Cristo homosexual agita poder religioso que gobierna Brasil
Jesucristo en una relación homosexual al cumplir 30 años forma parte del vídeo accesible en Netflix que provoca polémicas y que derivó en un caso judicial y otro policial, además de poner en tela de juicio el poder que ha adquirido la religión en Brasil. El Estado brasileño es laico,...
Jesucristo en una relación homosexual al cumplir 30 años forma parte del vídeo accesible en Netflix que provoca polémicas y que derivó en un caso judicial y otro policial, además de poner en tela de juicio el poder que ha adquirido la religión en Brasil.
El Estado brasileño es laico, establece la Constitución, pero el gobierno del presidente Jair Bolsonaro, investido el 1 de enero de 2019, adopta criterios religiosos en muchas de sus acciones.
“Dios por encima de todos” fue el lema de la campaña electoral del presidente en 2018, que repite en muchos de sus discursos y que varios ministros intentaron incluir en documentos oficiales, antes de recibir advertencias por su carácter inconstitucional.
Las facilidades económicas que cuentan las iglesias, especialmente las evangélicas, como son las exenciones tributarias, se han ampliado en el gobierno de Bolsonaro. Y el exsecretario de Recaudación Federal, Marcos Cintra, que propuso un impuesto que gravaría las religiones, fue despedido en septiembre por presiones del presidente.
Bolsonaro anunció su intención de aumentar los subsidios a las iglesias, abaratando sus gastos con energía, y de nombrar un juez evangélico para sustituir a los miembros del Supremo Tribunal Federal (STF), quienes se jubilarán en este y el próximo año.
También mantiene el plan de trasladar la embajada brasileña en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, en respuesta a una demanda de las iglesias evangélicas, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump.
Varios ministros de Bolsonaro son evangélicos, empezando por la ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos, Damares Alves, que admitió ser “terriblemente evangélica”, al tomar posesión del cargo.
Damares Alves es la ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos de Brasil, pastora religiosa que se dice "terriblemente evangélica" en un Estado laico. Sus ideas y políticas son netamente influidas por creencias religiosas, así como en otros ministerios del gobierno de Jair Bolsonaro. El presidente se dice católico pero se bautizó como evangélico en el Río Jordán, en Israel, en 2016, y abusa del discurso religioso en sus acciones públicas.
En ese ambiente, de amplio empoderamiento religioso, especialmente de las iglesias pentecostales y neopentecostales, aparece el vídeo de 46 minutos del grupo humorístico “Porta dos fundos” (Puerta trasera, en libre traducción) con una contundente parodia sobre el nacimiento del cristianismo.
La obra, disponible desde inicio de diciembre, exhibe un Jesucristo gay, a Dios como un amante que insiste en sacar a María, la madre de Cristo, de la familia, y a José como un tonto e irritado marido traicionado.
La “blasfemia”, como definen religiosos ofendidos, generó fuertes protestas, como era de prever. La Asociación Centro Dom Bosco de Fe y Cultura pidió a la Justicia prohibir la difusión de la obra, que ofendería la fe y el honor de los cristianos.
El pedido fue acogido el 8 de este mes por el juez de apelación Benedicto Abicair, de Río de Janeiro, que ordenó a Netflix sacar el vídeo “La primera tentación de Cristo” de su plataforma.
“Calmar los ánimos” de la sociedad “mayoritariamente cristiana” y agitada por la parodia bíblica fue la justificación del juez, quien arguyó, además, que el derecho a la libertad de expresión “no es absoluto”.
Pero distinta fue la opinión de Abicair en noviembre de 2017 a favor del entonces diputado Jair Bolsonaro, acusado de homofobia y racismo por decir que los homosexuales son producto de una mala educación familiar, en una entrevista televisiva. “En una democracia (no se puede) censurar el derecho de manifestación de nadie”, sentenció el juez.
Su decisión de ahora fue revocada el día siguiente por el Supremo Tribunal Federal (STF), a través de un fallo del presidente de esa corte suprema, José Dias Tóffoli, en respuesta a un recurso de Netflix contra la “censura judicial”.
Tóffoli recordó que el STF reafirmó varias veces “la plenitud del ejercicio de la libertad de expresión” como un derecho inherente a la dignidad humana y la vigencia de la Constitución.
Una sátira humorística no afecta valores de la fe cristiana de más de dos mil años, acotó.
En los medios jurídicos, las opiniones se dividieron. Organizaciones mayoritarias, como la Orden (Colegio) de Abogados de Brasil, rechazaron la censura inadmisible y el “retroceso” en las libertades democráticas.
Pero la Asociación Nacional de Juristas Islámicos se solidarizó con los cristianos, con un mensaje de protesta contra Netflix y Porta dos Fundos.
Los hechos se agravaron por el atentado de un grupo dicho “integralista” (surgido en los años 1930 e inspirado en el fascismo italiano) que lanzó bombas incendiarias, los conocidos “cócteles molotov”, contra la sede de Porta dos Fundos, en Río de Janeiro, el 24 de noviembre.
El único agresor identificado, Eduardo Fauzi, viajó a Rusia el 29 de diciembre, y busca la condición de refugiado político para evitar la prisión ordenada por la Justicia brasileña. Su extradición es probable en base a un acuerdo entre Brasil y Rusia.
“No queda otra forma de responder sino con las propias manos” a los ataques contra la fe, cuando el “paradigma liberal, que es hegemónico en la posmodernidad” atea, impone sus pensamientos e impide que cristianos sean oídos, así se justificó Fauzi en una entrevista por WhatsApp al sitio web de periodismo Colabora.
A causa del atentado, que no provocó víctimas humanas, Fauzi fue expulsado del Partido Social Liberal (PSL) al que estaba afiliado desde 2011. Se trata del mismo partido por el cual Bolsonaro llegó a la Presidencia y que él dejó el 19 de noviembre de 2019, para crear su propio movimiento Alianza por Brasil.
La sátira navideña de Porta dos Fundos refleja la molestia que sienten sectores de la población brasileña ante la creciente injerencia religiosa en la gestión pública, el abandono del Estado laico.
Bolsonaro en reiteradas ocasiones afirmó que el poder pertenece a la mayoría, que en Brasil es cristiana, olvidando promesas de gobernar para todos y el pluralismo que identifica a la democracia.
En sus actos, él responde especialmente a los sectores que le dieron el triunfo electoral; cerca de 70 por ciento de los evangélicos le concedieron sus votos.
El vídeo que sigue disponible en Netflix cuenta a su modo el regreso de Cristo tras los 40 días en el desierto en que fue sometido a tentaciones. Una atracción homosexual fue la tentación elegida por los humoristas.
Recibido en su regreso por la familia de fiesta por sus 30 años, conoció entonces la misión que le atribuyó Dios. Sus dudas se mezclan con sueños provocados por alguna droga y su “enamorado”, Orlando, termina por adoptar su verdadera identidad, el diablo o la mayor tentación.
Cristo vence la lucha con el diablo, poseyéndolo y haciéndolo estallar, tras perder las primeras batallas de golpes paralizadores o aniquiladores, así como su padre Dios. Es decir, superó la tentación y asumió su misión de Mesías, como señala la Biblia, pero por caminos burlescos.
Además de los humoristas, los ateos empiezan a reaccionar ante la oleada mística. La Asociación de Ateos y Agnósticos de Brasil apareció cuestionando monumentos católicos en locales públicos y espectáculos de música góspel con dinero del Estado laico.
Un problema generado por algunas iglesias es el rechazo a vacunas que está contribuyendo a la reaparición o al recrudecimiento de enfermedades como el sarampión. Hay religiosos que recomiendan a sus fieles abstenerse de vacunar a sus hijos, con falsos argumentos, como el riesgo de contaminación y otras enfermedades.
El lío del video y la justicia de Brasil
La Justicia de Brasil ordenó el pasado 8 de enero censurar el programa especial de Netflix en el que se insinúa que Jesucristo es gay. Tras una escalada de tensión que empezó con peticiones de boicot e incluyó hasta un ataque con cócteles molotov, un juez de Río de Janeiro decidió que lo mejor es que el programa de Porta dos Fundos 'La primera tentación de Cristo' sea retirado.
En su decisión, el juez Benedicto Abicair argumenta lo siguiente: "Me parece más adecuado y benéfico, no sólo para la comunidad cristiana, sino para la sociedad brasileña, mayoritariamente cristiana, hasta que se juzgue el mérito (...) recurrir a la cautela para calmar los ánimos, por lo que concedo la decisión preliminar en la forma requerida".
Aceptaba así la petición del Centro Don Bosco Fé y Cultura, un grupo católico ultra que en su página web cita como uno de sus propósitos formar "soldados de Cristo por medio de la vida espiritual e intelectual para actuar en la cultura, defendiendo la fe verdadera". La decisión de retirar el programa de la plataforma de 'streaming', que en un principio fue negada por la Justicia, es provisional y se puede recurrir.
El programa de Porta dos Fundos es un especial de Navidad que se realiza cada año. La edición de 2018, en la que los apóstoles y Jesús se emborrachaban locamente en la Última Cena, ganó hace poco el Emmy a mejor comedia internacional.
La edición de este año desató las iras de grupos conservadores porque insinúa que Jesús (Gregorio Duvivier) tuvo una experiencia homosexual con un amigo que conoció durante su retiro en el desierto, Orlando (Fábio Porchat). Además del polémico Jesucristo gay, Dios aparece retratado como un galán que se burla de José y que trata de seducir a María continuamente. Además de estos especiales de Navidad, el grupo, muy popular en Brasil, realiza pequeños 'sketches' de humor disponibles en YouTube, que acumulan millones de visualizaciones.
Cuando el programa con el Jesús gay vio la luz a mediados de diciembre, empezaron a surgir peticiones 'online' para que Netflix retirase el programa, y llamamientos al boicot. Pero la campaña fue más lejos: el 24 de diciembre, un grupo de cinco hombres atacó con cócteles molotov la sede de la productora en Río de Janeiro, provocando graves daños materiales en la fachada del edificio.
La policía logró identificar a uno de los autores, Eduardo Fauzi, un hombre con varios antecedentes penales y que estaba afiliado al Partido Social Liberal (PSL), la formación a la que pertenecía hasta hace poco el presidente Jair Bolsonaro. El sospechoso, que confirmó a través de un vídeo ser uno de los responsables, huyó a Rusia poco después de que fuera identificado por la policía, y ahora está en la lista roja de la Interpol.
Antes de que la policía identificara a Fauzi, otro grupo reivindicó el ataque a través de las redes sociales, el “Comando de Insurgencia Popular Nacionalista de la Familia Integrista Brasileña”. Tres hombres encapuchados y con la voz distorsionada reivindicaron el ataque "para ajusticiar los anhelos de todo el pueblo brasileño contra la actitud blasfema y antipatriótica" de los "militantes marxistas" de Porta dos Fundos.
Los cómicos recibieron muestras de solidaridad de otros artistas y de entidades que pidieron que el ataque fuera tratado como un acto terrorista. Bolsonaro y el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Sérgio Moro, no se pronunciaron sobre el episodio. En algunas calles de Río han surgido pintadas con el lema “Fauzi héroe”.
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El Estado brasileño es laico, establece la Constitución, pero el gobierno del presidente Jair Bolsonaro, investido el 1 de enero de 2019, adopta criterios religiosos en muchas de sus acciones.
“Dios por encima de todos” fue el lema de la campaña electoral del presidente en 2018, que repite en muchos de sus discursos y que varios ministros intentaron incluir en documentos oficiales, antes de recibir advertencias por su carácter inconstitucional.
Las facilidades económicas que cuentan las iglesias, especialmente las evangélicas, como son las exenciones tributarias, se han ampliado en el gobierno de Bolsonaro. Y el exsecretario de Recaudación Federal, Marcos Cintra, que propuso un impuesto que gravaría las religiones, fue despedido en septiembre por presiones del presidente.
Bolsonaro anunció su intención de aumentar los subsidios a las iglesias, abaratando sus gastos con energía, y de nombrar un juez evangélico para sustituir a los miembros del Supremo Tribunal Federal (STF), quienes se jubilarán en este y el próximo año.
También mantiene el plan de trasladar la embajada brasileña en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, en respuesta a una demanda de las iglesias evangélicas, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump.
Varios ministros de Bolsonaro son evangélicos, empezando por la ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos, Damares Alves, que admitió ser “terriblemente evangélica”, al tomar posesión del cargo.
Damares Alves es la ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos de Brasil, pastora religiosa que se dice "terriblemente evangélica" en un Estado laico. Sus ideas y políticas son netamente influidas por creencias religiosas, así como en otros ministerios del gobierno de Jair Bolsonaro. El presidente se dice católico pero se bautizó como evangélico en el Río Jordán, en Israel, en 2016, y abusa del discurso religioso en sus acciones públicas.
En ese ambiente, de amplio empoderamiento religioso, especialmente de las iglesias pentecostales y neopentecostales, aparece el vídeo de 46 minutos del grupo humorístico “Porta dos fundos” (Puerta trasera, en libre traducción) con una contundente parodia sobre el nacimiento del cristianismo.
La obra, disponible desde inicio de diciembre, exhibe un Jesucristo gay, a Dios como un amante que insiste en sacar a María, la madre de Cristo, de la familia, y a José como un tonto e irritado marido traicionado.
La “blasfemia”, como definen religiosos ofendidos, generó fuertes protestas, como era de prever. La Asociación Centro Dom Bosco de Fe y Cultura pidió a la Justicia prohibir la difusión de la obra, que ofendería la fe y el honor de los cristianos.
El pedido fue acogido el 8 de este mes por el juez de apelación Benedicto Abicair, de Río de Janeiro, que ordenó a Netflix sacar el vídeo “La primera tentación de Cristo” de su plataforma.
“Calmar los ánimos” de la sociedad “mayoritariamente cristiana” y agitada por la parodia bíblica fue la justificación del juez, quien arguyó, además, que el derecho a la libertad de expresión “no es absoluto”.
Pero distinta fue la opinión de Abicair en noviembre de 2017 a favor del entonces diputado Jair Bolsonaro, acusado de homofobia y racismo por decir que los homosexuales son producto de una mala educación familiar, en una entrevista televisiva. “En una democracia (no se puede) censurar el derecho de manifestación de nadie”, sentenció el juez.
Su decisión de ahora fue revocada el día siguiente por el Supremo Tribunal Federal (STF), a través de un fallo del presidente de esa corte suprema, José Dias Tóffoli, en respuesta a un recurso de Netflix contra la “censura judicial”.
Tóffoli recordó que el STF reafirmó varias veces “la plenitud del ejercicio de la libertad de expresión” como un derecho inherente a la dignidad humana y la vigencia de la Constitución.
Una sátira humorística no afecta valores de la fe cristiana de más de dos mil años, acotó.
En los medios jurídicos, las opiniones se dividieron. Organizaciones mayoritarias, como la Orden (Colegio) de Abogados de Brasil, rechazaron la censura inadmisible y el “retroceso” en las libertades democráticas.
Pero la Asociación Nacional de Juristas Islámicos se solidarizó con los cristianos, con un mensaje de protesta contra Netflix y Porta dos Fundos.
Los hechos se agravaron por el atentado de un grupo dicho “integralista” (surgido en los años 1930 e inspirado en el fascismo italiano) que lanzó bombas incendiarias, los conocidos “cócteles molotov”, contra la sede de Porta dos Fundos, en Río de Janeiro, el 24 de noviembre.
El único agresor identificado, Eduardo Fauzi, viajó a Rusia el 29 de diciembre, y busca la condición de refugiado político para evitar la prisión ordenada por la Justicia brasileña. Su extradición es probable en base a un acuerdo entre Brasil y Rusia.
“No queda otra forma de responder sino con las propias manos” a los ataques contra la fe, cuando el “paradigma liberal, que es hegemónico en la posmodernidad” atea, impone sus pensamientos e impide que cristianos sean oídos, así se justificó Fauzi en una entrevista por WhatsApp al sitio web de periodismo Colabora.
A causa del atentado, que no provocó víctimas humanas, Fauzi fue expulsado del Partido Social Liberal (PSL) al que estaba afiliado desde 2011. Se trata del mismo partido por el cual Bolsonaro llegó a la Presidencia y que él dejó el 19 de noviembre de 2019, para crear su propio movimiento Alianza por Brasil.
La sátira navideña de Porta dos Fundos refleja la molestia que sienten sectores de la población brasileña ante la creciente injerencia religiosa en la gestión pública, el abandono del Estado laico.
Bolsonaro en reiteradas ocasiones afirmó que el poder pertenece a la mayoría, que en Brasil es cristiana, olvidando promesas de gobernar para todos y el pluralismo que identifica a la democracia.
En sus actos, él responde especialmente a los sectores que le dieron el triunfo electoral; cerca de 70 por ciento de los evangélicos le concedieron sus votos.
El vídeo que sigue disponible en Netflix cuenta a su modo el regreso de Cristo tras los 40 días en el desierto en que fue sometido a tentaciones. Una atracción homosexual fue la tentación elegida por los humoristas.
Recibido en su regreso por la familia de fiesta por sus 30 años, conoció entonces la misión que le atribuyó Dios. Sus dudas se mezclan con sueños provocados por alguna droga y su “enamorado”, Orlando, termina por adoptar su verdadera identidad, el diablo o la mayor tentación.
Cristo vence la lucha con el diablo, poseyéndolo y haciéndolo estallar, tras perder las primeras batallas de golpes paralizadores o aniquiladores, así como su padre Dios. Es decir, superó la tentación y asumió su misión de Mesías, como señala la Biblia, pero por caminos burlescos.
Además de los humoristas, los ateos empiezan a reaccionar ante la oleada mística. La Asociación de Ateos y Agnósticos de Brasil apareció cuestionando monumentos católicos en locales públicos y espectáculos de música góspel con dinero del Estado laico.
Un problema generado por algunas iglesias es el rechazo a vacunas que está contribuyendo a la reaparición o al recrudecimiento de enfermedades como el sarampión. Hay religiosos que recomiendan a sus fieles abstenerse de vacunar a sus hijos, con falsos argumentos, como el riesgo de contaminación y otras enfermedades.
El lío del video y la justicia de Brasil
La Justicia de Brasil ordenó el pasado 8 de enero censurar el programa especial de Netflix en el que se insinúa que Jesucristo es gay. Tras una escalada de tensión que empezó con peticiones de boicot e incluyó hasta un ataque con cócteles molotov, un juez de Río de Janeiro decidió que lo mejor es que el programa de Porta dos Fundos 'La primera tentación de Cristo' sea retirado.
En su decisión, el juez Benedicto Abicair argumenta lo siguiente: "Me parece más adecuado y benéfico, no sólo para la comunidad cristiana, sino para la sociedad brasileña, mayoritariamente cristiana, hasta que se juzgue el mérito (...) recurrir a la cautela para calmar los ánimos, por lo que concedo la decisión preliminar en la forma requerida".
Aceptaba así la petición del Centro Don Bosco Fé y Cultura, un grupo católico ultra que en su página web cita como uno de sus propósitos formar "soldados de Cristo por medio de la vida espiritual e intelectual para actuar en la cultura, defendiendo la fe verdadera". La decisión de retirar el programa de la plataforma de 'streaming', que en un principio fue negada por la Justicia, es provisional y se puede recurrir.
El programa de Porta dos Fundos es un especial de Navidad que se realiza cada año. La edición de 2018, en la que los apóstoles y Jesús se emborrachaban locamente en la Última Cena, ganó hace poco el Emmy a mejor comedia internacional.
La edición de este año desató las iras de grupos conservadores porque insinúa que Jesús (Gregorio Duvivier) tuvo una experiencia homosexual con un amigo que conoció durante su retiro en el desierto, Orlando (Fábio Porchat). Además del polémico Jesucristo gay, Dios aparece retratado como un galán que se burla de José y que trata de seducir a María continuamente. Además de estos especiales de Navidad, el grupo, muy popular en Brasil, realiza pequeños 'sketches' de humor disponibles en YouTube, que acumulan millones de visualizaciones.
Cuando el programa con el Jesús gay vio la luz a mediados de diciembre, empezaron a surgir peticiones 'online' para que Netflix retirase el programa, y llamamientos al boicot. Pero la campaña fue más lejos: el 24 de diciembre, un grupo de cinco hombres atacó con cócteles molotov la sede de la productora en Río de Janeiro, provocando graves daños materiales en la fachada del edificio.
La policía logró identificar a uno de los autores, Eduardo Fauzi, un hombre con varios antecedentes penales y que estaba afiliado al Partido Social Liberal (PSL), la formación a la que pertenecía hasta hace poco el presidente Jair Bolsonaro. El sospechoso, que confirmó a través de un vídeo ser uno de los responsables, huyó a Rusia poco después de que fuera identificado por la policía, y ahora está en la lista roja de la Interpol.
Antes de que la policía identificara a Fauzi, otro grupo reivindicó el ataque a través de las redes sociales, el “Comando de Insurgencia Popular Nacionalista de la Familia Integrista Brasileña”. Tres hombres encapuchados y con la voz distorsionada reivindicaron el ataque "para ajusticiar los anhelos de todo el pueblo brasileño contra la actitud blasfema y antipatriótica" de los "militantes marxistas" de Porta dos Fundos.
Los cómicos recibieron muestras de solidaridad de otros artistas y de entidades que pidieron que el ataque fuera tratado como un acto terrorista. Bolsonaro y el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Sérgio Moro, no se pronunciaron sobre el episodio. En algunas calles de Río han surgido pintadas con el lema “Fauzi héroe”.
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