Los enojos y la salud
Elías Vidaurre Médico Cualquier día de la semana, mes o año uno llega a enojarse, ¡por supuesto! Todos enfrentamos situaciones que no podemos controlar y ante las cuales, al no tener una respuesta adecuada, liberamos esa carga emocional en forma de coraje. Sentir enojo es algo...
Elías Vidaurre Médico
Cualquier día de la semana, mes o año uno llega a enojarse, ¡por supuesto! Todos enfrentamos situaciones que no podemos controlar y ante las cuales, al no tener una respuesta adecuada, liberamos esa carga emocional en forma de coraje. Sentir enojo es algo completamente normal e incluso útil, ya que bien encaminado puede servir para tener motivación para defenderse o salir adelante ante situaciones complicadas de la vida. Pero como sabemos, hasta tomar agua en exceso es malo, así que cuando una persona se enoja absolutamente por todo y ante todo, hay consecuencias físicas y mentales que lo aquejan.
Conociendo más
Esas descargas de adrenalina generadas por la furia, van acabando poco a poco con el sistema inmunológico. Ante esto, la gastritis, dermatitis, colitis o dolores de cabeza (que se transforman en migrañas severas) tienen la puerta abierta para entrar plácidamente caminando. Como si fueras un boxeador profesional, el enojarte en demasía provoca que se altere la actividad cerebral, de forma especial en los llamados lóbulos frontal y temporal, de ahí viene el dolor de cabeza.
Los enojos provocan que aumente la presión sanguínea, lo que a su vez deriva en que las arterias se deterioren. Piensa en una red de tuberías averiada y que necesita un cambio debido a su uso, la diferencia es que a ti no te pueden cambiar las arterias ¿verdad? Además de esto, se genera un desbalance importante de insulina. Contracturas y dolores musculares generalmente están a la orden el día, cuando se trata de enojarse todo el tiempo. Un dolor de espalda que dure de 24 horas, créeme que no es lo más cómodo del mundo.
Con los corajes aumenta de forma importante la acidez estomacal, misma que provoca mucho dolor, gastritis, reflujo, náuseas e incrementa el riesgo de la formación de úlceras. Es como si tuvieras un incendio en el estómago y esófago, no hay agua que pueda apagarlo y las noches se vuelven un suplicio auténtico. Los enojos provocan que se eleve el pulso cardiaco y la respiración, situación que provoca que el corazón trabaje de más y corras el riesgo de enfrentar una taquicardia. De seguir así, con el tiempo la palabra infarto puede ya rondar tu vida de manera real.
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La bilis se derrama dentro del cuerpo y la sangre es enviada a las orillas
Es importante que consideres que debes moderar los corajes
En casos extremos no vienen mal algunos cursos para el manejo de la ira
Cualquier día de la semana, mes o año uno llega a enojarse, ¡por supuesto! Todos enfrentamos situaciones que no podemos controlar y ante las cuales, al no tener una respuesta adecuada, liberamos esa carga emocional en forma de coraje. Sentir enojo es algo completamente normal e incluso útil, ya que bien encaminado puede servir para tener motivación para defenderse o salir adelante ante situaciones complicadas de la vida. Pero como sabemos, hasta tomar agua en exceso es malo, así que cuando una persona se enoja absolutamente por todo y ante todo, hay consecuencias físicas y mentales que lo aquejan.
Conociendo más
Esas descargas de adrenalina generadas por la furia, van acabando poco a poco con el sistema inmunológico. Ante esto, la gastritis, dermatitis, colitis o dolores de cabeza (que se transforman en migrañas severas) tienen la puerta abierta para entrar plácidamente caminando. Como si fueras un boxeador profesional, el enojarte en demasía provoca que se altere la actividad cerebral, de forma especial en los llamados lóbulos frontal y temporal, de ahí viene el dolor de cabeza.
Los enojos provocan que aumente la presión sanguínea, lo que a su vez deriva en que las arterias se deterioren. Piensa en una red de tuberías averiada y que necesita un cambio debido a su uso, la diferencia es que a ti no te pueden cambiar las arterias ¿verdad? Además de esto, se genera un desbalance importante de insulina. Contracturas y dolores musculares generalmente están a la orden el día, cuando se trata de enojarse todo el tiempo. Un dolor de espalda que dure de 24 horas, créeme que no es lo más cómodo del mundo.
Con los corajes aumenta de forma importante la acidez estomacal, misma que provoca mucho dolor, gastritis, reflujo, náuseas e incrementa el riesgo de la formación de úlceras. Es como si tuvieras un incendio en el estómago y esófago, no hay agua que pueda apagarlo y las noches se vuelven un suplicio auténtico. Los enojos provocan que se eleve el pulso cardiaco y la respiración, situación que provoca que el corazón trabaje de más y corras el riesgo de enfrentar una taquicardia. De seguir así, con el tiempo la palabra infarto puede ya rondar tu vida de manera real.
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La bilis se derrama dentro del cuerpo y la sangre es enviada a las orillas
Es importante que consideres que debes moderar los corajes
En casos extremos no vienen mal algunos cursos para el manejo de la ira