En Tarija, “humanizar” al perro le causa ansiedad y al criador soledad
El excesivo cariño a perros o gatos, hace que sus criadores los “humanicen”, pero eso no significa que sea un buen trato, por el contrario hace que tengan problemas y les genera ansiedad. En contrapartida, la persona dedicada excesivamente a su mascota se aísla de su entorno, de sus...
El excesivo cariño a perros o gatos, hace que sus criadores los “humanicen”, pero eso no significa que sea un buen trato, por el contrario hace que tengan problemas y les genera ansiedad. En contrapartida, la persona dedicada excesivamente a su mascota se aísla de su entorno, de sus amistades, proyecta en ella sus afectos y los retira de sus pares.
El presidente de la Sociedad Protectora de Animales de Tarija (Spat), Gonzalo Torres, que la gente que quiere a sus mascotas, respeta sus necesidades y sensibilidades, lo trata bien, le da la mejor comida, le hace una cama, está bien, pero poco a poco va avanzando, empieza por el frío, entonces le compra una chompa, luego “zapatitos”, después un gorro, cuando en realidad en esta situación solo necesita un lugar caliente que sea suyo.
Necesidades
La persona cubre las necesidades del animal con las que él mismo tiene, le otorga su sensaciones, sentimientos y no toma en cuenta las que tiene la mascota ya que tiene otros requerimientos, está “equipado y bien preparado” para el ambiente en el que vive, por ejemplo en el clima tarijeño no necesita una chompa.
Para él, en caso de frío, es suficiente que tenga un lugar donde sepa que estará caliente, un lecho donde se hará un ovillo y mantenga el calor que él mismo genere, lo sabe porque lo tiene en su instinto. Pero luego se exagera, tienen una cama propia igual que la de una persona, tiene juguetes de todo tipo, ya no son solo juguetes para perrito, le dan peluches, etc.
Pero, en el caso de que se les obligue a adoptar conductas humanas, con obligarlo a estar parado, les provoca problemas, le genera incomodidad, lo que se traduce en estrés y ansiedad. Por ejemplo, un caniche viene provisto de un pelaje capaz de soportar hasta cinco grados bajo cero y desde su nacimiento, pero apenas el humano siente frío, le pone una chompa, sale el sol sube la temperatura hasta 10 grados, pero él está al doble, como en un sauna y eso le genera molestia.
“La gente se olvida que el animal está provisto para estados de la naturaleza que son más extremos –dijo-. Nos equivocamos al “humanizarlos”, a veces hasta generarle algunas enfermedades de la piel, alergias, el pelo se le empieza a caer y no se dan cuenta que le están haciendo daño. Además, se le quita de los medios para defenderse solo cuando este en la calle”
Ellos tiene necesidad de libertad, comer alimento adecuado para ellos, correr, tener amigos o amiga, estar en la naturaleza, que huela a otro perro, que haga las cosas que los perros hacen.
Humanos
En contrapartida, la psicóloga del Instituto Nacional de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de Drogodependencias y Salud Mental (Intraid), Raquel Caero, apuntó que en el ser humano existen varios factores para que “humanice” a sus mascotas, por ejemplo las carencias afectivas que muchas veces sienten, aunque no es la regla.
Por ejemplo, a la persona le inunda el sentimiento de soledad y no necesariamente física, tiene un vacío existencial que no lo pueden llenar, ni siquiera sus propios logros, sus actividades o los seres humanos que se encuentran alrededor suyo.
Entonces sus afectos lo van depositando en los seres que no le van a “fallar”, porque de alguna manera las mascotas son leales y fieles “hasta la muerte” y colocan en las mascotas esa necesidad de apego, ser queridos de manera incondicional y desinteresada.
No logran mantener una relación con su familia, con la pareja, los amigos y descargan esta ansiedad en la mascota, así se sienten contenidos, pero toda situación que no llegue a un extremo y no sea desadaptado, es aceptable.
Por cuando sucede lo contrario, por ejemplo, no puede separarse de su mascota en ningún momento, establece una relación de dependencia, ingresa en el campo de las neurosis, proyecta sus necesidades de cariño, de fidelidad, de amor y su ansiedad en el animal.
Establecen un vínculo tan fuerte que se aíslan del resto de su entorno familiar y social, del ámbito donde se mueve, lo que no le permite expresar sentimientos a otra persona, y en caso de pérdida dela mascota y pueden quedarse con la depresión y se instaura un trastorno depresivo.
Por su parte, la miembro del grupo “Corazón Animal”, Rosario Miranda Orozco, expresó que está de acuerdo que los animales necesitan abrigo, cuidado y alimentación, pero lo que está mal es obligarlos a realizar acciones o estar en posiciones que no son naturales para ellos como sentarlos en un triciclo u obligarlos a mantenerse de pie.
“Tiene que ver con el estado emocional de la persona, sostuvo, existen algunas que llenan su vacíos con la mascota y en algunos casos tienen la posibilidad de comprarles ropa que llena un armario, darles una torta en sus aniversario, llevarlos a la peluquería, pintarles las uñas, pueden hacerlo, siempre y cuando no se les cause maltrato y daño”.
El presidente de la Sociedad Protectora de Animales de Tarija (Spat), Gonzalo Torres, que la gente que quiere a sus mascotas, respeta sus necesidades y sensibilidades, lo trata bien, le da la mejor comida, le hace una cama, está bien, pero poco a poco va avanzando, empieza por el frío, entonces le compra una chompa, luego “zapatitos”, después un gorro, cuando en realidad en esta situación solo necesita un lugar caliente que sea suyo.
Necesidades
La persona cubre las necesidades del animal con las que él mismo tiene, le otorga su sensaciones, sentimientos y no toma en cuenta las que tiene la mascota ya que tiene otros requerimientos, está “equipado y bien preparado” para el ambiente en el que vive, por ejemplo en el clima tarijeño no necesita una chompa.
Para él, en caso de frío, es suficiente que tenga un lugar donde sepa que estará caliente, un lecho donde se hará un ovillo y mantenga el calor que él mismo genere, lo sabe porque lo tiene en su instinto. Pero luego se exagera, tienen una cama propia igual que la de una persona, tiene juguetes de todo tipo, ya no son solo juguetes para perrito, le dan peluches, etc.
Pero, en el caso de que se les obligue a adoptar conductas humanas, con obligarlo a estar parado, les provoca problemas, le genera incomodidad, lo que se traduce en estrés y ansiedad. Por ejemplo, un caniche viene provisto de un pelaje capaz de soportar hasta cinco grados bajo cero y desde su nacimiento, pero apenas el humano siente frío, le pone una chompa, sale el sol sube la temperatura hasta 10 grados, pero él está al doble, como en un sauna y eso le genera molestia.
“La gente se olvida que el animal está provisto para estados de la naturaleza que son más extremos –dijo-. Nos equivocamos al “humanizarlos”, a veces hasta generarle algunas enfermedades de la piel, alergias, el pelo se le empieza a caer y no se dan cuenta que le están haciendo daño. Además, se le quita de los medios para defenderse solo cuando este en la calle”
Ellos tiene necesidad de libertad, comer alimento adecuado para ellos, correr, tener amigos o amiga, estar en la naturaleza, que huela a otro perro, que haga las cosas que los perros hacen.
Humanos
En contrapartida, la psicóloga del Instituto Nacional de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de Drogodependencias y Salud Mental (Intraid), Raquel Caero, apuntó que en el ser humano existen varios factores para que “humanice” a sus mascotas, por ejemplo las carencias afectivas que muchas veces sienten, aunque no es la regla.
Por ejemplo, a la persona le inunda el sentimiento de soledad y no necesariamente física, tiene un vacío existencial que no lo pueden llenar, ni siquiera sus propios logros, sus actividades o los seres humanos que se encuentran alrededor suyo.
Entonces sus afectos lo van depositando en los seres que no le van a “fallar”, porque de alguna manera las mascotas son leales y fieles “hasta la muerte” y colocan en las mascotas esa necesidad de apego, ser queridos de manera incondicional y desinteresada.
No logran mantener una relación con su familia, con la pareja, los amigos y descargan esta ansiedad en la mascota, así se sienten contenidos, pero toda situación que no llegue a un extremo y no sea desadaptado, es aceptable.
Por cuando sucede lo contrario, por ejemplo, no puede separarse de su mascota en ningún momento, establece una relación de dependencia, ingresa en el campo de las neurosis, proyecta sus necesidades de cariño, de fidelidad, de amor y su ansiedad en el animal.
Establecen un vínculo tan fuerte que se aíslan del resto de su entorno familiar y social, del ámbito donde se mueve, lo que no le permite expresar sentimientos a otra persona, y en caso de pérdida dela mascota y pueden quedarse con la depresión y se instaura un trastorno depresivo.
Por su parte, la miembro del grupo “Corazón Animal”, Rosario Miranda Orozco, expresó que está de acuerdo que los animales necesitan abrigo, cuidado y alimentación, pero lo que está mal es obligarlos a realizar acciones o estar en posiciones que no son naturales para ellos como sentarlos en un triciclo u obligarlos a mantenerse de pie.
“Tiene que ver con el estado emocional de la persona, sostuvo, existen algunas que llenan su vacíos con la mascota y en algunos casos tienen la posibilidad de comprarles ropa que llena un armario, darles una torta en sus aniversario, llevarlos a la peluquería, pintarles las uñas, pueden hacerlo, siempre y cuando no se les cause maltrato y daño”.