Ayudando al niño a comer bien
Camilo Andrade Nutricionista Los niños pequeños tienden a ser bastante maniáticos con las comidas; suelen tener gustos y aversiones muy marcadas con ciertas cosas, como son las hortalizas y las verduras. Si la gama de alimentos que se incluyen en los menús familiares es amplia, el niño...
Camilo Andrade Nutricionista
Los niños pequeños tienden a ser bastante maniáticos con las comidas; suelen tener gustos y aversiones muy marcadas con ciertas cosas, como son las hortalizas y las verduras. Si la gama de alimentos que se incluyen en los menús familiares es amplia, el niño tiene más posibilidades de variar y es muchísimo más fácil que acepte un mayor número de platos.
A tomar en cuenta
Por el contrario, si los hábitos alimentarios familiares se alejan de las recomendaciones en cuanto a frecuencia de consumo o incluyen poca variedad (tan sólo dos o tres tipos de verduras o de frutas), resulta incoherente para el niño entender que debe comer de todo. El ejemplo sobre las costumbres en la alimentación que tenga el niño en casa marcará con casi seguridad sus hábitos alimentarios para toda su vida.
Los siguientes consejos pueden ayudar: Comenzar el día con frutas. Un vaso de zumo de fruta, rebanadas de plátano, ciruelas o fresas, etc., darán un enérgico y delicioso comienzo al día, y le ofrecerán además una cantidad alta de fibra, más vitaminas y minerales y nada de grasa. Las frutas se pueden llevar fácilmente a todos los lugares y pueden darle una rápida carga de sabor y energía en cualquier momento. Al salir de paseo, es importante meter en la mochila o en la guantera del coche una manzana, una naranja, una pera, un plátano o una bolsa de frutos secos (nueces, pistachos, cacahuetes, etc.) o desecados.
Utilizar verduras congeladas o en conserva cuando sea imposible conseguir productos frescos
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Los niños pequeños tienden a ser bastante maniáticos con las comidas; suelen tener gustos y aversiones muy marcadas con ciertas cosas, como son las hortalizas y las verduras. Si la gama de alimentos que se incluyen en los menús familiares es amplia, el niño tiene más posibilidades de variar y es muchísimo más fácil que acepte un mayor número de platos.
A tomar en cuenta
Por el contrario, si los hábitos alimentarios familiares se alejan de las recomendaciones en cuanto a frecuencia de consumo o incluyen poca variedad (tan sólo dos o tres tipos de verduras o de frutas), resulta incoherente para el niño entender que debe comer de todo. El ejemplo sobre las costumbres en la alimentación que tenga el niño en casa marcará con casi seguridad sus hábitos alimentarios para toda su vida.
Los siguientes consejos pueden ayudar: Comenzar el día con frutas. Un vaso de zumo de fruta, rebanadas de plátano, ciruelas o fresas, etc., darán un enérgico y delicioso comienzo al día, y le ofrecerán además una cantidad alta de fibra, más vitaminas y minerales y nada de grasa. Las frutas se pueden llevar fácilmente a todos los lugares y pueden darle una rápida carga de sabor y energía en cualquier momento. Al salir de paseo, es importante meter en la mochila o en la guantera del coche una manzana, una naranja, una pera, un plátano o una bolsa de frutos secos (nueces, pistachos, cacahuetes, etc.) o desecados.
Utilizar verduras congeladas o en conserva cuando sea imposible conseguir productos frescos
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