La Universidad es una oportunidad
Mucho se habla de la gestión de las autoridades universitarias, denigrando a las mismas mirando desde afuera como si sería un método que evidencia deficiencias y sesgos en la administración, esta actitud especialmente se da por aquellos que creen tener soluciones a la crisis que enfrenta la...
Mucho se habla de la gestión de las autoridades universitarias, denigrando a las mismas mirando desde afuera como si sería un método que evidencia deficiencias y sesgos en la administración, esta actitud especialmente se da por aquellos que creen tener soluciones a la crisis que enfrenta la Universidad y que se traduce en mediocres resultados en la gestión académica.
Hagamos un recuento de todas las gestiones anteriores, pero de manera objetiva y analítica para saber desde donde se origina este lastre que frena la inserción de nuestra academia al mundo del desarrollo científico y tecnológico que lleve a la formación estratégica de nuestros jóvenes que son los que estarán en el futuro.
Hay personas que se consideran adultas pero que siguen una ruta de conducta aparentemente altruista pero luego con el poder logrado, las decisiones adoptadas van en cualquier dirección menos en el rumbo de construir un mejor futuro para nuestros estudiantes.
También, se habla mucho sobre el comportamiento de los docentes, que puede ser verdad que hay los que con sus actos denigran la imagen de la docencia universitaria y de la Institución, pero no es correcto generalizar esta posición falsa. Como en toda organización hay buenos y malos funcionarios.
Sin embargo, queda pendiente el estudiante, pero ¿qué decimos de los estudiantes?, si nos manejamos con una visión correcta la Universidad representa para ellos una oportunidad para tener una mayor probabilidad de una mejor vida en el futuro, por eso la misión de nuestra Universidad resalta que se debe lograr una formación profesional integral, competitiva, reflexiva, crítica e identificado con su entorno social.
El estudiante ingresa a la universidad, pero como considera que no representa ningún costo para él su formación, si quiere se desarrolla con responsabilidad y si no quiere se dedica a buscar maneras de encontrar caminos para lograr el cartón o se queda por muchas gestiones hasta que se le ocurre salirse de la academia y no le reclamamos nada. Son los padres de familia más bien los que cumplen el rol del control con sus hijos para que sean responsables, pero la universidad no le exige un rendimiento apropiado para beneficiarse de la oportunidad que le da la patria para que se forme profesionalmente con un costo cero para él. Esto crea un clima no apropiado para que nuestra juventud pueda internalizar en su comportamiento respeto, responsabilidad, compromiso y resiliencia, que junto al conocimiento que pueda desarrollar sirva para que tenga la capacidad y la destreza de enfrentar los retos del futuro. Hay que pensar cómo enseñar a pensar.
Hagamos un recuento de todas las gestiones anteriores, pero de manera objetiva y analítica para saber desde donde se origina este lastre que frena la inserción de nuestra academia al mundo del desarrollo científico y tecnológico que lleve a la formación estratégica de nuestros jóvenes que son los que estarán en el futuro.
Hay personas que se consideran adultas pero que siguen una ruta de conducta aparentemente altruista pero luego con el poder logrado, las decisiones adoptadas van en cualquier dirección menos en el rumbo de construir un mejor futuro para nuestros estudiantes.
También, se habla mucho sobre el comportamiento de los docentes, que puede ser verdad que hay los que con sus actos denigran la imagen de la docencia universitaria y de la Institución, pero no es correcto generalizar esta posición falsa. Como en toda organización hay buenos y malos funcionarios.
Sin embargo, queda pendiente el estudiante, pero ¿qué decimos de los estudiantes?, si nos manejamos con una visión correcta la Universidad representa para ellos una oportunidad para tener una mayor probabilidad de una mejor vida en el futuro, por eso la misión de nuestra Universidad resalta que se debe lograr una formación profesional integral, competitiva, reflexiva, crítica e identificado con su entorno social.
El estudiante ingresa a la universidad, pero como considera que no representa ningún costo para él su formación, si quiere se desarrolla con responsabilidad y si no quiere se dedica a buscar maneras de encontrar caminos para lograr el cartón o se queda por muchas gestiones hasta que se le ocurre salirse de la academia y no le reclamamos nada. Son los padres de familia más bien los que cumplen el rol del control con sus hijos para que sean responsables, pero la universidad no le exige un rendimiento apropiado para beneficiarse de la oportunidad que le da la patria para que se forme profesionalmente con un costo cero para él. Esto crea un clima no apropiado para que nuestra juventud pueda internalizar en su comportamiento respeto, responsabilidad, compromiso y resiliencia, que junto al conocimiento que pueda desarrollar sirva para que tenga la capacidad y la destreza de enfrentar los retos del futuro. Hay que pensar cómo enseñar a pensar.