El placer de la comida
Camilo Andrade Nutricionista Es de sobra conocido que el ser humano debe consumir alimentos inocuos para contribuir así a un óptimo estado de salud, pero también es claro que las personas no escogen los alimentos por sus propiedades nutricionales, sino por el disfrute que estos les...
Camilo Andrade Nutricionista
Es de sobra conocido que el ser humano debe consumir alimentos inocuos para contribuir así a un óptimo estado de salud, pero también es claro que las personas no escogen los alimentos por sus propiedades nutricionales, sino por el disfrute que estos les generan. A la hora de comer, son la cocina y el placer de los sentidos los dos factores que más nos seducen. No es de extrañar, por tanto, que la cultura de la “cata” y la comparación de productos esté tan extendida, como tampoco sorprende que todos tengamos algún plato estrella, aun sin ser cocineros profesionales.
A tomar en cuenta
Es importante saber que solo existen cinco sabores básicos y que, por lo tanto, no existe el sabor a naranja, ni a chocolate. Es la integración de estos sabores básicos con los aromas (olores percibidos desde la boca, dado que la boca y la cavidad nasal están conectadas) los que de manera habitual (y errónea) interpretamos como “sabor”.
Si hay algo que hacemos todas las personas es disfrutar de manera sensorial de aquellas preparaciones que nos gustan. Desde una perspectiva fisiológica, usamos a diario nuestros sentidos (vista, gusto, tacto, oído y olfato). Son herramientas indispensables de nuestra capacidad de adaptación y subsistencia en el medio porque nos mantienen unidos a la realidad. El objetivo final es la integración de estas sensaciones con información de nuestra memoria para el entender el entorno y producir el placer de comer.
La cocina y el placer de los sentidos son los dos factores que más seducen a la hora de comer
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Es de sobra conocido que el ser humano debe consumir alimentos inocuos para contribuir así a un óptimo estado de salud, pero también es claro que las personas no escogen los alimentos por sus propiedades nutricionales, sino por el disfrute que estos les generan. A la hora de comer, son la cocina y el placer de los sentidos los dos factores que más nos seducen. No es de extrañar, por tanto, que la cultura de la “cata” y la comparación de productos esté tan extendida, como tampoco sorprende que todos tengamos algún plato estrella, aun sin ser cocineros profesionales.
A tomar en cuenta
Es importante saber que solo existen cinco sabores básicos y que, por lo tanto, no existe el sabor a naranja, ni a chocolate. Es la integración de estos sabores básicos con los aromas (olores percibidos desde la boca, dado que la boca y la cavidad nasal están conectadas) los que de manera habitual (y errónea) interpretamos como “sabor”.
Si hay algo que hacemos todas las personas es disfrutar de manera sensorial de aquellas preparaciones que nos gustan. Desde una perspectiva fisiológica, usamos a diario nuestros sentidos (vista, gusto, tacto, oído y olfato). Son herramientas indispensables de nuestra capacidad de adaptación y subsistencia en el medio porque nos mantienen unidos a la realidad. El objetivo final es la integración de estas sensaciones con información de nuestra memoria para el entender el entorno y producir el placer de comer.
La cocina y el placer de los sentidos son los dos factores que más seducen a la hora de comer
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