Masajes para las emociones
El soporte de nuestro cuerpo es la columna vertebral. Sin embargo, debido al peso y a otros factores, las vértebras o nervios de la columna pueden sufrir alteraciones que generan dolores y enfermedades. El método Dorn, originado en Alemania, es una terapia que se centra en la columna y que con...
El soporte de nuestro cuerpo es la columna vertebral. Sin embargo, debido al peso y a otros factores, las vértebras o nervios de la columna pueden sufrir alteraciones que generan dolores y enfermedades. El método Dorn, originado en Alemania, es una terapia que se centra en la columna y que con masajes energéticos alivia dolencias como cervicalgias, dorsalgias, lumbalgias, hernia discal y desgaste de vértebras.
Conociendo más
En Europa es muy conocido y ha tenido mucho éxito, se centra en masajes muy suaves, que no son riesgosos, y que buscan encontrar el origen emocional de la dolencia del paciente. La base de esta disciplina es el masaje de Breuss, que consiste en que quien lo hace deja fluir su energía a través de los dedos, que se conectan con la espalda de la otra persona.
Se busca eliminar bloqueos psíquicos, energéticos y corporales. Cada punto de dolor esconde un mal recuerdo, una pena o un trauma y a medida que los dedos tocan, giran y se deslizan, la terapeuta va identificando los bloqueos energéticos y habla con el paciente. Según el método Dorn, el cuerpo físico está ligado al cuerpo energético o emocional, por lo que en tanto el paciente recuerde sus traumas podrá sanar.
Con esto se canaliza la regeneración de los discos vertebrales y son la llave para la solución de muchos problemas del aparato locomotor, principalmente en la zona sacro ilíaca. En teoría, cada vértebra está conectada con un órgano del cuerpo, dando energía a diferentes órganos, sin embargo cuando hay un bloqueo en las cervicales, hay enfermedades y males.
La muerte de un hijo, un divorcio o la pérdida del trabajo son emociones que se cargan en la espalda y generan problemas que se hacen más profundos con el tiempo. Las sesiones que recomienda varían de acuerdo con la gravedad del problema. Lo ideal es que sean de tres a siete hasta notar mejorías.