Mascherano rompió el silencio y habló acerca de su regreso al fútbol argentino
Javier Mascherano dejará China y se pondrá la Estudiantes. El medio argentino Infobae, logró una nota exclusiva con “Jefecito”. Su paso por China, la conexión con Alejandro Sabella, su mirada sobre la era Gallardo en River y su futuro como entrenador, son algunos temas que tocó en la...
Javier Mascherano dejará China y se pondrá la Estudiantes. El medio argentino Infobae, logró una nota exclusiva con “Jefecito”. Su paso por China, la conexión con Alejandro Sabella, su mirada sobre la era Gallardo en River y su futuro como entrenador, son algunos temas que tocó en la entrevista.
— ¿Volvés a la jungla del fútbol argentino?
— No es la jungla, ja. Vuelvo a vivir en mi país, que hace 14 años que no lo hago. Vuelvo a reunirme con mi familia, porque hace tiempo que no estoy con ellos y los extraño muchísimo. Y vuelvo al fútbol donde mi inicié, con todo lo que me genera esa situación. Más al llegar a un club como Estudiantes, con el que me siento muy representado en sus formas y en sus valores. Eso ha sido también lo que llevó a decidirme por volver.
— ¿Vos estuviste solo estos dos años en China? ¿Sin tu mujer y tus tres hijos?
— Sí, todo el tiempo estuve solo. Mi familia no fue por la dificultad que representaba cambiar todo, vivir en un país tan diferente en cuanto a su cultura, el idioma... Por las diferentes edades de mis hijos era todo mucho más complejo. Entonces decidimos que ellos se queden y yo atravesara solo esta aventura.
— Seguro que fue duro. Es un país excepcional pero lejano en todo sentido. Y más sin la familia...
— Yo tengo una frase de cabecera. “Podés estar en el mejor lugar del mundo, con las mejores cosas, pero si no tenés con quien compartirlo no tiene sentido”. Es un poco eso, ¿no? Pero me comprometí. Y yo rara vez me echo para atrás cuando asumo un compromiso. Tenía sus ventajas, lógico. Por eso acepté. Y, como sabía de antemano, también tenía la parte dura. Encontrarme muchas en situaciones que no vivía desde la adolescencia. Como vivir solo. O añorar muchas cosas. Más por la diferencia de ya haber formado una familia. Pero pasaron los dos años y la experiencia es muy positiva en todos los aspectos. Estoy muy conforme. Para mí fue un crecimiento haber ido a China.
— La diferencia con la época de adolescente es que ahora tenías plata para el delivery.
— Sí, pero en China no es tan fácil pedir el delivery, ja. La verdad, por mi manera de pensar, yo sé que la vida no es perfecta. Siempre uno debe tomar decisiones. Y en cada decisión tiene que elegir. En su momento la familia me ha acompañado a todos lados. A Brasil para jugar en Corinthians. A Inglaterra para el West Ham y el Liverpool. A España para el Barcelona. Cuando llegó el momento de China la decisión fue “ahora ya no, no es necesario que me acompañen. El sacrificio ya lo han hecho. Esta aventura la empiezo y la termino solo”. Y ahora es el momento de nuevo de vivir en familia, de estar juntos, de poder disfrutar del tiempo que me quede de mi profesión y de otras cosas que no pude durante toda mi carrera.
— ¿Tus chicos y tu mujer que te decían?
— Fue una decisión familiar. Yo no suelo tomar las decisiones por mí solo. Cuando definí ir a China me permitía agarrar ritmo para jugar el Mundial. Con una chance económica muy importante para mí y mi familia. Entonces había que hacer el sacrificio. Lo hicieron ellos volviendo de Europa a la Argentina solos y tratando de adaptarse al país, que no es fácil después de tantos años afuera. Lo hice yo viajando a China sabiendo que tenía fecha de vencimiento. Y hoy estamos hablando de que llegamos a ese momento gracias a Dios. Todos pusimos lo mejor para que el vínculo familiar mantuviera el día a día de la manera más normal posible. Y cada vez que pude en una fecha FIFA, o en un hueco, viajé a visitarlos.
— ¿Fue más difícil de lo que pensabas?
— No. Todo lo contrario. Yo iba preparado para que fuera pesado. Pero me trataron muy bien. La gente del club me ha dado la posibilidad de que pudiera desarrollarme. Obviamente, con su cultura, con sus costumbres, con su idiosincrasia. Yo también me comporté así. El saldo es positivo. Lo duro fue no estar con la familia. Hay cosas que no se recuperan en la vida. Y es el tiempo. Eso pesó para volver. Ya está. Era el momento y ya no había más qué pensar.
— ¿En lo futbolístico cómo fue pasar del Barcelona al Hebei Fortune de China? Suena a un shock fuerte.
— Pasar de Barcelona a cualquier equipo que no esté entre los mejores cinco del mundo ya es un cambio. Más ir a otro país, a una liga relativamente nueva, que no llega a los 20 años de fútbol profesional. Pero también estaba de mi parte colaborar para que la liga siga creciendo. Hoy puedo decir que me voy, pero seguramente en el futuro colaboraré con el club. Quieren que sigamos teniendo una relación y veremos cuál es el marco que le podemos dar. Todo lo que sea contribuir para mejorar el club y una liga que año tras año seguirá invirtiendo para mejorar me parece bueno. Después, las diferencias están. Uno debe tener los pies sobre la tierra y adaptarse. Si vos pensás que llegar a China a nivel organizativo será igual igual que la élite de Europa es un error. Por eso mismo contratan a jugadores y entrenadores de allá para nutrirse de esa experiencia.
Javier jamás sacó la chapa de Mascherano. Fue capaz de pararse firme contra dos belgas que le sacan dos cabezas con rulos, foto histórica del Mundial 2014. De desgarrarse lo que más duele para cruzar a Robben en el área y evitar un gol de Holanda en Brasil, el mes que fue meme positivo con la Selección. Igual él siempre se manejó igual. Líder respetuoso, humilde, con una autocrítica feroz. ¿O no es también inolvidable su llanto después de perder la final de la Copa América de Chile 2015 y su declaración “tal vez el problema sea yo”? Tal vez ahora venga el tiempo del reconocimiento que la Selección ha ahuyentado para futbolistas fantásticos de su generación. Un tipo cualquiera no debuta con la camiseta argentina antes que en River. Un jugador normal no es elegido durante casi ocho años por el mejor Barcelona de la historia, donde es uno de los cinco extranjeros que más partidos ha jugado junto a Messi, Dani Alves, Cocu y Koeman. Un perdedor no se lleva dos medallas de Oro con la Selección en Juegos Olímpicos (2004 y 2008), no juega una final de Mundial ni es el capitán de Argentina elegido por Maradona hasta que la cinta cae en el brazo de Leo. Ese pack acaba de incorporar Estudiantes para jerarquizar a su equipo y al fútbol argentino. Aunque Javier, en la hora de entrevista con Infobae, no hable como si fuera Mascherano. Pide ser uno más, se autoexige para competir y es feliz porque no mató al jugador antes de tiempo...
— ¿Cuándo surgió Estudiantes?
— Estudiantes surgió hace un año. Se mantuvo mucho tiempo en secreto. Muy raro. Esa también es una gran virtud del club. Y de los dirigentes, en este caso de Sebastián (Verón) y de Agustín Alayes, que son quienes más cerca están del fútbol profesional. Nació con algunas llamadas... Ellos tenían ganas de que yo llegara un tiempo antes. Por mi contrato y por un compromiso moral con el club chino no había manera de adelantar los plazos. Entonces seguimos hablando. Hasta que llegó un momento que era un tema más familiar mío. Tenía que decidir yo. Era “¿dónde queremos vivir? ¿Nos quedamos en la Argentina o vamos a otro lado?”. Al final la decisión familiar fue vivir en la Argentina y ahí cerré con Estudiantes.
— ¿La otra chance era vivir en Estados Unidos?
— Sí. He tenido ofertas de Estados Unidos, de Qatar, inclusive algunos sondeos de España. En un momento la idea era ir con la familia a Estados Unidos. Después decidimos que lo mejor era la Argentina.
— ¿El primero que llamó fue Verón? Ustedes fueron compañeros en la Selección de Basile y Maradona.
— A principio de año, en marzo, cuando Gaby Milito se hizo cargo del equipo ya empezó a contactarme. Antes Mariano Andújar me tiraba “¿cuando termines en China por qué no pensás en venir a Estudiantes?”. Y enseguida apareció Sebastián. Me empezó a llamar casi en simultáneo con Gaby. Y a interiorizarse de cuál era mi situación, mi contrato...
— Fue clave entonces que sostuvieran a Milito. Hace algunos partidos hasta lo silbaban los hinchas...
— Sí. Hay varias situaciones clave. Como se lo hice saber a Sebastián, hay muchas situaciones que voy conociendo del club y me parecen muy positivas. Como tener un proyecto a medio-largo plazo y que se sostenga más allá de los resultados. Algo que a veces en la Argentina no es fácil. Los resultados son importantes en el fútbol, lógico. Pero también estar convencido hacia dónde vas. En ese sentido, por lo que vi y escuché, porque aún no vivo el día a día, Estudiantes es así.
— Ya hablás, como hacen los jugadores identificados con el club, de “los valores de Estudiantes”. ¿Qué te llegó? En el club se habla mucho del sentido de pertenencia, de la familia...
— Cuando vi lo que hicieron en el funeral de Cacho Malbernat, en el del Tata Brown, sentí que son cosas que lo hacen diferente a Estudiantes. Los dos despedidos en la sede del club por miles de hinchas fue algo muy fuerte. Desde afuera uno lo ve como algo mucho más familiar que un club profesional normal. Y después, todo lo que pasó con la inauguración del estadio. Además tengo la posibilidad de conocer gente que ha sido muy importante en la historia del club y puedo consultarles cosas. Me van contando y eso en algún punto me hace sentir contenido a mí también. Es algo que uno busca. Que después de tantos años pueda llegar a un club y tener una cierta contención.
— Hablando de gente importante de Estudiantes que conocés, fue muy emotiva la bienvenida de Alejandro Sabella. Y también tu posteo de “espero verte pronto, Maestro”.
— Sí. Yo hablo seguido con Alejandro. Mantuve el contacto con él, con Claudio Gugnali, con el Profe Blanco. Por las distancias y los compromisos se me ha hecho difícil visitarlos. Pero en este tiempo que pasaré en La Plata trataré de cubrir ese saldo pendiente de todos estos años. Alejandro fue el técnico con el que más he conectado sentimentalmente en toda mi carrera. Con otros entrenadores he tenido una muy buena relación. Me he enriquecido muchísimo, porque tuve técnicos grandísimos. Pero con él me une un lazo mucho más afectivo. Que ha perdurado en el tiempo. La muestra de afecto y de respeto es recíproca. Y va más allá de un ex entrenador que tuve.
— ¿Pesó también la idea de que Andújar sea ayudante tuyo cuando te largues como entrenador?
— La idea es que si el día de mañana decido entrenar, él esté en el grupo del cuerpo técnico. El rol no lo sabemos. Veremos. El fútbol da tantas vueltas. Primero tengo que decidir yo qué voy a hacer de mi vida...
— Aunque se entiende por qué elegiste Estudiantes, uno se puede preguntar “¿por qué no River? Si Mascherano salió de ahí”.
— En los últimos tiempos no he tenido la posibilidad de charlar con la gente de River. Y no creo que ninguna de las dos partes deba forzarlo. Es verdad: en dos o tres oportunidades he hablado con Enzo (Francescoli) y con Rodolfo (D’Onofrio) para volver. Fue hace tiempo, cuando estaba en Barcelona. En ese momento yo creí que no era el momento. Mis proyectos eran otros. Y ahora los planes del club como los míos son distintos. Tampoco hay que darle demasiada vuelta. Mi afecto por River siempre va a estar porque es la institución que me formó como jugador. Eso no implica nada. Simplemente que el momento que yo decido volver, las condiciones están dadas para hacerlo a Estudiantes.