Crónicas de cuarentena: El encierro no es para chimultrufias
Recuerdo que mi amiga americana Kelly no se rasuraba porque no veía necesario tal asunto en su vida de viajes y aventuras, pero una vez llegada a Tarija y con eso de que “donde fueses haz lo que vieres”, decidió ser “amable”. “Hoy seré amable con la gente…me voy a rasurar” decía...
Recuerdo que mi amiga americana Kelly no se rasuraba porque no veía necesario tal asunto en su vida de viajes y aventuras, pero una vez llegada a Tarija y con eso de que “donde fueses haz lo que vieres”, decidió ser “amable”. “Hoy seré amable con la gente…me voy a rasurar” decía riendo a carcajada grave…
Hoy yo decidí, como ella, ser un poco amable después de tantos días de cuarentena, no por el hecho de rasurarme sino por el hecho de pintarme o arreglarme un poquito. Había decidido sólo usar quita ojeras con eso hacía ya un cambio sustancial, pero luego vi mis cejas y opté por la deforestación; seguí con la sombra de cejas, vi mis labios pálidos y secos y no hubo más remedio que usar el lápiz labial, y ya puestos, vi mis pestañas caídas y agarré el machucapestañas que me acompaña desde tiempos inmemoriales… Continué mi rutina de teletrabajo, pero me sentí todavía media pálida y volví por el colorete.
Decidí ser amable hoy con mi hermano luego del susto de su vida que se pegó el lunes cuando salía del baño imbuido en sus estreses de cuarentena y aislamiento. Me lo crucé en el pasillo sin luces y se quedó frío, perplejo de verme…y echó un grito muy fuerte al aire… “¡Me has hecho asustar, no andes así por la casa!” acertó a decir mientras se componía luego de que me reconoció.
Me quedé buen rato pensando qué significaba que no ande así. Más tarde me respondió “pareces un fantasma, una bruja, un ente, ¡hasta la chimultrufia estaba mejor! ¿Cómo vas a andar así?”. Lo mandé a tomar un mate relajante para sus nervios y sus susceptibilidades, impropios – digo yo – de un hombre que lleva una década rodando por el mundo. Pero luego lo entendí.
Resulta que yo andaba con dolor de ovarios por lo que encima del pijama-buzo (ropa oficial de cuarentena), me envolví una frazada vieja en el vientre, y como me dolía el cuello de la mala postura por el teletrabajo me envolví una chompa alrededor del cuello para dar calorcito, sólo unos cuidados empíricos para enfrentar dichos males, y si a eso sumaba mi cara de recién levantada… pues tenía razón.
Hoy vuelvo al teletrabajo, espero que al menos no se lleve ningún susto.
¿Quieres contarnos como lo estás viviendo? Mándanos tu texto o tus fotos a [email protected]
Hoy yo decidí, como ella, ser un poco amable después de tantos días de cuarentena, no por el hecho de rasurarme sino por el hecho de pintarme o arreglarme un poquito. Había decidido sólo usar quita ojeras con eso hacía ya un cambio sustancial, pero luego vi mis cejas y opté por la deforestación; seguí con la sombra de cejas, vi mis labios pálidos y secos y no hubo más remedio que usar el lápiz labial, y ya puestos, vi mis pestañas caídas y agarré el machucapestañas que me acompaña desde tiempos inmemoriales… Continué mi rutina de teletrabajo, pero me sentí todavía media pálida y volví por el colorete.
Decidí ser amable hoy con mi hermano luego del susto de su vida que se pegó el lunes cuando salía del baño imbuido en sus estreses de cuarentena y aislamiento. Me lo crucé en el pasillo sin luces y se quedó frío, perplejo de verme…y echó un grito muy fuerte al aire… “¡Me has hecho asustar, no andes así por la casa!” acertó a decir mientras se componía luego de que me reconoció.
Me quedé buen rato pensando qué significaba que no ande así. Más tarde me respondió “pareces un fantasma, una bruja, un ente, ¡hasta la chimultrufia estaba mejor! ¿Cómo vas a andar así?”. Lo mandé a tomar un mate relajante para sus nervios y sus susceptibilidades, impropios – digo yo – de un hombre que lleva una década rodando por el mundo. Pero luego lo entendí.
Resulta que yo andaba con dolor de ovarios por lo que encima del pijama-buzo (ropa oficial de cuarentena), me envolví una frazada vieja en el vientre, y como me dolía el cuello de la mala postura por el teletrabajo me envolví una chompa alrededor del cuello para dar calorcito, sólo unos cuidados empíricos para enfrentar dichos males, y si a eso sumaba mi cara de recién levantada… pues tenía razón.
Hoy vuelvo al teletrabajo, espero que al menos no se lleve ningún susto.
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