Investigación: hombres que tienen hijas son menos sexistas
Un nuevo estudio encontró “evidencia robusta” que sugiere que ser padre de una niña en edad escolar “reduce la probabilidad de que los padres mantengan actitudes tradicionales” respecto a normas y valores de género, donde se supone que el hombre debe trabajar y la mujer quedarse en...
Un nuevo estudio encontró “evidencia robusta” que sugiere que ser padre de una niña en edad escolar “reduce la probabilidad de que los padres mantengan actitudes tradicionales” respecto a normas y valores de género, donde se supone que el hombre debe trabajar y la mujer quedarse en casa.
Este fenómeno es conocido como el “Efecto Niña Poderosa” (Mighty Girl Effect), y describe el proceso de aprendizaje empático que viven los padres cuando observan los desafíos que enfrentan sus hijas mientras crecen.
El estudio fue publicado recientemente en Oxford Economic Papers (revista especializada en economía), por sus autores Mireia Borrell-Porta, Joan Costa-Font y Julia Philipp, de diferentes facultades de la London School of Economics.
La investigación recogió y analizó las respuestas de más de 5 mil hombres que calificaron cuán de acuerdo están con afirmaciones como: “El trabajo del hombre es ganar dinero” y “El trabajo de la mujer es cuidar la casa y la familia”. Estos datos se recolectaron a través de la Encuesta del Panel de Hogares de Gran Bretaña, entre 1991 y 2012.
Hallazgos
Los resultados muestran que los hombres que viven con hijas (incluyendo hijastras, hijas adoptivas, hijas temporales, etc.) tienen menos probabilidad de estar de acuerdo con las normas y roles tradicionales de género. Este efecto es más notorio entre padres cuyas hijas están en edad de ir a la secundaria, lo que sugiere que los padres pueden cambiar su punto de vista a través del tiempo.
En palabras de los autores: “Nuestras estimaciones sugieren que la probabilidad de que los padres apoyen normas tradicionales de género se reduce en aproximadamente 8% cuando tienen hijas en edad de ir a la escuela primaria, y de 11% cuando sus hijas están en edad de ir a la secundaria”. Mientras que este efecto “generalmente no es estadísticamente significativo” en las actitudes de las madres.
“Ser padres de hijas en edad preescolar está asociado con una mayor probabilidad de comportarse de manera tradicional. Sin embargo, ser padres de hijas que van a la escuela primaria y secundaria está asociado con una menor probabilidad de seguir la norma tradicional del hombre que trabaja y la mujer que se queda en casa”, escriben en su estudio.
En este sentido, concluyen que “las actitudes sobre las normas de género no son estables a lo largo de la vida y pueden ser moldeadas o re-conformadas por las experiencias en la adultez”.
Implicancias
En una entrevista con el diario británico The Guardian, uno de los autores, el Dr. Joan Costa-Font, explicó que tener hijas les da a los hombres una visión más cercana a la experiencia de vida femenina.
“Ellos experimentan en primera mano los problemas que existen en el mundo femenino; eso modera sus actitudes hacia las normas de género y les acerca a poder ver el panorama completo desde la perspectiva de las mujeres”, afirma.
Según los investigadores, no encontraron efectos significativos entre mujeres u hombres que ya tenían posiciones feministas, y que verificaron que estadísticamente sus resultados “no están impulsados por heterogeneidad individual no observada, reglas de fertilidad endógena, causalidad reversa, o desgaste de la muestra de estimación”, por lo que los consideran confiables y robustos.
¿Más hijas o más exposición?
Según el profesor de la Escuela de Negocios de Harvard (Harvard Business School), Paul Gompers, que realizó una investigación similar, la idea principal de este tipo de estudios es la exposición. En este sentido, no se trata de que los hombres tengan más hijas, sino de que éstos tengan una vista cercana y completa de la realidad que enfrentan las mujeres.
“Mientras más expuestos estamos a quienes son diferentes a nosotros, nos vamos volviendo menos sesgados”, afirma. Por tanto, “observar sus luchas y problemas, especialmente de mi hija de 25 años que está trabajando en una empresa de software en Nueva York, ha me ha permitido acceder a percepciones que ciertamente dependen de tener hijas”.
El sexismo
Los expertos consideran que es imposible medir o cuantificar si el sexismo –la actitud discriminatoria de quien infravalora a las personas del sexo opuesto o hace distinción de las personas según su sexo- está aumentando o no.
Pero lo que sí parece evidente es la percepción de una gran parte de la población de que está en aumento. Por ejemplo, la encuesta Pew 2018 en EEUU revela que la cantidad de estadounidenses que consideran que el sexismo es un problema “muy grande” ha aumentado en 11% comparado con el año 2016.
En Bolivia, los medios de comunicación han estado reflejando de manera creciente los casos de violaciones, violencia intrafamiliar y feminicidios en los últimos años.
No está claro si esto significa que los casos están aumentando realmente, o si es que la concientización de los medios de comunicación, de las autoridades y de las propias víctimas que ahora se animan a denunciar y luchar contra este flagelo más abiertamente es lo que está haciendo que este tipo de casos sean más difundidos, tanto en los medios tradicionales como en las redes sociales.
Lo que está claro es que el problema está vinculado a cómo hombres y mujeres perciben sus roles y derechos en la sociedad, y que cambiar esto es difícil. La investigación arriba citada muestra un camino: que los hombres vean y sientan en carne propia lo que tienen que atravesar las mujeres en esta sociedad machista y discriminadora.