Las torpezas del MAS
Hubo un tiempo en el que el Movimiento Al Socialismo (MAS) tenía el poder total y ni por un segundo se concebía otra opción como alternativa de Gobierno. Esto tuvo su auge entre 2010 y 2015, la etapa en la que la Agenda de Octubre se disolvió en el plan desarrollista del ahora desaparecido...
Hubo un tiempo en el que el Movimiento Al Socialismo (MAS) tenía el poder total y ni por un segundo se concebía otra opción como alternativa de Gobierno. Esto tuvo su auge entre 2010 y 2015, la etapa en la que la Agenda de Octubre se disolvió en el plan desarrollista del ahora desaparecido Álvaro García Linera y que tenía a Juan Ramón Quintana sentado a los mandos.
Quintana, ese ministro de la Presidencia incombustible, desarrolló la técnica del globo de ensayo: lanzaba una idea – normalmente evo Morales -, la pimponeaba por diferentes sectores sociales, después por sus medios amigos y finalmente, la convertía en Ley en la Asamblea. El debate popular era ficticio, pero la amplificación permitía hacer creer lo contrario. En la deriva, cada vez hubo menos tiempo para el debate popular y más “le meto nomás”, porque al final el rodillo de los dos tercios en la Asamblea era por demás poderoso.
Ejemplos hay docenas: de la Ley contra el Racismo a la del SUS pasando por la propia Ley de convocatoria del Referéndum fallido del 21 de febrero. Es verdad que algunas también salieron mal, como los múltiples intentos de tapar la boca a los medios.
El Movimiento Al Socialismo sigue teniendo hoy una mayoría parlamentaria muy cualificada que le permite seguir haciendo cosas como la del pasado jueves: acelerar la convocatoria electoral mediante un procedimiento legislativo también acelerado y al calor de un supuesto clamor que “se sintió con el cacerolazo y petardazo en todo el país” ese mismo jueves, pero que en realidad quedó reducido a un muy minoritario alboroto en algunas laderas de La Paz que además se vincularon a unos aislados estallidos violentos contra la cuarentena en El Alto y Yapacaní, probablemente más producto de los efluvios del alcohol que de una estrategia organizada.
Cualquier analista con un manual básico de teoría de la conspiración deduciría que el MAS de Copa ha vuelto a abrir la puerta de la salvación al Gobierno de Jeanine Áñez, como ya lo ha hecho en varias ocasiones en lo que va de Gobierno accidental.
Lo que no está claro es quién se sienta ahora en el cuadro de mandos del MAS. Luis Arce Catacora, que replegó su campaña y apenas ha dejado unas pocas manifestaciones públicas durante la crisis médica, no ha dicho nada sobre la convocatoria electoral, aunque la Presidenta Jeanine Áñez lo acusó a él de promover ese anticipo electoral como “títere de Evo Morales”.
El MAS de la Asamblea ha tenido serias discrepancias con la “jerarquía porteña” por una cuestión de supervivencia elemental. Eva Copa, presidenta del Senado, no hablaba con Evo Morales, a la sazón presidente del MAS, jefe de campaña y quien tomó las decisiones de las listas. O eso decían.
La cuestión es que la convocatoria ha vuelto a polarizar la situación entre “masistas” y “pititas” dejando la crisis de la pandemia en un segundo plano e incluso convirtiendo absurdamente la cuarentena en un asunto político. Cualquier analista con un manual básico de teoría de la conspiración deduciría que el MAS de Copa ha vuelto a abrir la puerta de la salvación al Gobierno de Jeanine Áñez, como ya lo ha hecho en varias ocasiones en lo que va de Gobierno accidental.
Sin embargo, varias fuentes ratifican que la decisión salió de la cúpula del Movimiento Al Socialismo en el exilio, aunque nadie quiere hacerse cargo. Las elecciones podrían ser el 26 de julio o el 2 de agosto, por lo que coincidirían con el pico de la pandemia, cuya evolución es incierta luego de que el Gobierno diseñara la “cuarentena dinámica” para “democratizar” la responsabilidad de las medidas de encierro entre alcaldías y Gobernaciones, siempre más presas de las tensiones internas.
Cabe recordar, para acabar este análisis, que las elecciones se ganan en primera vuelta con 51% de la votación o con 40% siempre que haya una distancia de diez puntos con el segundo. Cabe recordar también que el MAS en octubre de 2019, con todos los resortes del poder en la mano, apenas llegó al 47% y forzando, según la OEA.
Los grandes consultores que el MAS contrató para no oír le recomendaron volver a ser un partido amable y popular para recuperar el voto que en algún momento se asustó. De momento parece haber tomado la vía kamikaze.
Quintana, ese ministro de la Presidencia incombustible, desarrolló la técnica del globo de ensayo: lanzaba una idea – normalmente evo Morales -, la pimponeaba por diferentes sectores sociales, después por sus medios amigos y finalmente, la convertía en Ley en la Asamblea. El debate popular era ficticio, pero la amplificación permitía hacer creer lo contrario. En la deriva, cada vez hubo menos tiempo para el debate popular y más “le meto nomás”, porque al final el rodillo de los dos tercios en la Asamblea era por demás poderoso.
Ejemplos hay docenas: de la Ley contra el Racismo a la del SUS pasando por la propia Ley de convocatoria del Referéndum fallido del 21 de febrero. Es verdad que algunas también salieron mal, como los múltiples intentos de tapar la boca a los medios.
El Movimiento Al Socialismo sigue teniendo hoy una mayoría parlamentaria muy cualificada que le permite seguir haciendo cosas como la del pasado jueves: acelerar la convocatoria electoral mediante un procedimiento legislativo también acelerado y al calor de un supuesto clamor que “se sintió con el cacerolazo y petardazo en todo el país” ese mismo jueves, pero que en realidad quedó reducido a un muy minoritario alboroto en algunas laderas de La Paz que además se vincularon a unos aislados estallidos violentos contra la cuarentena en El Alto y Yapacaní, probablemente más producto de los efluvios del alcohol que de una estrategia organizada.
Cualquier analista con un manual básico de teoría de la conspiración deduciría que el MAS de Copa ha vuelto a abrir la puerta de la salvación al Gobierno de Jeanine Áñez, como ya lo ha hecho en varias ocasiones en lo que va de Gobierno accidental.
Lo que no está claro es quién se sienta ahora en el cuadro de mandos del MAS. Luis Arce Catacora, que replegó su campaña y apenas ha dejado unas pocas manifestaciones públicas durante la crisis médica, no ha dicho nada sobre la convocatoria electoral, aunque la Presidenta Jeanine Áñez lo acusó a él de promover ese anticipo electoral como “títere de Evo Morales”.
El MAS de la Asamblea ha tenido serias discrepancias con la “jerarquía porteña” por una cuestión de supervivencia elemental. Eva Copa, presidenta del Senado, no hablaba con Evo Morales, a la sazón presidente del MAS, jefe de campaña y quien tomó las decisiones de las listas. O eso decían.
La cuestión es que la convocatoria ha vuelto a polarizar la situación entre “masistas” y “pititas” dejando la crisis de la pandemia en un segundo plano e incluso convirtiendo absurdamente la cuarentena en un asunto político. Cualquier analista con un manual básico de teoría de la conspiración deduciría que el MAS de Copa ha vuelto a abrir la puerta de la salvación al Gobierno de Jeanine Áñez, como ya lo ha hecho en varias ocasiones en lo que va de Gobierno accidental.
Sin embargo, varias fuentes ratifican que la decisión salió de la cúpula del Movimiento Al Socialismo en el exilio, aunque nadie quiere hacerse cargo. Las elecciones podrían ser el 26 de julio o el 2 de agosto, por lo que coincidirían con el pico de la pandemia, cuya evolución es incierta luego de que el Gobierno diseñara la “cuarentena dinámica” para “democratizar” la responsabilidad de las medidas de encierro entre alcaldías y Gobernaciones, siempre más presas de las tensiones internas.
Cabe recordar, para acabar este análisis, que las elecciones se ganan en primera vuelta con 51% de la votación o con 40% siempre que haya una distancia de diez puntos con el segundo. Cabe recordar también que el MAS en octubre de 2019, con todos los resortes del poder en la mano, apenas llegó al 47% y forzando, según la OEA.
Los grandes consultores que el MAS contrató para no oír le recomendaron volver a ser un partido amable y popular para recuperar el voto que en algún momento se asustó. De momento parece haber tomado la vía kamikaze.