gas: asunto económico hecho político
La política exterior de Bolivia se llama exportación de gas, y básicamente tiene dos mercados: Brasil, que se acaba en 2019 y que, de ganar Bolsonaro en dos semanas, quedaría prácticamente reducido a cenizas; y Argentina, que atravesando una crisis de dimensiones bíblicas, no duda en buscar tensionar a Bolivia para deshacerse de un contrato que no les genera tantas utilidades. La última ha sido una bravatada del secretario de Energía Javier Iguacel asegurando que en dos años ya no requerirán más gas y que Bolivia no está cumpliendo, hechos desmentidos por el ministro Luis Alberto Sánchez.
En cualquier caso, esta semana se ha evidenciado como nunca antes las dificultades que podría tener Bolivia en el caso de que la comunidad internacional decida intervenir, como en el caso de Venezuela. Difícilmente Bolivia soportaría un bloqueo a las ventas de energético.