El intolerable silencio sobre Tariquía

Han pasado algo más de cuatro meses desde que el presidente Evo Morales se fue hasta Bermejo para promulgar las leyes que consolidaron el contrato entre el Estado, Petrobras y YPFB Chaco para entrar a la Reserva de Tariquía a buscar hidrocarburos en las áreas de San Telmo y Astilleros. Han...

EDITORIAL
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Han pasado algo más de cuatro meses desde que el presidente Evo Morales se fue hasta Bermejo para promulgar las leyes que consolidaron el contrato entre el Estado, Petrobras y YPFB Chaco para entrar a la Reserva de Tariquía a buscar hidrocarburos en las áreas de San Telmo y Astilleros.

Han pasado también tres meses y medio desde que el Ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, envalentonado en una conferencia de prensa, aseguró que el proyecto ya no iba más y que se llevaba los muchos millones firmados del departamento de Tarija a otro departamento, así sin precisar mayor información.

Han pasado tres meses y medio menos dos días desde que el gerente de YPFB Chaco, Eduardo Paz, tuvo que salir a explicar que los contratos no habían sido aún protocolizados y que, por tanto, la bravuconada de su jefe podía ser posible y no se trataba, sin más, de una pataleta infantil ante la incapacidad manifiesta de seducir a prácticamente nadie con un proyecto en el que se promete plata de la misma manera que los enésimos que se prometieron anteriormente, sin éxito, con el añadido de que esta vez pone en riesgo la sostenibilidad de la más emblemática de las Reservas Naturales de Tarija.

Han pasado tres meses y una semana desde que el mismo Eduardo Paz tomó un avión y se plantó en Bermejo donde vive la inmensa mayoría de los comunarios del distrito 11, coincidente con el área de San Telmo, donde se perforarán los pozos. 10 de las 11 comunidades apoyan la exploración así que el acto quedó como una proclamación. Eduardo Paz dijo entonces que ya procedía la protocolización porque había el apoyo popular y que por lo tanto ya no procedía lo que dijo su jefe el Ministro Luis Alberto Sánchez, a la sazón presidente del Directorio de YPFB Corporación.

Aún dos semanas después de ese momento el Ministro Sánchez volvió a pasar por delante de unos micrófonos cuando entraba a la carrera al gabinete del miércoles en La Paz y volvió a asegurar que no había contratos protocolizados. Ya ninguno de sus colaboradores quiso salir a aclarar nada. Le dieron nomas la razón. Así como dicen.

Desde entonces nada se dice públicamente ni de forma oficial. Se conoce que la china Synopec ya terminó con el trabajo de sísmica en todo el área; se sabe también que hay puntos identificados para pinchar y se sabe que ya hay la empresa contratada para hacer el camino y planchada a los diferentes pozos del futuro.

También se sabe que adentro de la Reserva, en el cantón que lleva el nombre de Tariquía, se han entregado viviendas sociales prácticamente para todos y todas y que apenas pueden ya atender más demandas, pero que igualmente rechazan la exploración. Se sabe también que al otro lado, en San Telmo, apenas han llegado a prometer caminos que necesitarán para sus propios intereses petroleros, que no hay viviendas sociales y apenas hay electricidad y agua por cañería. Y que en Chiquiacá están deseando que pinchen cuanto antes para pedir su 45 por ciento con más fuerza que nunca.

De lo que se habla poco es de lo que puede pasar después de la sísmica. Peor de lo que puede pasar después de la perforación. El martes un asambleísta del MAS salió a decir que en toda esa zona los peces estaban muriendo, como los ríos, pero el miércoles vino a decir que no dijo eso. Y que no le gusta la foto del río San Telmo. Y así seguimos.

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